Con gritos, golpes de puño sobre la mesa y una jueza descompensada transcurrió ayer una reunión plenaria de la Cámara Federal de Casación Penal, máxima instancial penal del país. Un escándalo que terminó en cuarto intermedio, y que fue generado por el intento de traslado definitivo, sin pasar por el concurso, de un juez de otra jurisdicción para ocupar una de las cinco vacantes que hay en el tribunal. Se trata de Carlos Mahiques, integrante de la Cámara de Casación porteña, que se ocupa de los delitos comunes. En ese cargo estuvo de licencia cuando fue nombrado ministro de Justicia bonaerense de María Eugenia Vidal. Dos de sus hijos trabajan en el ministerio de Justicia de la Nación y otro es fiscal federal. El punto de máxima tensión se produjo cuando el juez Juan Carlos Gemignani se enojó con varios de sus compañeros que señalaban el modo irregular que apareció el nombre de Mahiques y que no podrían aceptar una designación sin rendir examen. Los trató de “hipócritas” y se trenzó en una discusión con la jueza Angela Ledesma, quien tuvo que recibir atención médica.
Los casadores y casadoras se pusieron a deliberar sobre el traslado de Mahiques a raíz de un pedido de opinión que recibieron desde el Consejo de la Magistratura, donde el juez presentó su pedido de traslado. Ya hubo otras discusiones similares en ese organismo. La última fue la del juez de Tres de febrero, Juan Manuel Culotta, trasladado al juzgado con competencia electoral por impulso del macrismo.
Mahiques integra la cámara de Casación porteña desde diciembre de 2014. Antes había sido camarista de Casación en la provincia de Buenos Aires. Cuando desembarcó el gobierno de Mauricio Macri fue nombrado como ministro de Justicia de Vidal. En tribunales le atribuyen la dilación de la causa contra el Presidente por la represión en el hospital Borda mientras transcurría la campaña electoral en 2015 (y de la que fue finalmente desvinculado). En mayo del año pasado volvió a la Casación porteña. Ahora pidió ser trasladado en forma definitiva a la Casación con competencia federal para ocupar el lugar que dejó en la Sala II Pedro David, que se jubiló por el fallo de la Corte Suprema que estableció que los jueces deben irse a 75 años a menos que recibían un nuevo acuerdo del Senado.
El pedido de pase defintivo causó estupor en la Casación que funciona en Comodoro Py, entre otras razones porque ya hay un concurso en marcha para cuatro vacantes que hace tiempo existen en la Cámara, que no termina porque a los consejeros del oficialismo no les gusta la conformación de la terna según el orden de mérito. Mahiques se había presentado en ese concurso, pero abandonó en el camino, según explicaron funcionarios judiciales. La jueza Ana María Figueroa insistió en la reunión en plantear que es la Constitución la que establece la obligación de concursar para ser juez; que no es posible pedir traslado para quien ocupa un cargo en otra jurisdicción (Mahiques es camarista en la ciudad de Buenos Aires y quiere convertirse en camarista federal); y, además, para poder obtener un traslado, un juez debe tener cuatro años de antigüedad en su último cargo. La mayoría de los integrantes del tribunal hicieron planteos en esa misma línea.
A Ledesma y Alejandro Slokar se los veía molestos con lo que muchos en el edificio de Comodoro Py describían como un intento de intervención en la Sala II que ambos integran, a la que pertenecía David. Gemignani, (que ayer a la misma hora debía estar en una audiencia en la causa por la privación ilegal de la libertad de una secretaria a la que mandó a arrestar por no acatar una orden), se empezó a enfurecer, gritó y golpeó la mesa con el puño, acusando a sus colegas de actuar con “hipocresía” porque durante el kirchnerismo avalaron la designación de conjueces abogados como subrogantes en la cámara. En 2015 hubo una gran discusión sobre la legitimidad de esas designaciones, impulsadas desde el Consejo en base a una lista de posibles suplentes armada Poder Ejecutivo y avalada por el Senado. La diferencia es que eran nombramientos transitorios. Mahiques quiere mudarse para siempre.
El clima de nerviosismo era alto. Ledesma se sintió mal y tuvieron que llamar a un médico para que la atendiera. Los jueces hicieron un cuarto intermedio hasta hoy, que emitirían una opinión. La decisión final, de todos modos, será del Consejo de la Magistratura que, cuando consultó por Culotta a las cámaras Electoral y la Federal de La Plata, desoyó las objeciones y lo nombró igual. En ese organismo se desempeña uno de los hijos de Mahiques como representante del Poder Ejecutivo.