Una beba de ocho meses debió ser internada de urgencia en Rosario después de haber ingerido dióxido de cloro de manera accidental. La pequeña se encuentra desde el domingo con asistencia mecánica respiratoria en el Hospital de Niños Zona Norte de la ciudad santafecina. Debió ser intubada y su estado es "grave".
La niña fue derivada la noche del 23 de mayo del Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria adonde la llevó su familia por un cuadro de vómitos y dificultad para respirar tras haber tomado el líquido en un "accidente doméstico", según contó la madre. Al parecer, la ingesta no fue con la idea de supuestamente prevenir el contagio de coronavirus (los médicos han recomendado no consumir dióxido de cloro pese a la prédica de algunos medios y dirigentes opositores), sino que por "por error" de la madre, sin olfato tras haberse contagiado la enfermedad.
Según fuentes del hospital, la madre quiso preparar la mamadera con el agua de una botella pero, sin olfato, no se dio cuenta que se trata de dióxido de cloro, llevado a la casa por la abuela de la pequeña para limpiar las cañerías. La nena bebió unos pocos sorbos y al instante comenzó a vomitar y a mostrar problemas para respirar. La madre la llevó al hospital de Granadero Baigorria y de allí la derivaron al Hospital rosarino por la gravedad del cuadro. La pequeña tiene comprometidos el esófago y el estómago.
Los médicos debieron salir a aclarar que se trató de un accidente, dada la campaña en favor del dióxido de cloro (que ya se cobró la vida de un niño de cinco años en Neuquén) como método alternativo para prevenir la Covid-19.
El dióxido de cloro es una solución compuesta por 28 por ciento de clorito de sodio en agua destilada, y se usa para blanquear y descontaminar superficies industriales. El compuesto es utilizado en la desinfección de piletas y pisos. Su uso es similar al del cloro, y no se recomienda beberlo. No hay basamento científico respecto de si previene el coronavirus. Incluso, desde hace años, ha habido quienes lo recomendaron para tratar la malaria, el cáncer y el asma, pese a que, al entrar en contacto con el organismo, destruye los glóbulos rojos (lo cual obliga a transfusiones de sangre) y genera complicaciones respiratorias, cardiovasculares y renales.
La FDA, el organismo de los Estados Unidos que regula la comercialización de alimentos y medicamentos (lo que en la Argentina hacen el Senasa y la Anmat, respectivamente), ratificó el 8 de abril pasado que no hay "ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia, y presenta riesgos considerables a la salud de los pacientes".
"La FDA ha recibido reportes de personas que experimentaron eventos adversos graves después de tomar un producto de dióxido de cloro incluyendo insuficiencia respiratoria, insuficiencia hepática aguda, ritmos cardíacos anormales y posiblemente mortales", añadieron desde el organismo.