El 19 de febrero, la jueza de familia de segunda nominación de Catamarca Olga Amigot, emitió un fallo en donde pide que el Ejecutivo entregue las denominadas “pulseras duales” a Romina C., una mujer que debe vivir con consigna policial y con miedo porque la Justicia penal no imputó aún al agresor. Sin embargo, la sentencia aún no se cumple y la sobreviviente pidió “por favor” que se cumpla.

En diálogo con Catamarca12, Romina contó que su ex marido, desde que se separaron hace dos años nunca dejó de hostigarla y amenazarla. Actualmente está cansada de denunciarlo porque la Justicia “no hace nada”. “Pedí por favor que me den esas pulseras que dijo la jueza que me iban a dar. El otro día tenía que ir caminando hacia mi lugar de trabajo y está oscuro a esa hora y siempre tengo miedo. Sé que vendió las cosas de la casa que teníamos, y con la plata que se hizo, puede hacer lo que quiera. Yo no quiero vivir con este miedo que cada vez es más grande. Porque no sólo amenaza, sino que también cumple. Eso de las pulseras me tendría más tranquila”, confesó.

En tanto, la abogada de la mujer, Astrid Acuña, contó que sabe que “las pulseras están en la provincia, pero parece que no están disponibles para las víctimas. Las amenazas que Romina recibe siguen siendo del mismo carácter de siempre, tiene más de 20 denuncias, pero en la parte penal siguen diciendo que el agresor es inimputable”.

El agresor fue denunciado por primera vez en enero de 2019. En aquel momento, se le realizó una pericia psicológica que determinó que supuestamente padecía una psicosis y delirios persecutorios que lo hacían inimputable. No obstante, él continúo amenazando y hostigando a Romina, quien debió refugiarse en el Hogar Warmi en dos oportunidades, perdiendo su libertad, como a su hijo mayor, quien vivía con su pareja en la casa que antes habitaba la familia.

Sin embargo, y por lo que decía la pericia, la Justicia debió acatar lo estipulado en la Ley de Salud de Mental, que impide su imputación o encierre en algún centro especializado. Es por esto, que él pese a continuar amenazando y cometiendo delitos, sigue libre y Romina es la que debe cuidarse todo el tiempo.

“La junta médica que dio esos dictámenes, fueron dos, se hizo siempre con gente. Es por esto que con el cuerpo de profesionales de Ministerio de Justicia de la Nación, tuvimos una reunión, presumiendo que la forma en la que esta persona actúa no es comportamiento de psicótico, que no entiende lo que sea. Él pelea por cosas puntuales, por cosas muy terrenales y sabiamente aprovechadas para hacerse pasar por loco. Es por eso que se decidió llamar a otros psicólogos y psiquiatras que lo evaluara. Así, desde el equipo técnico del Juzgado de Familia le hicieron otras pericias, y tal como suponíamos determinaron que sí comprende la criminalidad de los actos”, adelantó la abogada.

Esta situación, representaría la primera esperanza para Romina y sus hijos, quienes debieron irse de su casa, alquilar en otra localidad y permanecer encerrados o con custodia policial.

“Esperamos una nueva sentencia y poder articular con la parte penal para ver cómo resolvemos que deje de estar impune esta persona y Romina deje de estar siempre aterrada porque eso no es vida”, concluyó Acuña. 

Pulseras

En una entrevista dada a Catamarca12, en abril de este año, el ministro de seguridad de la provincia, Gustavo Aguirre, contó que las pulseras estaban en poder del Ministerio y que “La determinación y colocación de los dispositivos duales se dará para aquellos casos de violencia de alto riesgo, en que la Justicia lo solicite a través de una disposición judicial para el efectivo cumplimiento de medidas cautelares, preventivas o de protección, decretado en el marco de investigaciones judiciales en las cuales se advierta casos de violencia extrema”, comentó.

En este sentido, puntualizó que refiere a “cuando la víctima recibe amenazas graves y reiteradas de muerte o de ejercer violencia física, cuando existe un aumento de la frecuencia y gravedad de la violencia, tentativas de homicidio, lesiones, privación de libertad, daño de objetos, pertenencias y/o herramientas personales de la víctima, acoso, control y amedrentamiento sistemático de la víctima entre otros, en el marco de una relación interpersonal”.

Aguirre aseguró, además, que el uso de las pulseras tiene una eficacia del 100%, “siempre y cuando las personas que accedan a los mismos, respeten el uso de su funcionamiento y cuidado debidamente”.