En un nuevo año, el Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos (FICDH) renueva su compromiso: el de sostener un espacio de reflexión crítica a través de las artes. Bajo la organización del Instituto Multimedia DerHumALC (Derechos Humanos en América Latina y Caribe), presentará su décimo novena edición, que se desarrollará del 27 de mayo al 2 de junio 2021 de manera virtual.
Una de las particularidades de este año es que, por primera vez en su historia, el FICDH cuenta con su propia plataforma de streaming para difundir los contenidos audiovisuales a través del sitio http://www.imd-stream.org">http://www.imd-stream.org “Es la segunda edición que hacemos en formato virtual y decidimos apostar a que este año tuviéramos una plataforma independiente gratuita a la cual se puede acceder únicamente desde Argentina. Sólo hay que hacer una inscripción de usuario y luego se pueden ver todas las películas”, explica Florencia Santucho, directora del festival. Mientras que, para consultar toda la información acerca de la Programación, Actividades Especiales y Escuelas hay que visitar el sitio web: http://www.ficdh.imd.org.ar">http://www.ficdh.imd.org.ar
Como lo viene haciendo desde 1997, el FICDH apunta a generar un espacio de debate sobre las problemáticas de derechos humanos a través de un cine en formato documental, ficción y de animación, con contenido crítico y compromiso social.
En esta edición, bajo el lema “Raíces en movimiento” buscará dar visibilidad a las narrativas de las personas que migran por razones económicas, culturales, de discriminación o persecución, así como de las desplazadas por conflictos armados o cuestiones ambientales. También de quienes heredan una pertenencia socio territorial a pesar de nunca haber viajado.
“Ya no hay un ser de aquí o de allá, somos de aquí y de allá a la vez”, dice Santucho, al sintetizar el espíritu que acompaña el evento. “Esta 19° edición pone en el centro del debate la identidad migrante, justo ahora, cuando la movilidad se ha limitado por un virus que denota la fragilidad del ecosistema saqueado por un paradigma societal excluyente y no sostenible”, afirma. El foco, según cuenta, “estará puesto en las historias de resiliencia y resistencia cultural de los pueblos originarios, las comunidades afro, las personas LGBTIQ+, las mujeres y les niñes”.
Entre más de 430 títulos inscriptos, se seleccionaron 52 películas en diferentes formatos y géneros con procedencia de 27 países del mundo. “Intentamos contar historias de todos los continentes, de la mayor diversidad cultural posible”, expresa la directora. De más de 430 películas inscriptas se seleccionaron 53 de 27 países distintos: Alemania (3), Argentina (9), Bélgica (1), Brasil (5), Canadá (3), Chile (1), Cuba (1), Ecuador (1), España (4), Francia (4), Grecia (1), Guatemala (1), Hungría (1), Kenia (1), Italia (2), México (2), Nicaragua (1), Palestina (1), Panamá (1), Perú (3), Sahara Occidental (2), Sudáfrica (1), Suecia (1), Suiza (1) Túnez (1), Ucrania (1) y Venezuela (1).
La sección competitiva se divide en tres categorías: Competencia Oficial de Largometrajes Internacionales, Competencia Oficial de Corto y Mediometrajes Internacionales, Competencia Oficial de Documentales Latinoamericanos.
Como en años anteriores, la programación está agrupada en las secciones Miradas de género, Infancia y Juventud, Migrantes, Memoria, Ambiente, Pueblos Originarios y Panorama, así como también en las " ventanas" Films for Transparency, FiSahara y Doxs, y los focos Afro y Mediterráneo.
“El foco Mediterráneo es uno de los que sostenemos en todas las ediciones del festival porque, tal como está sucediendo en este momento en Gaza, es una de las zonas donde más se violan los derechos humanos. En este sentido, hay mucha producción cinematográfica que nos hace reflexionar y también crear puentes entre mundos y culturas”, relata Santucho.
Del mismo modo, el foco Afro sostiene la premisa de representar y difundir historias transformadoras. Con este objetivo, se propone reflexionar sobre la diáspora africana y qué elementos de empoderamiento se encuentran hoy gracias al cine. Al interior de estos focos, se destaca la ventana FiSahara, que invita a conocer el conflicto olvidado del Sáhara Occidental, antigua colonia española en el norte de África que hoy, tras 45 años bajo ocupación militar de Marruecos, está pendiente de descolonizar. “En los campos de refugiados, los jóvenes logran producir películas y con eso difundir su historia, identidad y su resistencia. Es una de las formas para que el cine logre generar una autorepresentación de los pueblos desde su propia visión”, detalla Santucho.
Esa diversidad, que incluye películas documentales, de ficción y animación, es la que, para la directora, “permite darnos cuenta que es posible imaginarnos como una sociedad global compuesta de diferentes identidades, y que esa diversidad es una riqueza”.
En cuanto a la motivación detrás de esta nueva edición, Santucho explica que “en un momento de gran crisis como la que trajo la pandemia, resulta importante poder lograr construir una sociedad justa e incluyente, y reflexionar y reconocer nuestras raíces como sociedad”. Además, menciona que “está claro que, de aquí en más, el hambre y la emergencia ambiental aumentarán los flujos migratorios. Ya no se trata de un futuro apocalíptico sino de un presente y necesitamos descolonizar nuestras miradas para generar un cambio de paradigma”. Y agrega: “si queremos reconstruirnos como sociedad debemos valorizar la diversidad de las identidades fortaleciendo su vínculo con el territorio y la memoria activa”.
“Raíces en movimiento” recuerda que todos y todas poseen raíces migratorias de estas o pasadas generaciones. Desde el FICDH creen que reconocerlas, “nos permite imaginarnos como una sociedad donde las diversidades son un elemento de empoderamiento”. Un rasgo fundamental para la re/deconstrucción identitaria presente. Y es ahí, donde el cine “permite reencontrar las huellas que han dejado les ancestros en nuestra memoria, y acercar historias de vida a pesar de las diferencias y distancias culturales”.
