En tiempos de nuevas restricciones frente a la pandemia de covid-19, los comedores y merenderos de Rosario siguen brindando una asistencia esencial. En estos espacios barriales, mayoritariamente sostenidos por mujeres, las necesidades requieren reorganizar esfuerzos y recursos para los días de nuevas medidas sanitarias, ante el aumento de casos. La situación que afecta a varios sectores, sumada a la realidad económica nacional de los años previos al coronavirus, repercute aún más en las familias que viven al día en los barrios populares.

En Ludueña, el centro comunitario San Cayetano --donde cocinaba Mercedes Delgado, hasta que la asesinaron en 2013-- tiene cuatro cocineras que ayer hicieron y entregaron unas 680 raciones de arroz amarillo, y hoy harán fideos con tuco. A ese espacio llegan aportes estatales. "Lamentablemente todo aumenta y la gente necesita, porque en estos días muchas personas no pueden salir a changuear", dijo Mirta Barrios. Y agregó: "Nos organizamos entre las nueve coordinadoras; cuatro cocinamos y las demás entregan la comida, el pan y la fruta (que se consume en cada casa). Tenemos todos los cuidados, alcohol, barbijos y guantes".

Al tomar conocimiento de las nuevas disposiciones, hubo personas que se acercaron a los comedores a preguntar cómo sería la asistencia durante los días que se vienen. "Las compañeras no dejan a nadie afuera, en la medida de lo posible, lo que se hace es sumar raciones", expresó Victoria Clerici, del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que durante el año de pandemia agregó un espacio en el barrio Los Unidos, y suman nueve comedores y merenderos. "El 95 por ciento de las personas que están al frente son mujeres", aseguró sobre quienes hacen posible la asistencia para unas dos mil personas de Vía Honda, Industrial, Moderno, La Vincha, La Cariñosa y Villa Banana.

El trabajo se organiza en burbujas. "Las compañeras tienen todo armado y quienes son de riesgo no están yendo. Se refuerza constantemente el cuidado sanitario, la higiene. Los alimentos se entregan en la puerta, donde se organiza el distanciamiento, el uso de barbijo y alcohol", detalló sobre los espacios donde llega asistencia de provincia y nación, y un refuerzo municipal. "El año pasado llegábamos a casi 1500 personas y hoy estamos en unas dos mil. Normalmente son niñes a quienes se asiste y en circunstancias como éstas se suma el grupo familiar", aseguró.

Alberto Romano, de la Liga de las Organizaciones Sociales del Gran Rosario, aseguró que "de entregar raciones a niños, niñas y ancianos, y con las restricciones los trabajadores no formales también llegan a los comedores". La Liga tiene 16 espacios en diferentes barrios y una institución que entrega bolsones de alimentos. En total, llegan a unas tres mil personas. "Nos ocupamos además de la entrega de barbijos y alcohol en los comedores, y que se mantenga la distancia y se coloquen separadores a la hora de entregar. También estamos esperando que las compañeras que están en estas tareas se puedan vacunar", sostuvo. Y reflexionó: "Los barrios humildes hoy son los más complicados; la población que más sufre".

Clerici señaló que la tarjeta alimentaria --como parte de las medidas asistenciales ante la pandemia--, brinda una tranquilidad, pero aclaró que "no todos la tienen"; y se esperanzó con "la posibilidad de generar trabajo". Además, dijo que el fin de semana "una de las preocupaciones de las compañeras de los comedores" tenía que ver con los trámites de permisos y la circulación.