“¿Qué carajo estoy haciendo acá?”, se preguntó Julián Manuel Socolsky Vázquez hace unos años, cuando quiso conocer la selva de Lacandona, en Chiapas, México. “Me metí para conocer pero ni bien entré en la selva me recibieron dos mujeres con la cara tapada, apuntándome con ametralladoras. Cuando les expliqué que era argentino y lo que había ido a hacer pude conocerlos, y me dijeron que no estaban cargadas, pero me pegué un buen susto. Estudié Ciencias Políticas y me interesan los pueblos originarios: siempre digo que lo que uno canta tiene que estar relacionado con sus acciones”, dice el vocalista del clan Lacandona Social Sound, un osado muchacho con un curioso parecido con Leo Fariña, pero con rastas en vez de rodete.
Con No hay tregua, su flamante disco debut, las repercusiones de la banda, que apenas tiene tres años de existencia, superaron las expectativas: “Estuvimos varios años tocando estos temas, así que cuando los grabamos ya estaban bien arreglados”, dice sobre un disco alegre y arengador en el que la ductilidad del baterista Tadeo Sánchez y el clarinete de Celeste Pagano aportan la distinción.
El sonido efervescente y bailable del rock-pop-reggae de Lacandona es mérito en gran medida de su amigote y productor Gaspar Om: “Lo conozco desde hace muchos años, de cuando yo era seguidor de Los Umbanda: él fue el que me incitó a hacer música un día que me lo encontré después de haber renunciado en el trabajo. Si el disco suena bien es por su mano, porque no lo grabamos en un súper estudio si no en su estudio casero”.
Lacandona Social Sound conjuga una lírica entre “concientizadora” —aunque las arengas en contra de Babilonia resultan un tanto pueriles— y festiva, y apuesta a un sonido híbrido con elementos de reggae o ska, pero también de son cubano o folclore. “Yo peleo por un mundo sin etiquetas, no soy purista: apuntamos a hacer música y el reggae es lindo pero el ambiente a veces es muy sectario. Tengo rastas, pero si quiero me las puedo cortar. Respeto al rastafarismo y a todas las religiones, pero no quiero cantarle a un dictador de Etiopía. Nos gusta el reggae sin tener miedo a que te digan que sos un careta: para mí somos una banda de rock”.
* Sábado 19/11 en Lunáticos, Garibaldi 255, Quilmes. A las 20 con Sara Hebe.