Desde Bahía Blanca
El estruendo provocado por la explosión de la bomba, colocada a las 3 de la mañana en la ventana de la vieja casona donde funciona el Ateneo Néstor Kirchner en Bahía Blanca, se escuchó a cincuenta cuadras a la redonda. El impacto rompió los vidrios de las ventanas de los departamentos, incluso de los pisos más altos de los edificios cercanos al local ubicado en la esquina de Beruti y Donado, en el macrocentro de la ciudad.
Para los bahienses, el atentado, ocurrido el 25 de mayo, habla de un vínculo con la violencia que ya hace tiempo no forma parte de la construcción democrática de esta sociedad. “Pero dentro de un contexto de violencia verbal, generalizada, que acompaña a la situación de pandemia que hoy divide a la Argentina, esto expresa a grupos minoritarios que pasan de la palabra a los hechos, incentivados por quienes intentan inocular odio, cuando deberíamos estar todos tratando de salvar la situación” señala a Página/12 Federico Susbielles, referente bahiense del Frente de Todos.
“En la discusión política democrática, estos espacios que van perdiendo peso en la sociedad –explica Susbielles--, y buscan maneras de manifestarse, al pasar de las palabras a los hechos”. Sin embargo, en la respuesta de la ciudad, en “el abrazo que recibimos como sociedad”, apunta el ex candidato a intendente, hay una evolución que no pasa desapercibida: “Hay una dirigencia que sostiene la construcción democrática que hemos conseguido. Bahía Blanca ya no es la misma de treinta años atrás --puntualiza--, por eso hay que dejar que la justicia actúe, y se expida de la manera más rápida posible”.
Con la explosión que destruyó la ventana de balcón veneciano, con baranda de hierro forjado y persianas metálicas, y solo dejó astillas de una puerta interior que dista cuatro metros de esa abertura, se esparcieron folletos con consignas antisistema: “de características filo nazi, contra el sistema político, y contra logros sociales como el derecho al aborto, o a la educación sexual integral”, detalla la senadora provincial Ayelén Duran. (No) casualmente, los mismos folletos que hoy están a disposición de la justicia, se vieron al día siguiente en una marcha anticuarentena en la ciudad de Tandil.
El dispositivo considerado por la investigación como de “alta letalidad”, pudo haber detonado por un sistema a control remoto o por cronómetro. Y no se utilizó pólvora reglamentaria, aunque hubo evidencia de circuitos electrónicos. Y si bien al día de hoy los datos más finos se resguardan por el secreto de sumario –la Unidad Antiterrorista de la Policía Federal ya está trabajando en la ciudad--, la fecha y el lugar de la explosión hablan de un acto bien premeditado. “Hubo planificación” afirman los entrevistados por este diario.
En la ciudad hay al menos 38 cámaras de seguridad que no funcionan. Sobre el estado del sistema de vigilancia urbano, “nuestros concejales presentaron un pedido de informes a la intendencia” explica Susbielles. Recién con la investigación en curso, la intendencia a cargo del macrista Héctor Gay oficializó la cantidad de cámaras inhabilitadas. Fue por los dispositivos de seguridad en domicilios particulares y locales comerciales, que se pudieron rastrear movimientos que, para la hora y en el estado de confinamiento reinante, resultaron extraños: dos personas corriendo hasta un automóvil y luego el coche circulando por la zona, a velocidad. Pero hasta el momento no ha sido posible establecer su patente, por falta del monitoreo visual.
Para Duran, este atentado significa un ataque a La Cámpora en particular y al Frente de Todos en general pero, sobre todo –destaca la senadora--, es un ataque al sistema político y a la democracia. “Se trata de un grupo minoritario ligado a prácticas violentas que repone viejas formas de intimidación”, sostiene.
