Mauricio Macri aseguró que no piensa en la posibilidad de volver a ser presidente sino en “ayudar a los líderes que tenemos” en Juntos por el Cambio. Lejos de cualquier autocrítica, describió a su gobierno como víctima de “catorce toneladas de piedras”, de un “ataque bestial del kirchnerismo aliado al massismo”, y desarrolló su extraña tesis de que la vicepresidenta Cristina Fernández “tiene secuestrado al peronismo”. Reconoció que durante su gobierno existió una “mesa judicial”, pero aseguró que era “para trabajar y genera cambios en el sistema” y apenas habló de Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, su asesor cuya extradición desde Uruguay reclama la justicia, pero sí lo suficiente para defenderlo y decir "cada uno lo maneja como puede". Más allá de lo amable del "interrogatorio", dejó una confesión inesperada: "Nadie invierte en un país en el que para ganar plata hay que evadir impuesto", aseguró uno de los hombres más ricos de la Argentina.
Macri estuvo anoche en el programa que conduce la animadora Juana Viale en Canal 13. El diálogo comenzó con la conductora mostrando la tapa del libro “Primer tiempo”, que Macri puso a la venta hace dos meses. Ese fue el último de una serie de chivos que incluyó desde perfumes y tinturas hasta cocinas y salamines. “Fue un trabajo profundo” que “hice con la sinceridad que me caracteriza”, dijo sin sonrojarse, y lo presentó como “un aporte a los dirigentes valiosos que tiene el PRO, para que al aprendizaje nos permita, cuando volvamos al poder, hacer las cosas mucho mejor y no recorrer caminos que ya recorrimos”.
“Para mí el segundo tiempo ya comenzó”, respondió, y lamentó que “muchos creyeron de vuelta en la música del populismo, de ‘te vamos a regalar’ o ‘va a haber asado’ o ‘vamos a dar todo gratis’". Sin terminar de acusar recibo de la derrota de 2019, planteó el presente como “el comienzo de una etapa de veinte años de crecimiento donde vamos a dejar el populismo”, el fantasma de siempre en la cantinela cambiemita.
--¿En el segundo tiempo te gustaría ser director técnico, usar vincha, ser capitán? –preguntó Viale en referencia a la interna de Juntos por el Cambio y recurriendo a las metáforas que entiende Macri, el deporte. Macri eludió una respuesta directa y enfiló hacia su “compromiso” de “estar firme defendiendo la república, la libertad” porque “el kirchnerismo pone en peligro la libertad”.
--¿La democracia está en riesgo? --indagó Juanita, incisiva.
--Sin duda, hoy las democracias no corren riesgo de golpe de Estado sino por dirigentes que entran al sistema democrático y empiezan a minar sistemáticamente el sistema –arrancó. Lejos de cualquier tipo de valoración sanitaria, Macri consideró que “lo más peligroso de la pandemia es la concentración de poder” y aseguro que padecemos “un Estado que te quiere avasallar, regular absolutamente todo". "La pandemia lamentablemente es una excusa maravillosa”, dijo sin mostrar jamás algún tipo de empatía con aquellos que perdieron familiares por la covid-19.
Cuando la conductora le recordó que “nadie está preparado” para presidir un país en pandemia, Macri relativizó lo que significa afrontar esa situación: “para ser presidente tampoco” (sic). Recordó que habló por última vez con Alberto Fernández el 19 de marzo de 2020, “cuando empezó la cuarentena más larga del mundo”, y retomó las críticas al gobierno por “la sobreactuación del encierro y el autoritarismo, que fue muy malo para la sociedad y que estamos pagando”.
“Claramente el kirchnerismo tiene secuestrado al peronismo hace muchos años”, respondió ante la pregunta de quién gobierna realmente, y agregó que Alberto “obviamente nunca tuvo” autoridad para encabezar el Ejecutivo. Consideró que el presidente “tergiversó la conversación” que tuvieron hace catorce meses, que tiene “contradicciones permanentes” por la “cantidad de veces que habla” (sic) y que la falta de apego a la verdad “ha destruido el valor de la palabra presidencial”.
