“Primero y principal, esto no es un libro, nunca fue pensado como libro”, cuenta Miguel Rep. Pero Cuarentínimos, en todo caso, se le parece mucho. Pero el artista de Página/12 se refiere a que Cuarentínimos es más que un libro, pues está concebido para ser atravesado con la experiencia de la realidad aumentada. Sí, se pueden leer los textos del mexicano Jorge F. Hernández junto a los dibujos del propio Rep, pero la simple descarga de la app “Lápiz” permite seguirlo como audio-libro con la voz del escritor y en video con la mano del dibujante desarrollando sus trazos.
“Es un objeto hermoso que pergeñaron los editores mexicanos de Minerva y captura la experiencia que desarrollamos Jorge desde Madrid, con ida y vuelta conmigo desde Buenos Aires, a partir del comienzo de la pandemia, en marzo del 2020”, explica Rep. “Jorge me enviaba sus textos ya oralizados con su potente voz mexicana, y yo le devolvía un dibujo quieto al principio, y al rato se me ocurrió que filmáramos mi mano dejando sacar dibujos”, revela. La edición final llegaba con Berenice Sotelo y de allí a las redes sociales. “Resulta que tuvo mucha repercusión en las tres orillas, Madrid, Buenos Aires y México, y ahí es donde aparecieron los orfebres graficos de Minerva”, apunta al sello mexicano.
"Los dos somos dramáticohumoristas”, define Rep para explicar el tono marcadamente humorístico que tienen los relatos, aun cuando textos y dibujos busquen reflejar cuestiones pandemiales. “Pero el sesgo principal creo que es lírico y literario, jugamos con temas que son de nuestros intereses mutuos: cierta música, ciertos autores, libros, artistas de nuestra sensibilidad comun”, reflexiona el dibujante, que reconoce una búsqueda del placer. “Siempre fue para pasarla bien, para despertar una sonrisa en medio de la creciente tragedia”.
No siempre dos que manejan el humor congenian en el trabajo. Los mecanismos del humor a veces son endemoniadamente personales. Pero entre Hernández y Rep hay un encuentro que sucede. “Yo no sé como será mi humor, pero el de Jorge es chispeante, autocorrosivo, urbano e ilustrado”, observa el dibujante. Pero quizás la clave pase por las otras habilidades de Hernández. “Su humor también está lleno de imágenes, porque él tambien dibuja y autoilustra muchas de sus columnas”, advierte Rep. “Pienso que Cuarentínimos es el encuentro de dos flamantes amigos, divididos por un océano y vueltos a unir por una pandemia, con una lengua y muchos intereses culturales afines, llenos de códigos y hasta códices en común”.
El trabajo semanal terminó corporizándose. “Este corpus es producto de una urgencia, una necesidad, mucha algarabía, desinterés comercial, mucho juego, trabajo sin respiro, ya que fueron decenas de dibujos de domingo a domingo, para subir a las redes, y que encontró una perdurabilidad en papel que dos amigos, un mexica y un argie, no buscamos”, evalúa el artista a la distancia. “Él escribió y oralizó, yo dibujé y edité. Editorial Minerva publicó un libro-objeto bello que nos trasciende. El resto no es silencio”.
Antes del libro, Rep confiesa que ni sabía de la realidad aumentada, como se llama a la propuesta digital-audiovisual que incluye (y constituye) el libro. “Tenía cierta información de que se usaba en los museos, pero nunca la había visto y cuando apareció el ofrecimiento nunca imaginé esa maravilla de la tecnología, que el libro tuviera dentro una vida audiovisual”, cuenta todavía con sorpresa. “La voz del enorme Jorge Hernández, y mis manos moviéndose para experimentar dibujos narrativos. Estoy chocho con este libro objeto. Ahora quisiera que todos mis libros fueran así, mostrando la cocina de cómo salen los dibujos”.
Lo curioso del caso es que la dupla ni siquiera se había planteado el juego en conjunto. “El asunto fue así: me llegan un par de audios de Hernández, con cuentínimos, los comparto con mi hermano Jorge, que, sabedor de mi buena onda con el mexicano, me dice '¿por qué no dibujás lo que te va mandando?'” El mexicano publica en El País de Madrid, y en Milenio de México. Alfaguara publica sus libros. Rep le hizo caso a su hermano y le mandó una ilustración y “una musiquita” a su amigo, que inmediatamente le devolvió “otro cuarentínimo”. Así los microrelatos empezaron a viajar a la Argentina y las ilustraciones a España. “Ahí ya empezó la rutina en las redes, los 7 días de la semana. Empecé a variar técnicas, hasta que un día se me ocurrió filmar mi mano dibujando en cámara rápida, y ahí salieron 60 cuentínimos para la cuarentena. Era un goce diario, en medio de una incertidumbre feroz, muy brava al principio en Madrid y luego ese encierro de réplica acá”, rememora Rep. “Teníamos la necesidad de divertirnos y de divertir. Hasta que el encierro se relajó en la península, y él pudo salir de su cuchitril”.