El primer ministro británico, Boris Johnson, renovó de "forma imprudente" su apartamento oficial en Downing Street sin preocuparse de cómo se financiarían las obras, pero no cometió ninguna infracción, concluyó un informe publicado el viernes por uno de sus asesores. Johnson autorizó "imprudentemente" la renovación de su residencia oficial sin "tener una visión rigurosa de cómo se financiaría", consideró Lord Christopher Geidt, el nuevo asesor del gobierno británico responsable de garantizar el cumplimiento del código ético ministerial.

Sin embargo Lord Geidt, exsecretario personal de la reina Isabel II, eximió al primer ministro de cualquier conflicto de intereses.

Las lujosas obras de renovación provocaron un escándalo político en abril, cuando se acusó a Johnson de querer financiarlas con donaciones privadas. La renovación del apartamento del primer ministro, donde vive en Downing Street con su prometida Carrie Symonds y el bebé de ambos, habría costado hasta 200.000 libras (284.000 dólares, 232.000 euros), según los medios, superando con creces el presupuesto anual  para obras en el lugar de 30.000 libras. Se llegó a considerar la creación de un fideicomiso de Downing Street para pagar la remodelación, idea que luego se abandonó, y un rico donante del Partido Conservador pagó en parte la factura.

Geidt afirmó que Johnson "no sabía nada" sobre la financiación de las obras, que habían comenzado mientras estaba gravemente enfermo de covid-19 a principios de abril de 2020. No se enteró hasta febrero de 2021, tras las filtraciones a los medios, y pagó él mismo la factura en marzo, según su asesor. El propio Johnson había negado en abril ante el Parlamento toda irregularidad. Aseguró haber "cubierto los costos" de la obra, pero evitó decir si había recibido o no una donación inicial que posteriormente devolvió. La crítica que se le hace al premier es no haber controlado más de cerca el presupuesto y el origen de los fondos, pero no haber favorecido a un donante

"El informe independiente de Lord Geidt demuestra que el primer ministro siempre ha actuado de acuerdo con el código ministerial", afirmó un portavoz de Downing Street. El incumplimiento de ese código es motivo de dimisión.

Además del informe de Geidt, cuya independencia ha sido cuestionada por los diputados de la oposición, la Comisión Electoral puso en marcha su propia investigación en abril tras encontrar "motivos razonables para sospechar que pueden haberse producido una o más infracciones". La comisión, que regula la financiación de los partidos, puede exigir el reembolso de las donaciones dudosas e imponer multas, o incluso remitir el asunto a la policía para que lo investigue penalmente.

Para la oposición laborista, resulta "asombroso" que un primer ministro pueda hacer semejante gasto, "sin saber de dónde va a aparecer el dinero para pagarlo". Los laboristas destacaron que el ministro de Salud Matt Hancock fue más duramente sancionado por una "falta menor" al código de ética. Hancock tenía algunas acciones en una empresa médica que era proveedora del Sistema Nacional de Salud, que el ministro supervisa.