La vacunación entra en una etapa cuantitativa y cualitativamente nueva. Millones de dosis llegaron la semana que termina este domingo y seguirán fluyendo durante junio. Provendrán de distintos países: México, Estados Unidos, Rusia, China. Cuba está en gateras. La prudencia aconseja no hablar de fechas exactas ni de cantidades pero los datos son certeros. Un alivio, parcial y contundente, en el momento más grave de la pandemia.

La provincia de Buenos Aires ya emitió un millón de nuevas citaciones. El Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta (por una vez y para variar) reconoce evidencias verídicas anunciando que se intensificarán las vacunaciones en su distrito. Los restantes gobernadores se aprestan a recibir importantes cantidades en cuestión de semanas, por ahí de días.

El tráfico de la Sputnik V es regular y hasta ahora suministró la mayor cantidad de dosis. Es posible que, proviniendo de distintos parajes, AstraZeneca le esté compitiendo en un mes o dos.

En estos días los hechos más llamativos se produjeron en Estados Unidos y México. Nos enfocaremos en ellos.

El cambio de política sanitaria en la Casa Blanca tras la llegada del presidente Joe Biden es un avance que (más vale) el gobierno argentino no provocó pero que viene negociando a buen ritmo.

La liberación de las vacunas coproducidas entre Argentina y México corona, después de lo previsto y tras muchas peripecias, una de las iniciativas pioneras y más audaces de los presidentes Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Iremos por partes, pues, de Norte a Sur.

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Biden contra la pesada herencia: El presidente Biden se propone, digámoslo en jerga argentina, revisar la pesada herencia de su antecesor Donald Trump en muchas facetas. Acá encararemos la sanitaria, la flamante diplomacia de las vacunas.

En paralelo con una imponente campaña interna, la Casa Blanca se apresta a liberar 80 millones de vacunas para repartir en el mundo. Biden arrancó prometiendo liberar 60 millones de AstraZeneca que no se aplican a sus gobernados. Ahora añadió 20 millones de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson que sí se utilizan dentro de Estados Unidos. La movida ya se inició con los vecinos México y Canadá que ahora no precisan nuevas dosis con urgencia. La idea es propagarla a otros estados, nómina en la que entra Argentina.

Dos motivos mueven a la administración Biden: el sanitario porque cunde en Estados Unidos la idea de que para combatir al bicho es necesario “vacunar al mundo, todo lo rápido que se pueda”.

El otro es político. Retomar la iniciativa en la competencia con China, el principal adversario en el magmático sistema político internacional. Washington arranca muy de atrás. La cantidad de vacunas, su transferencia gratuita (por algún contrato intermedio entre el “préstamo” sin devolución y la donación), la implantación geográfica serán sus instrumentos. 

La decisión está tomada. La difundieron Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, el Secretario de Estado Anthony Blinken, el enviado Juan González. Las remesas vendrán pronto, entienden funcionarios argentinos en Cancillería y en Washington una vez que se resuelvan cuestiones de logística. Para embellecer su imagen Biden aspira a que las vacunas lleguen de modo más o menos simultáneo a distintos países sitos en parajes distintos, con diferencias geográficas y de densidad poblacional. También de infraestructura propia. Los que atraviesan dificultades extremas como la India están a la cabeza. La Argentina y Brasil integran ese lote.

La Casa Blanca no quiere que las vacunas se trasladen en aviones militares. Programar el tráfico es peliagudo.  Para mostrarse más magnánimo, más prolijo, más generoso que China.

El presidente Alberto Fernández almorzó y departió con el enviado especial yanqui Juan González. El canciller Solá con éste y con Blinken, semanas antes. De resultas de esas conversaciones el activo embajador argentino Jorge Argüello le ofreció cooperación por carta a Gayle Smith, funcionaria del Departamento de Estado: aviones argentinos para trasladar vacunas. Solá la exploró charlando con Juan González en Quito, en ocasión de la jura del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso. La propuesta podría ampliarse a países hermanos y vecinos: ese trámite es incipiente, se comienza a tratar.

En síntesis, Estados Unidos distribuirá vacunas de modo multilateral (el mecanismo Covax) y bilateral. En las semanas que se vienen.