Muchos bahienses cuentan que “hace unos días, hubo pintadas a una escuela de la colectividad judía”. Una esvástica y la consigna “los vamos a matar” impuso en el imaginario colectivo la relación con este atentado y la consigna impresa en los volantes de: “Comienza la purga”. La tradición conservadora forjada en la ciudad, militarizada a partir de la presencia de las fuerzas conjuntas, si te toma a los asentamientos de la Marina y el Ejército, junto a la base aeronaval Comandante Espora, potencia el perfil sociocultural ligado a los años oscuros de la última dictadura cívico militar.
Como otras ciudades del interior con asentamiento militar, la sociedad de bahiense fue muy castigada en los años ‘70. En su haber cuenta con la impronta de un medio como el diario La Nueva Provincia, que se constituyó en “la pata civil de la dictadura militar”. Pero “las cuestiones de odio” ya no forman parte de lo cotidiano. De hecho, el diario ya no pertenece a Víctor Massot, primer periodista imputado como responsable de delitos de lesa humanidad, recuerda Susbielles.
Los representantes de las fuerzas políticas consultados por Página/12 son enfáticos en esto: la ciudad ya no es la misma. Y eso, además, puede ser motivos del atentado que desconcertó a la activa militancia de La Cámpora bahiense, cuyo centro de funcionamiento es el local atacado, con premeditación. Contra esa agresión a la política democrática se expresó el cuerpo institucional de la ciudad que en forma unánime, incluida su intendencia macrista, ofreció respaldo y solidaridad a la agrupación kirchnerista.
Al día siguiente del atentado, al local del ateneo comenzaron a llegar los mensajes solidarios. A esos “abrazos” se refiere Susbielles cuando rescata que lo importante, más allá del atentado, es la reacción de la ciudad.
Ex senador provincial por la sexta sección electoral, nacido en la ciudad en 1970, Susbielles se formó como jugador profesional de básquet. Ingresó a la arena política con convicción y fue candidato a intendente por el Frente de Todos en las últimas elecciones. “Uno puede construir una ligazón entre los partidarios de la violencia verbal que abundan en pandemia, sobre todo en los medios, y quienes hayan perpetrado el atentado –analiza Susbielles--, aunque no hay un nexo político explícito, hay una línea que une el discurso periodístico y la manifestación política de quienes niegan la pandemia y promueven verbalmente la violencia”. Pero hay que “tener cuidado de no activar con esas actitudes, células dormidas, que promueven un marco antidemocrático” señala también.
En la génesis de este cuadro de situación, subyace en la ciudad la firme convicción por sostener los juicios por cuestiones de lesa humanidad. “Estamos en la etapa final de los juicios en causas vinculadas a la actividad de la Triple A”, detalla Durán. La actual senadora se formó en la perspectiva de derechos humanos “como la mayoría de los jóvenes que encontramos en la actividad de Madres, Abuelas o Hijos, un espacio desde donde promover un cambio social, asociado a esa trayectoria política”. Y coincide con Susbielles: los discursos violentos se promueven desde los enunciadores periodísticos antidemocráticos, y desde la política más refractaria a este sistema, plural y de consenso. Luego se diseminan por las redes sociales.
Desde ese espacio, donde los medios se instituyen como aparatos ideológicos de un Estado represor, fue que medios como La Nueva Provincia se convirtieron en un factor disciplinador de la sociedad bahiense. Hoy, el que fuera un diario insignia “en la formación de generaciones de bahienses, cambió de manos”, apunta Susbielles. Gustavo Elías adquirió el diario y un nuevo aire se respira en la ciudad. “Bahía Blanca dio vuelta la página”, sostiene. Y en un reflejo histórico, él ve en esta etapa, un reflejo del cambio institucional “que instaló Néstor Kirchner al asumir la autocrítica del Estado al recuperar la Esma”.
“La sociedad asume un pensamiento crítico”, señala el exsenador, al comprender la dimensión del proceso que se lleva adelante”. Susbielles habla de los años oscuros, pero también de la posibilidad de echar luz sobre esa historia. Y a propósito destaca: “No es casual el momento que han elegido para este atentado, un 25 de mayo, una fecha que era castrense, y hoy está recuperada por nuestro ideario político, porque el norte de nuestra transformación es justamente, un profundo sentido patrio”, concluye.