Algunas recomendaciones
Santucho remarca que desde la organización del festival están “muy impresionados por la calidad de las producciones que recibieron este año”. Entre las películas que recalca menciona a 200 metros, un largometraje palestino que cuenta la historia de una familia que está directamente atravesada por el muro de separación israelí. También recomienda La llorona, de Jayro Bustamante, “una metáfora urgente de la historia reciente de Guatemala”.
Además, destaca producciones latinoamericanas que -según cuenta- “llaman mucho la atención”. Ese es el caso de Los lobos, una película mexicana de Samuel Kishi Leopo que recorrió varios festivales internacionales y que toca la problemática migrante y la cuestión de género. Del mismo modo, pondera el documental La vocera, de Luciana Kaplan. El film cuenta la historia de María de Jesús Patricio, la primera mujer indígena en aspirar a la presidencia cuestionando el sistema electoral mexicano.
A su vez, de los documentales argentinos que están participando de esta edición subraya: El ritual del alcaucil, una película de Ximena González perteneciente a la sección Memoria, que retoma historias de desaparecidos y muertos durante la última dictadura; Los ojos de Santiago, de Rodrigo Vázquez, una producción sobre el documentalista cubano Santiago Álvarez; 13.000 Km de Siria, de Fernando Lojo, que cuenta la historia de un grupo de refugiados sirios que escapa de la guerra y llega a la Argentina con la intención de encontrar paz y esperanza en sus vidas; y Esquirlas, de Natalia Garayalde, que aborda la explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero ocurrida el 3 noviembre de 1995.
Por otro lado, de la sección experimentales señala Aquí y allá, de Melisa Liebenthal. La realizadora indaga sobre su identidad y sobre la historia de su familia marcada por las migraciones a través de fotos, mapas y Google Earth.
Mientras que, de animación, distingue a Josep, la ópera prima del dibujante de prensa francés, Aurel. A través de la historia de la amistad surgida entre un gendarme francés y el artista plástico catalán Josep Bartolí, el film aborda el drama de los desplazados de ayer y de hoy.
Actividades especiales
Como en cada edición, el FICDH presentará una serie de actividades especiales. Este año, la propuesta incluye la posibilidad de participar de espacios de formación. Ambos con inscripción previa. Uno es la Master Class "El cine negro: historia y estética” dictado por Stefan Verna, realizador radicado en Montreal cuyas creaciones exploran distintos géneros. Su obra se nutre de su interés por la cultura del hip hop, el cine negro y la política. En la ponencia y taller se abordará la historia del Cine Negro desde sus inicios. Para eso, se buscará en las películas de los últimos cien años, tratando de vincular el Cine negro con los movimientos políticos en los que se inspiró. Con ese objetivo en mente, Stefan Verna propondrá analizar largometrajes, videos musicales, documentales, películas experimentales y programas de televisión actuales para ver cómo sobrevivió y se transformó el legado africano en estas obras. También se buscará generar un debate crítico alrededor del impacto en el público de estos trabajos.
Por su parte, el otro workshop llamado “El proceso de creación de una película documental”, será dictado por el director y guionista de cine documental Javier Corcuera Andrino. El taller desarrollará todas y cada una de las etapas que son necesarias en la elaboración de una película documental.
También habrá dos charlas: una que reunirá a distintas personalidades del mundo migrante latino, donde se tratará el tema migrante desde una visión feminista y antirracista (jueves 27 de mayo a las 18 por las redes sociales del festival); y otra, sobre la diáspora africana que incluirá a protagonistas de los movimientos afro en argentina y en la región, organizaciones sociales y referentes de otros países (lunes 31 de mayo a las 18).
A esto se sumará la posibilidad de conversar con los realizadores y algunos protagonistas de las películas. Cada día a las 20 se transmitirán por las redes sociales algunas mesas redondas donde participarán distintos directores y protagonistas. Algunas serán realizadas en vivo con la posibilidad de hacer preguntas o comentarios por los chats de YouTube y Facebook, mientras que otras estarán pre grabadas y, por lo tanto, solamente transmitidas el día del evento.
Participación de escuelas
Junto a la competencia oficial, el Festival desarrolla la sección Escuelas que contiene películas hechas para y por jóvenes estudiantes. Bajo la certeza de que el cine es una herramienta de difusión de cultura, se exhibirán cortos realizados por jóvenes y adolescentes en el ámbito de distintos programas educativos.
La sección es, desde su surgimiento, una plataforma esencial para la visibilidad de este tipo de producciones y es única en su estilo en el circuito de festivales nacionales. “Escuelas tiene como propósito estimular el diálogo y la reflexión crítica, desde un enfoque de derechos humanos, entre jóvenes estudiantes”, resume Santucho. En esta edición, más de veinte escuelas del Área Metropolitana de Buenos Aires serán parte del FICDH, mediante el libre acceso a un paquete de cortometrajes en línea y/o por descarga. Esto permitirá a los docentes y referentes comunitarios impulsar debates sobre los temas centrales de esta edición junto a sus estudiantes y promover de esta forma el rol activo del público y la ciudadanía. La programación incluye: una selección de cortos internacionales y alrededor de 40 títulos de obras audiovisuales realizadas íntegramente por jóvenes.
“La sección Escuelas es una herramienta de difusión de la cultura y los derechos humanos entre los jóvenes”, explican desde la organización del FICDH. Y afirman: “nuestra propuesta sigue apuntando a la idea de un futuro más justo, educando a las nuevas generaciones a través del cine”.