La jugada será publicitada como altruista. En realidad, busca recobrar protagonismo y pulsear mejor con China que, paradojas de la historia, se constituye en la contradicción principal para Estados Unidos. Y que en pandemia le viene ganando por varios goles. Trump lo hizo. Biden, que comanda una coalición demócrata tan vasta como el Frente de Todos (ironizan funcionarios argentos), ansía remontar la cuesta.

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Todo el siglo cuesta abajo: Trump abusó de su idiosincrasia, se encerró en un nacionalismo berreta, retiró a su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El saldo, desolador puertas adentro, acentuó la decadencia del imperio americano en lo que Joseph Nye llamó hace décadas “poder blando”, esto es, la legitimidad fundada en consenso y no en uso de la fuerza u otras formas de poder “duro”.

China, el gran contendiente desde hace décadas (para Trump y Biden también) le ganó terreno. Era fácil porque a la derecha del mandatario magnate no quedaba ni la pared. La competencia es brillantemente abordada en el libro “La disputa por el poder global. China contra Estados Unidos en la crisis de la pandemia” de los internacionalistas rosarinos Esteban Actis y Nicolás Creus. Entre otras cuestiones los académicos reseñan que la pérdida de autoridad moral de la principal potencia se remonta a 2001 tras el atentado contra las Torres Gemelas.

Es sabido: la Ley Patriótica, Guantánamo, la violación de garantías dentro de su propio territorio y aún con ciudadanos yanquis dejaron desnuda a la Estatua de la Libertad. El historiador inglés Eric Hobsbawm detectó tempranamente esa caída: jamás un imperio contó con tanta desaprobación dentro de sus dominios o zonas de influencia. La guerra lanzada contra Irak en 2003 resultó impopular aún entre los países que la emprendieron, rememoran Actis y Creus.

El modo en que se tramitó la crisis económica de 2008 acentuó el abismo entre los intereses financieros gringos y los seres humanos del resto del mundo (y en parte de Estados Unidos, aunque esa no sea nuestra cuestión).

Los progresos tecnológicos de China duplicaron las violaciones constitucionales. Actis y Creus sintetizan “La amenaza terrorista provocó que en EEUU se toleren atropellos a las libertades individuales para garantizar la libertad nacional. Desde 2019 en Washington parece conformarse cierto consenso en avanzar contra las libertades económicas para garantizar la seguridad nacional”.

China practicó una diplomacia de la pandemia que incluyó en sus inicios hasta donaciones de mascarillas a Italia el año pasado. Y venta de millones de vacunas a numerosos países, peculiarmente en América del Sur.

Biden canta quiero retruco. Contra lo que reza nuestra derecha autóctona son racionales y cotidianas las relaciones entre la Casa Rosada y (pongalé) su homóloga, la Blanca. Paliques entre los presidentes, asistencia de AF a la Cumbre del Clima. La salida argentina del Grupo de Lima enardece más a los medios dominantes criollos y a la dirigencia macrista que a los pragmáticos yanquis. Venezuela sigue rodeada. Fernández puede servir de interlocutor o intermediario con el presidente boliviano Luis Arce cuyos devenires atribulan a los gringos que jamás comprendieron el calibre democrático y estabilizador de Evo Morales.

Argentina y Brasil preocupan también como focos de eventuales propagaciones de la Covid 19. Las remesas no se calculan solo por afinidades o chupamedismo, también como parte de una naciente estrategia de prevención global.

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Todo empezó con Evo: La liberación de millones de dosis de vacunas AstraZeneca producidas entre Argentina y México arrancó un año atrás. La fomentó la sintonía política entre los presidentes Fernández y AMLO. Su primer acción conjunta amaneció antes de que asumiera AF: la ayuda a Evo Morales para impedir que fuera apresado, acaso asesinado, por los golpistas bolivianos. La partida, el asilo concedido primero en México y luego acá salvaron la gobernabilidad de Bolivia. En aquel momento, nuestra derecha auguraba que Evo se movilizaría hasta el Norte Argentino para provocar una pueblada, acaso una revuelta. Era su derecho pero Morales fue más inteligente que sus críticos, como de costumbre. Se aplicó a construir la hazaña electoral que terminó con Arce como presidente.

El sofisticado acuerdo para coproducir la vacuna europea (caramba) Oxford AstraZeneca acentuó los vínculos entre Argentina y México. Vicisitudes varias, acaso floja praxis en algún tramo, hibridado con exceso de optimismo al arrancar demoraron la producción. Fue menester buscar apoyo en laboratorios norteamericanos, en Alburquerque, Nuevo México.

