El exbanquero Guillermo Lasso asumió la presidencia de Ecuador en un acto celebrado en el Palacio Legislativo de Quito, con fuertes críticas al correísmo y proclamando el fin de la "era de los caudillos". Lasso recibirá el país de su aliado, el saliente Lenín Moreno, en medio de una severa crisis económica que se extendió al nivel social y sanitario a causa del coronavirus. Para su gestión de cuatro años promete un "gobierno del encuentro" y una promocionada "lucha contra la corrupción", premisas características de los gobiernos de derecha en la región. Sin embargo, el escenario no es muy esperanzador: Lasso ya rompió la principal alianza que lo llevó al poder, el Congreso está dividido y la deuda externa a pagar entre 2021 y 2025 supera los 40 mil millones de dólares.
La presencia de mandatarios en el acto de asunción fue bastante austera. Lasso juró ante la mirada de los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro; República Dominicana, Luis Abinader; y Haití, Jovenel Moise. Lo acompañaron además el vicepresidente de Paraguay, Hugo Velázquez, y el rey de España, Felipe VI. En tanto, la delegación del gobierno de Estados Unidos estuvo liderada por su embajadora ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield. Los presidentes de Colombia, Iván Duque; de Chile, Sebastián Piñera; y de Uruguay, Luis Lacalle Pou, cancelaron a último momento sus viajes. El gobierno argentino estuvo representado por una comitiva encabezada por el canciller Felipe Solá. A la toma de posesión de Lasso también asistieron fieles exponentes de la derecha iberoamericana como los exmandatarios José María Aznar de España; Álvaro Uribe de Colombia; y el opositor venezolano Leopoldo López.
"Nuestros gobernantes nos han fallado, traicionaron a nuestros principios fundacionales", remarcó Lasso desde la sede de la Asamblea Nacional, vestido sobriamente con un traje oscuro y corbata azul claro. "Todo eso termina este 24 de mayo, termina la era de los caudillos", sostuvo el flamante presidente.
En su discurso de asunción, Lasso hizo referencia a un país "que ha deslumbrado por su incapacidad para hacer frente a la pandemia", en una inusual crítica al presidente saliente y aliado luego de traicionar al correísmo, Lenín Moreno. "Gobernaremos para todos. Esto significa no gobernar a favor de un sector privilegiado, pero tampoco en contra de nadie", prometió quien estuvo al frente del feriado bancario y el corralito previo a la dolarización de Ecuador en 1999.
"Los principales desafíos de Ecuador son los que todo país tiene o mejor dicho, a los que todo pueblo aspira: democracia, paz, desarrollo social y económico, trabajo. La pregunta es si este gobierno con un proyecto neoliberal puede satisfacer esas aspiraciones. Creo que se viene una situación más grave en términos de crisis social para el pueblo ecuatoriano, eso fue el gobierno de Lenín Moreno consolidado por Lasso, porque los dos gobernaron”, destacó en diálogo con PáginaI12 el director del Centro Andino de Estudios Estratégicos, Mario Ramos.
"El modelo empresarial-neoliberal que siguió Lenín Moreno, que revivió porque regía en los años 80 y 90 en Ecuador, agravó no solo las condiciones de vida y trabajo de una amplia población, sino la misma economía porque no se articuló un tipo de políticas que incluso permitan el fomento privado. Los dineros salieron fuera del país para esconderse en paraísos fiscales y no existieron inversiones en Ecuador", planteó en el mismo sentido el historiador Juan Paz y Miño. Para paliar las dificultades económicas del país, Moreno recurrió a un alto endeudamiento con organismos multilaterales, entre ellos el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El pasivo total escaló hasta el 63 por ciento del PBI en diciembre pasado (61.300 millones de dólares). En ese contexto Lasso nombró a Simón Cueva, economista y exrepresentante del FMI en Bolivia, como nuevo ministro de Economía y Finanzas. Toda una declaración de principios. "Cueva dijo días atrás que quien gane más de 500 dólares en el precario Ecuador de estos momentos es casi concebido como un millonario y que por lo tanto habría que explorar miradas tributarias e impositivas. Me parece que está reproduciendo la catástrofe de las manifestaciones colombianas", destacó en ese sentido Jorge Vicente Paladines, profesor de la Universidad Central del Ecuador.
