Con la conciencia de que los acontecimientos electorales de fines del 2015 no devinieron en la proclamada alternancia republicana, sino en un proyecto de sustitución imperativa y sin sustantivos respaldos legales de la institucionalidad democrática y de cualquier horizonte de igualitarismo social, miembros de los distintos núcleos que firman esta declaración, conjugando diferentes tradiciones, y distintos campos científicos, profesionales y culturales, llaman a la realización de un conjunto de acciones comunes ligadas a la necesidad de actividades reparatorias que esas circunstancias nos reclaman. 

Es preciso acompañar  el creciente estado de movilización social favoreciendo la recuperación de un proyecto de convivencia democrática, justicia social y cultura crítica. Las grandes movilizaciones por los derechos del trabajo y de género, señalan un horizonte vital de luchas y reencuentros. De este modo y por ello mismo, sentimos la urgente necesidad de ir creando un conglomerado en red, un ámbito compartido de discusiones, que no excluya la identidad de cada núcleo, que permita bajo deliberaciones autónomas y comprometidas, hacer una lúcida lectura de la nueva instancia gobernante. Esta colecciona las más graves herencias de las neo-derechas argentinas y le agrega un particular estilo de despotismo de las maquinarias de la reproducción económica y política de la desigualdad y el disciplinamiento social. Lo enmascaran bajo el nombre de “sinceramiento” y la palabra “normalización” y otros artificios salidos de las oficinas creadoras de ideologías de servidumbre más ostentosas que se han conocido en la historia nacional. 

La persecución político-jurídico-judicial que el Estado está orquestando contra dos mujeres: Milagro Sala y Cristina Fernández de Kirchner constituye una clara demostración de la ausencia de los límites que debieran haber generado mínimas exigibles condiciones democráticas, de las cuales los actuales gobernantes carecen. Hay por delante una vasta tarea de crítica de las políticas económicas, sociales, científico-tecnológicas, jurídicas, mediáticas, comunicacionales, artísticas y culturales que está desplegando esa derecha, que actúa transfiriendo al Estado su estado mayor de negocios. Al descubrir esta cuestión dramática, la llaman tranquilizadoramentre “conflicto de intereses” y pretenden seguir adelante amparados en protocolos con los cuales prometen autocontrolarse y al mismo seguir adelante con su misma identidad depredadora de las instituciones políticas, culturales, económicas y educativas, llegando incluso a la entrega absoluta de las riquezas naturales del país. 

Es necesario confluir en un frente nacional, popular y democrático superador, respetando la singularidad de cada sector. Un gobierno vacío de coherencia pública pero férreo en su convicción demoledora del vivir en común, exige nuevas ideas de lucha y compromisos, y nuevos recursos intelectuales y morales para combatir las novedosas maniobras de sujeción espiritual y material. Si un día emplean un adjetivo que revela la penuria de su pensamiento y la estrechez ética de sus propósitos y al otro lo cambian por su contrario, no es por la perspicacia con la que exploran el ánimo social sino por la mezcla de ausencia de ideas, incluso para realizar una inconmensurable destrucción cultural, con un desvergonzado desinterés por mantener siquiera un nivel expresivo mínimamente relacionado con sus propias convicciones.

Estas surgen de de ruinosos gabinetes de punición que organizan sistemáticamente un plan de coacciones sobre la educación, la ciencia y las artes cinematográficas. Temas como la educación pública en todos sus niveles, los medios de comunicación en todos sus géneros y estilos, las ciencias jurídicas y sociales en todas sus formas de institucionalidad, el cine nacional y la cultura del libro en todos sus aspectos, están en las motivaciones de nuestro llamado. En todas estas áreas el gobierno se expresó con impulsos restrictivos, punitorios y de profunda arbitrariedad.  

La concepción del espacio público es vista ya como un ámbito de despliegue de la infantería policial o de la gendarmería, como ocurrió recientemente con la irrupción en una universidad pública. Aspectos represivos que comenzaron siendo meros indicios se ven crecientemente desarrollados y amenazan llegar a una forma plena  que de consumarse nos pondría frente a la realidad aciaga de un estado policial como núcleo definitivo del macrismo, mientras una verba ya ritualizada declamaría como máscara ajada, un pluralismo faccioso. Conocida fórmula para recubrir actos dirigidos contra las libertades públicas en peligro. 

Es así como también amenazan todo lo referido al mundo de la imaginación literaria, la ciencia, la técnica y las profesiones artísticas, en todos sus niveles de creatividad, innovación y relación con la autonomía intelectual y el reclamo de financiamiento público democrático. No es olvidable, en este contexto, que hacia nuestras responsabilidades y definiciones, también debemos plantearnos nuevas exigencias relacionadas con los requerimientos de un nuevo cuño expresivo y original en nuestros medios objetivos y subjetivos de actividad política, cultural, profesional, comunicacional y científica. 

El necesario acompañamiento de la movilización colectiva, nos llevan pues a firmar este llamado a la configuración y realización de acciones de compromiso común en relación a los graves problemas señalados, a fin de responder con una adecuada articulación, deliberación y producción periódica de actos y enunciados públicos con el afán de dotarlo a la vez, de más amplias bases políticas y sociales.