Cuando Viale le marcó la contradicción entre su promesa de ser el último argentino en vacunarse y la decisión de hacerlo en Miami, balbuceó que “se dio el tema que me inviten a una convención en Miami, justamente a favor de las democracias, y otro panelista me dice ‘fui a dos cuadras y me vacuné’ ¿Así nomás? Digo, acá voy a esperar que me llegue el turno, tengo más de 60, ¿por qué no caminar dos cuadras y pagar la vacuna?”, aseguró sin explicar por qué había faltado a su palabra y hablado de pagar, cuando en Estados Unidos la distribución y aplicación de las vacunas depende del estado y es gratuita.
De inmediato, con el favor de la conductora, zafó y volvió a atacar al gobierno nacional: “El manejo de la vacuna ha sido terrible”, opinó. Con la misma seriedad con la que supo predicar que bajar la inflación o la pobreza era sencillo para él dijo que la solución obvia era comprar “todas” las vacunas. No dijo cómo. “Comprás todas, es básico”, aseguró sobre el bien más preciado de la pandemia, que se disputan todos los Estados del mundo.
A la pregunta sobre “por qué no fuiste reelecto”, tragó saliva y respondió que durante su gestión generó semejante expectativa que después “no estuve a la altura” para satisfacerla. “Un exceso de confianza” relacionado con “el ímpetu de cambio y las ganas de salir adelante”. Agregó sin inmutarse que al comienzo de la gestión “no puse el foco en decir esto es un desastre, estamos quebrados, porque iba a generar un bajón enorme” y empezó con “el gradualismo” como “forma elegante de disimular”. Tuvo la suerte de que “el mundo se había entusiasmado muchísimo con este nuevo líder, me ofertaban plata para ir caminando”, y de ese paraíso imaginario saltó sin pausa a la derrota en las PASO del 11 de agosto de 2019, cuando “teníamos todo equilibrado” y comenzó una hecatombe ante la noticia del fin de su mandato.
“Mi sensación es que estamos gobernados por gente que piensa que somos sus esclavos, a los que pueden cobrarle lo que quieran para usar en lo que quieran”, dijo, sin mencionar explícitamente el aporte extraordinario de las grandes fortunas que implementó con éxito el gobierno. “El populismo es la negación de la verdad científica (sic), es enamorarse de eslogans creyendo que van a alterar la ley de gravedad”, reflexionó tras congratularse por “nuestra revolución de la carne” y criticar el cierre de las exportaciones para intentar controlar los precios.
--¿Querés volver a ser presidente?
--Hoy ni lo pienso, mi preocupación es ayudar a los líderes que tenemos para que se desarrollen. ¿Qué mejor que haya varios candidatos con fuerza en Juntos por el Cambio? Ganará uno, la gente elegirá, y los demás tienen que colaborar.
Cuando Viale le enumeró la lista de aspirantes añadió que “estamos lejos” de 2023, volvió a describir un presente sombrío y sugirió que la próxima etapa de su espacio es la de “una sana rebeldía” para evitar “que sigan atropellando y persiguiendo al que piensa distinto” (sic). “Por supuesto que todos los curas quieren ser papas”, se desdijo; añadió que “estoy para ayudarlos a todos” y enumeró dirigentes cambiemitas como creaciones propias. “Somos el cambio o no somos nada”, redondeó.
“La gente me votó a mí, no me desentiendo para nada de esa responsabilidad”, dijo Macri cuando salió el tema de los jefes de gabinete. Elogió al asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba y relativizó su afirmación sobre la dificultad que habría tenido Macri para gobernar en pandemia. “Quiso decir que Moyano y Baradel no hubiesen actuado de la misma manera… el famoso helicóptero que estuvo desde el primer día”, sugirió en referencia a la “fantasía del kirchnerismo” de sacarlo del gobierno antes de cumplir su mandato. El guión de victimización incluyó entre otras muletillas la de las “14 toneladas de piedras” a las que debió sobreponerse, ese “ataque bestial del kirchnerismo, aliado al massismo… todo ese desastre quebró nuestro gobierno, se me quebró la cabeza”. Más adelante, en referencia a CFK, diría que “ella nunca se fue, tenía todo el poder, tiene y tenía secuestrado al peronismo, gobernadores, intendentes, ¡ideas!”, se exaltó, y cerró con su esperanza de “que vuelva a haber un peronismo que se separe del kirchnerismo”. ¿Uno macrista, quizás? No lo explicitó.