En su extenso discurso Lasso mencionó además que uno de los retos más importantes que tendrá en los primeros 100 días de su gobierno será el de vacunar contra la covid-19 a nueve millones de habitantes, aunque reconoció que ese esfuerzo demandará un gran esfuerzo logístico. "Vacunaremos sin descanso porque el virus no descansa", sostuvo el mandatario y destacó que "el país tiene que movilizarse" para cumplir el objetivo. A cargo de esa travesía quedará la flamante ministra de Salud, Ximena Garzón.
"¿Bajo qué política va a aplicar el gobierno del banquero Lasso el plan de vacunación: una política de castas privilegiada, como ocurrió durante el gobierno de Lenín Moreno con el caso de la vacunas vip, o una mirada social que cumpla con las expectativas de los grupos verdaderamente vulnerables frente a la pandemia?", se preguntó al respecto Paladines.
El presidente electo anunció además que al frente del ministerio de Energía y Minería estará Roberto Salas, empresario de un conglomerado agroindustrial e inmobiliario privado sin experiencia en el sector petrolero. Las exportaciones de petróleo son una fuente clave de ingresos para un país con serios problemas de liquidez. Lasso anticipó que su administración apostará por duplicar la producción petrolera, impulsará la minería y ofrecerá a la iniciativa privada varias áreas estatales.
Lasso también anticipó este lunes que en el tiempo más corto posible Ecuador intentará formar parte de la Alianza del Pacífico, una iniciativa de integración regional formada por Chile, Colombia, Perú y México. Además será importante la relación con su principal socio comercial, Estados Unidos. Con ese fin, el flamante presidente nombró como canciller al diplomático Mauricio Montalvo, quien estuvo al frente de la embajada ecuatoriana en Australia hasta el 10 de mayo.
"La política exterior del gobierno será completamente entreguista y anti-soberana. Su primer viaje al exterior, como es de conocimiento público, fue visitar a Iván Duque en Colombia. Asombró una declaración en la que justificó el bombardeo de Angostura, cuando los colombianos atacaron territorio colombiano. Entonces, si un presidente no defiende la soberanía de un país, ¿qué podemos esperar de la política exterior de Lasso?", cuestionó Ramos.
Otros de los desafíos no menores que aguardan al mandatario de derecha será traducir sus proyectos de ley en acuerdos legislativos, dada su escasa representación parlamentaria de doce escaños de los 137 que componen la Asamblea Nacional, lo que le obligará a negociar permanentemente. Con las fuerzas dispersas y sin mayoría absoluta en el Congreso, su movimiento Creando Oportunidades (CREO) debió aliarse con distintos sectores para lograr un frente que asumió el control del Legislativo excluyendo al correísmo.
El sábado pasado, después de tres intentos fallidos para elegir al nuevo titular del Congreso y de romperse el acuerdo entre CREO y el Partido Social Cristiano (PSC), la alianza con la que Lasso ganó el ballottage presidencial hace solo un mes, la Asamblea Nacional eligió a la legisladora Guadalupe Llori, de Pachakutik (PK), como su nueva presidenta. "Lo que hizo Yaku Pérez en el encuentro que tuvo con Guillermo Lasso cuando se dio ese posible conteo de votos en pleno proceso electoral fue un acercamiento entre ambos que tiene que ver con agendas políticas claras. Pachakutik es un movimiento que con su silencio terminó apoyando a Lasso", planteó Paladines en ese sentido.
Habrá que ver además que ocurre con el correísmo, que a través de UNES es la mayor fuerza política de la Asamblea Nacional con 49 escaños. Aunque no alcanza la mayoría de votos, su lugar será decisivo en votaciones trascendentales. En ese punto Ramos fue categórico. "El correísmo debe oponerse al proyecto neoliberal, y a veces tengo dudas de que prioricen ese objetivo. Como movimiento político la Revolucion Ciudadana debe renovarse y reorganizarse para ir adquiriendo mayores capacidades políticas", aseguró el director del Centro Andino de Estudios Estratégicos.