En épocas de pocas pulgas, poca concentración o pocas ganas, se agradecen las propuestas audiovisuales que sacan un poco del dolor y la angustia diaria. Con esa lógica, la llegada de El Kimberley Proyect a UN3, el canal de televisión de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, trae un poco de aire y risas. La miniserie filmada en 2019 en clave de falso documental mezcla ficción y realidad, y relata la vida cotidiana de una joven californiana que llega a Montevideo para hacer una tesis en lingüística sobre el yeísmo rioplatense. Pero los días pasan y, a la manera de Mario Levrero en La novela luminosa, procrastina su tarea y nos muestra otras cosas.

Con la guía de su amigo-guía Facundo cámara en mano, Kimberley Horowitz (interpretada por Heather Shapiro, que también dirige la serie) atraviesa las desventuras de una familia rica caída en desgracia y debe compartir una habitación en la Ciudad Vieja con una amiga hippie y otra fanática del fútbol. Y a través de su recorrido cotidiano de Montevideo empieza a descascarar la ciudad y sus tradiciones. El resultado son 14 episodios que podrían ser íntegramente reflejados en alguno de los especiales que Agustín Ferrando ha hecho en Tiranos Temblad.

Munida de un halo de ingenuidad, mezcla entre superficialidad e incomprensión por un español que se deja entender pero que parece como que no, va diseccionando como quien no quiere algunas realidades locales, pero también universales: Shapiro dice en su propia web que le apasiona el humor porque permite abordar temas complejos, tabú, a través de la risa. “Yo no estoy acostumbrada a pensar en cosas tristes o profundas”, le dice al NO. Pero no es Shapiro sino Kimberley Horowitz, protagonista, directora y dueña de El Kimberley Proyect, la que entró en el diálogo.

En un episodio, por ejemplo, se aborda el racismo. “Yo no lo sentí en Uruguay, porque soy blanca, claro. La gente en general piensa qué buena chica, o se ponen enojados por mi acento. Pero al final siempre caigo bien porque soy yanki”, se da cuenta. Según datos del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional el 8,5% de la población uruguaya es afrodescendiente, la minoría étnica racial más grande del país. Y “la más rezagada en la inclusión social económica y educativa”.

--¿Qué sentís que contás de Uruguay?

--Para uruguayos y argentinos no enseño mucho, porque conocen, pero es como que dicen: "Guau, qué interesante esta chica que va a la vieja cárcel y ahora es un shopping, me había olvidado de ese dato". Eso me gusta que recuerden. Y a los de mi país que vean Montevideo y Uruguay, porque no saben ni dónde está en el mapa.

Kimberley se refiere a la cárcel de Punta Carretas, un centro de reclusión en el que estuvieron más de 800 presos políticos entre 1968 y 1985, y más famoso aún por la fuga de 111 presos que encabezó José Pepe Mujica en 1971. Allí hoy funciona el Shopping de Punta Carretas, y es una de las zonas comerciales más turísticas de la ciudad. Podés conocer la historia en este podcast de Anfibia. Con mirada extrañada, con la pátina de la ajenidad, Shapiro (o Horowitz, porque finalmente se mezclan realidad y ficción) logra mostrar desde esos ojos mezcla de inocentes y pícaros algunas realidades crueles.

--¿Qué es lo que más te sorprendió?

--Que haya tantas personas blancas y que todos los hombres están con barba. No me gusta tanto, salvo cuando lo lleva Jorge Drexler. Lo que más me gustó fueron los shoppings, el más interesante fue el de la terminal de Tres Cruces: podés entrar, comprarte zapatos y luego subirte a un ómnibus y estás en otro lugar. Es una tecnología que deberíamos adoptar en Estados Unidos.

En esta ocasión no hace mención a eso, pero a sólo dos cuadras de Tres Cruces se encuentra la ex Cárcel de Cabildo, una prisión de mujeres de la que, también en 1971, se fugaron 38 presas políticas que protagonizaron la mayor fuga de presas mujeres de la Historia. Y sobre eso podés conocer más en el libro 38 estrellas, de Josefina Licitra.

Volviendo a Horowitz y su experiencia uruguaya, cuenta el modo en que se adaptó al cariño y apego físico (prepandemia) del Río de la Plata: “Yo soy judía y eso es normal. Darse besos, comé, sentate, tomemos té, abrigate, así que me encanta ese modo. Lo que no puedo entender es lo del mate, no puedo tomarlo. Aunque debe de ser muy saludable porque es verde y tomar algo verde debe ser bueno”.

Es difícil. Por momentos parece que habla en serio, pone gesto adusto y dice ese tipo de cosas. Shapiro/Horovitz sueña con seguir su vlog (con v de video) en Argentina, Chile y Brasil. En Buenos Aires se enamoró del enojo histriónico de los taxistas: “Todos te gritan, como que si no gritan no saben conducir ni llevarte a destino”. No termina de ser claro si es en serio.

--Esa herencia judía que mencionabas, ¿impacta en el humor?

--Todos creen que los judíos somos graciosos, pero no somos más graciosos, somos más ansiosos y neuróticos y todos se ríen de eso.

--¿Por qué más ansiosos?

--Porque siempre estamos corriendo detrás del peligro. Es nuestra historia. Normalmente no hablo de cosas tristes, pero tuvimos unos problemas en el mundo, ya sabés, y por eso somos pocos y dispersos por el mundo.

--¿Y por qué viniste a Montevideo?

--Vine por un artículo de Buzzfeed, que decía que había 21 razones para venir a Uruguay y una era el presidente, Pepe Mujica. Pero bueno, ya hay otro, así que supongo que ahora son sólo 20 razones para vivir en Uruguay.