Los retrasos se superaron sin afectar la buena sintonía. En semanas recientes, por idea de Fernández, el embajador Carlos Tomada comenzó a explorar la posibilidad de modificar las proporciones de asignación de las primeras dosis. Estaba prefijado que el 75 por ciento correspondería a México y el 25 por ciento a Argentina. Pero las premuras acá son mayores, en México se transita una coyuntura menos grave. Tanto que la vacunación ni siquiera es eje de debate en las próximas elecciones de gobernadores. Se fue amasando la idea de compartir las primeras vacunas fifty fifty, como decía Juan Domingo Perón. La conocida aptitud negociadora de Tomada ayudó, comentan en Olivos y zonas aledañas. El cierre requería tecnicismos que aportaron la ministra de Salud Carla Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini. Viajeras con largo millaje recorrido, ambas se alojaron en la residencia de la embajada y acometieron jornadas productivas. Son funcionarias habituadas a laburar 7x 24 todas las semanas.

Por mala fe o por charra ignorancia se minimiza lo que implica el traslado de vacunas con asiduidad. No es como llevar botellas de vino… Millones de dosis de AstraZeneca terminadas y embaladas precisan aprobaciones técnicas. Vizzotti se reunió con colegas mexicanos pensando en los traslados inminentes y los que serán precisos en el futuro. Consensuar equivalencia de los criterios de control entre la ANMAT y su homóloga mexicana, la Cofrepris. A menudo “los papeles” demoran la entrega, se torna forzoso precaverlo.

Vizzotti peregrinó hasta el laboratorio para corroborar detalles. Y se cerró el pacto sobre los porcentajes. Con esa base, Alberto Fernández compartió con López Obrador la conferencia de prensa diaria, sugestivamente bautizada “mañanera”. El gesto solidario de México con Argentina se construyó en meses de trabajo. Los resultados ya están en camino.

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Sociedad y gente que funcionan: La ministra, la asesora, los dos embajadores mencionados son funcionarios que funcionan. La acción política reseñada también. Claro que conviven en el Gobierno gestiones dispares, rendimientos heterogéneos, errores no forzados.

Importa, entonces, repasar las acciones adecuadas, con esfuerzo y resultados, en el hostil mercado internacional de vacunas donde prima la angurria de laboratorios y hasta naciones, como Canadá.

Sin ir más lejos, este cronista opina que el discurso oficial en materia educativa es limitado, casi se restringe a mencionar las restricciones por motivos sanitarios y a criticar a Horacio Rodríguez Larreta. Necesarias las primeras, merecidos los reproches al alcalde porteño. Pero el oficialismo adeuda a la gente común y a los pibes una narrativa que alumbre un horizonte y tal vez que promueva algunas movidas que palien los perjuicios de la no presencialidad en las aulas sin anularla.

Volvamos al eje de la nota. Otro aspecto subestimado o ninguneado en la Vulgata hegemónica es la capacidad del Estado nacional, los provinciales y la sociedad civil para gestionar las vacunas desde el origen hasta la aplicación. Un Estado imperfecto, endeudado hasta el cuello, debilitado por la acción deliberada del macrismo. Provincias que se consideran plagadas de empleados públicos, ñoquis en su totalidad, calcados del personaje de Antonio Gasalla. Y sin embargo, las vacunas se compran o se coproducen, se pagan, se embalan. Se distribuyen racionalmente entre Nación y provincias. Llegan en plazos sensatos a destino, aún a los lugares más recónditos de la extendida geografía nacional.

Hablamos de millones y solo se han registrado escándalos o denuncias que atañen a centenares. No debieron existir en un mundo ideal pero ronda con lo inevitable en este valle de lágrimas. De cualquier forma la proporción es infinitesimal.

En un contexto doloroso y plagado de incertidumbres vale la pena resaltarlo para no caer en el desánimo y el auto desprecio que fomenta la derecha. Para conservar la autoestima y el respeto por tantas y tantos trabajadores de a pie que ayudan a construir el recorrido de las vacunas portadoras de alivio y esperanza. Valorar lo logrado aunque falte mucho. Aunque cueste en medio de la incertidumbre.

A seguir cuidándose como sigue haciendo, sin bambolla, la mayoría de la gente común.

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