En tres semanas se cumplirán diez años desde que Julian Assange entró a la embajada de Ecuador pidiendo asilo político. Son 3.634 días en los que el creador de Wikileaks estuvo privado de su libertad. Hoy permanece detenido en la prisión de Belmarsh, conocida como la Guantánamo del Reino Unido. Página|12 conversó con Joseph Farrell, amigo y colega de Assange. Juntos trabajaron durante más de diez años en Wikileaks. Actualmente Farrell cumple el rol de Embajador del sitio de megafiltraciones. “Lo que están haciendo con Julian es sentar un precedente para los gobiernos de todo el mundo, de que está bien perseguir a periodistas y editores”, señaló el investigador británico.
Esperando Justicia
Desde hace años Farrell recorre el mundo militando por la libertad del periodista australiano. Al verlo en videos hablando sobre Assange queda en claro el cariño y la admiración que siente por él. Farrell tiene una voz cálida y amable que emociona cada vez que levanta el tono para exclamar “¡free Assange!”. “La única forma de que este caso termine, es que EEUU retire todos los cargos”, dijo el Embajador de Wikileaks. En concreto el gobierno norteamericano lo acusa de haber “conspirado” con su fuente, Chelsea Manning, para obtener y publicar millones de documentos secretos. Entre ellos destacan archivos sobre las guerras de Irak y Afganistán, de la cárcel de Guantánamo, y las comunicaciones diplomáticas entre embajadas estadounidenses y Washington.
La administración Trump hizo de su extradición una cuestión de Estado. Sin embargo, a principios de este año, tras un largo juicio, la jueza británica Vanessa Baraitser rechazó el pedido. La magistrada argumentó que el periodista australiano podría suicidarse ante las duras condiciones de detención que enfrentaría en la cárcel estadounidense. Sin embargo, descartó los argumentos presentados por la defensa, respecto a que se trata de una persecución política y que se está violando la libertad de prensa. También le negó la posibilidad de salir en libertad bajo fianza, algo que Farrell considera como desproporcionado e indignante. “El gobierno de los EEUU apeló el fallo y estamos esperando saber si se da lugar o no a la misma. Si la aceptan, tendremos por delante más batallas en los tribunales”, indicó el editor británico. Si se avala su extradición, el creador de Wikileaks podría ser condenado a 175 años de cárcel.
Durante el juicio, la defensa presentó evidencias médicas que demostraron el débil estado de salud física y mental de Assange. Farrell contó que su colega está aislado en una prisión plagada de covid-19. En los dos años que lleva allí, son contadas la veces que lo dejaron ver a su familia y abogados. “¿Por qué quieren extraditarlo? Porque expuso el verdadero costo de la guerra en Irak y Afganistán. Porque expuso lo que realmente sucede en la Bahía de Guantánamo. Porque expuso todos los tratos nefastos que ocurrían a puertas cerradas. Porque evidenció crímenes de guerra y violaciones a los Derechos Humanos”, sostuvo el periodista.
Los Principios de Wikileaks
Farrell conoció a Assange en el 2010, cuando Wikileaks acababa de publicar el famoso video “Collateral Murder”. En él se ve como el Ejército estadounidense asesina a 18 personas en Irak, incluidos dos periodistas de Reuters. “Estaba en Londres. Acaba de ver una entrevista a Julian hablando sobre los cuidados que los periodistas debíamos tomar para proteger a nuestras fuentes, cuando mi jefe en el Centro de Periodismo de Investigación (CIJ) me dijo: ‘Joseph, viene alguien a la ciudad que necesita ayuda con unas entrevistas y otros trabajos. Creo que deberías pasar los próximos tres días con él, ayudándolo. Se va a comunicar con vos en breve’. Le dije que ayudaría, pero en ese momento mi jefe no me dijo quién era la persona, solo que recibiría su llamada”, narró el periodista.
Un par de horas más tarde, recibió un mensaje de texto. "Por favor, llámeme". “En base a lo que acababa de ver en la entrevista, pensé que debería emplear todas esas técnicas de vigilancia y protección de fuentes para responder. Dejé mi celular en la oficina y caminé unas cuadras hasta un teléfono público para hacer la llamada. La persona al otro lado me dijo: "Por favor, ¿puede reunirse conmigo en el Frontline Club ahora?". Fui hasta ahí y al entrar vi a Julian sentado en un rincón frente a su computadora. Se suponía que trabajaríamos tres días, pero 11 años después, todavía estoy ahí”, contó el editor.
La anécdota da una pista sobre la metodología de trabajo en Wikileaks. El sitio cambió la forma de hacer investigación en periodismo al brindar a sus fuentes una base de datos virtual, anónima y totalmente segura donde colocar información. Farrell los llama “buzones anónimos” y subraya “dar seguridad a las fuentes”. La segunda innovación que hicieron fue asociarse a otros medios para trabajar con el inmenso caudal de información que recibían. Página|12 fue uno de los más de cien medios del mundo con los que Wikileaks aunó fuerzas cuando se publicaron los cables diplomáticos secretos de EEUU. Fue el llamado “Cablegate” que en la Argentina mostró, entre otras cosas, cómo el fiscal Alberto Nisman había ido durante años a la Embajada de EEUU a preguntar cómo seguir en la causa AMIA, tal como reveló Santiago O’Donnell en el libro “Politileaks”.
El tercer método con el que innovó el sitio creado por Assange, fue poner a disposición de los lectores el material original con el que trabajan. “Proporcionamos el material fuente para que si alguien no está de acuerdo con lo que dijimos, pueda ir y revisar en qué se basaron nuestras conclusiones. Es lo que llamamos ‘periodismo científico’. Al igual que un artículo de ciencia, la comunidad puede revisar en el material de origen todo lo que el científico declaró”, sostuvo el Embajador del sitio. Además Farrell señaló que esta dinámica viene con bonus: “las personas pueden buscar en la materia prima cosas que pudieron no ser incluidas en los medios internacionales, pero que son relevantes para su entorno”.
Salir de la oscuridad
Uno puede sentir la adrenalina que seguramente vivió Assange ante la posibilidad de golpear de lleno al Estado más poderoso del mundo. Sin embargo Farrell lleva la conversación al costado humano. “Estas publicaciones no fueron para contraatacar a lo más alto del poder. Se trató de hacer justicia y darles un cierre a las familias de tantas personas que fueron torturadas, maltratadas, asesinadas y perdieron la vida, ¿para qué? Para nada”. sostuvo el periodista de investigación. Wikileaks aportó el dato duro para confirmar lo que se sospechaba. “Nuestro trabajo permitió que las personas pudieran buscar en las bases de datos la información para llevarla a tribunales. Esos documentos, once años después, siguen utilizándose”, dijo el editor británico.
Assange sostuvo en más de una ocasión que no podemos decir que vivamos en democracia si nos ocultan información sobre lo que hacen nuestros gobiernos. Para Farrell la avanzada feroz contra el creador de Wikileaks es un paso más en este sentido. Pero no el único. “Ya vimos a Bolsonaro ir tras Glenn Greenwald. En Rusia, los legisladores están redactando leyes que convertirán en ilegales las iinvestigaciones basadas en filtraciones”, enumeró el editor. Por eso, para él es más necesario que nunca seguir haciendo periodismo de investigación. “¿Cómo se supone que participaremos nosotros como individuos si no tenemos información? ¿Cómo podemos detener el flujo de corrupción si no somos capaces de ver a dónde va el dinero? Falta de información significa falta de conocimiento. Y eso es lo que permite prosperar a los regímenes fascistas y autoritarios”, indicó Farrell.