“Es una especie de privilegio poder presentar un disco en estos tiempos. Y también que sea largo, con muchas canciones, más aún cuando la industria va en contra de este tipo de obras y todo te dice que hay que sacar los temas de a uno, para dosificar contenidos. Todo eso sumado a la pandemia y las dificultades que implica llevar adelante el trabajo de les artistas, es medio una quijotada”, sabe sintetizar Maia Basso a Rosario/12 sobre su nuevo álbum, La Pregunta Última (Polvo Bureau), disponible en las plataformas digitales.

Hace días el video clip de la canción “Algo Acá” circuló como prólogo sonoro y visual, nuevamente en compañía protagónica de la mujer sin rostro –ya presente en “Bebe tu Mal”–, ahora situada entre los pasillos y libros de la Biblioteca Argentina, y con dirección audiovisual de la propia música. “A ese personaje lo usé en un video anterior y me gustó la idea de sostenerlo, porque no tiene rostro y porque posee cierta ambigüedad de representación. Me gustó ponerlo en distintas situaciones. También por un contexto de soledad, y tal vez porque guarda cierto silencio, a la vez que encarna la imagen de cierta canción”, agrega Basso.

La Pregunta Última es un disco a la vieja usanza, un larga duración. También es el primero que la música compone en solitario, tras la experiencia previa y compartida con Gabriel Schubert en María (Polvo Bureau, 2021), dedicado a María Elena Walsh. “Admiro a les músiques que pueden seguir sacando discos largos, sobre todo por una cuestión hasta política, al no aceptar las condiciones de tener que atenerse a lo que parece funcionar o a una industria que casi nunca nos incluye. Me parece también que es una forma de seguir apostando a hacer lo que uno cree y como uno cree. Por eso la decisión. Es una de las cosas que me moviliza a hacer música y en un contexto como éste, que complica todo y no sé si podré presentarlo en vivo, al menos en el corto plazo. Por otro lado, La Pregunta Última es un disco que vengo trabajando desde hace un año y algunas canciones tienen hasta dos o tres años. Es la cristalización de un largo tiempo de sensibilidades que fueron variando. Un disco que empecé en un mundo diferente, te diría”, continúa.

El álbum está enteramente grabado y producido por Maia Basso, con la contribución de Ignacio Molinos en la grabación de la voz principal y el trabajo inestimable de Gabriel Schubert en la mezcla y el máster. Todas las composiciones, voces, y sonidos de intimidad vibrante, son de Basso, más la participación de Julia Capoduro en guitarras en una de las canciones. “Es mi primer disco largo como solista. Antes grabé con mi grupo Aguaviva (Sumergible, 2017), y sola había realizado tres temas previos. Me parece que en todo ese camino fui encontrando una forma de lograr un espectro sonoro, de color, un sonido que me representa. No solamente porque lo terminé trabajando con Gabriel (Schubert), quien interpretó muy bien mi búsqueda, sino porque fui logrando trabajar con instrumentos que me gustaban más, y aprendí a decir mejor lo que quiero desde lo discursivo, no sólo desde lo musical sino desde las letras. Es todo un crecimiento. Espero que siga siendo así. Siento que logré expresar todo un mundo musical con el que tenía mucha expectativa, y estoy bastante conforme, en gran parte gracias al trabajo que hizo Gabriel. Por otro lado, me llevó bastante tiempo también porque me costó exponer de esta forma lo que pienso y lo que siento es para mí la música. Al ser un proyecto solista, tiene esto de jugármela o no hacer nada, porque para hacer otras cosas tengo mis proyectos grupales; acá estoy sola, mostrándome entera y siento que ahí es como que me descarno”, explica.

-El disco invita con una intro, que anuncia algo que se escuchará más adelante. Y prosigue con una canción cuyo título –“Soy”– manifiesta una afirmación.

-Yo pienso en quien se tomará el tiempo que dura el disco para recorrerlo. Por eso me gusta pensar el orden de las canciones y por eso hice también esa intro, que es un poco la entrada previa a abrir la puerta. Casualmente, empieza con un extracto de otro tema que está a mitad del disco –“180°”– y es el que mejor representa mi origen. Lo compuse pensando en mi pueblo y tiene la voz de fondo de mi mamá, grabada en un casete hace muchos años. Es una manera de encapsular brevemente lo que es una semilla y una evolución en mi recorrido.

-Lo que nos lleva al título.

-Ahí está un poco el asunto. No sé si es algo circular, pero es algo que de alguna manera va y vuelve, porque la pregunta última no tiene respuesta. Es la primera que nos hacemos y la última que nos haremos.