Es conocido el reclamo que vienen sosteniendo quienes viven de los dos lados de la frontera entre Argentina y Bolivia desde que se decidió nuevamente cerrar las fronteras a la circulación de personas tras la llegada de la segunda ola de la pandemia de coronavirus. Desde ese momento, solo se permite pasar al transporte internacional con mercaderías.

No solo los habitantes de Villazón y La Quiaca; Salvador Mazza y San José de Pocitos, o los de Aguas Blancas, en el departamento Orán, y los de Bermejo se quejan ante sus respectivos representantes por la incomunicación que existe en zonas que siempre mantuvieron contacto y a las que divide una línea imaginaria impuesta por ambos estados no hace mucho tiempo.

Eso se puede constatar aún más cuando se piensa en la situación de quienes habitan en la localidad salteña de Los Toldos, que quedaron nuevamente aislados del territorio nacional y aún están esperando la resolución del Estado Plurinacional de Bolivia para obtener los permisos correspondientes y así poder ingresar a la Argentina a hacer sus compras y trámites personales, pasando por caminos en el vecino país.

En esas localidades fronterizas, las familias vivieron históricamente en ambos países, entre ellos comercian, y muchos, con nacionalidad argentina, deben cruzar cotidianamente para hacer sus trámites y visitar parientes del lado boliviano. Y viceversa. Es por ello que desde que comenzó esta nueva fase de restricciones y se volvieron a cerrar las fronteras, un grupo de organizaciones sociales y Comités Ciudadanos de las localidades bolivianas de San José de Pocitos, Bermejo y Villazón comenzaron a solicitar a sus autoridades nacionales la reapertura para poder circular.

José Wayar, presidente del Comité Cívico de San José de Pocitos (jurisdicción de Yacuiba), en conversación con Salta/12, dijo que no tomaron la medida de un día para el otro, sino que ya habían elevado una nota el 30 de abril, “pidiendo una reunión con las autoridades de los distintos ministerios para que reconsideren la posibilidad de abrir la frontera”. Añadió que un mes más tarde, y ante la ausencia de respuestas, decidieron avanzar con la toma de todos los puentes.

Corte en Villazón.

“La primera resolución que hicimos pidiendo la reapertura fue el 8 de abril, hicimos otra el 17, luego el 27 hubo algunos cortes y el 30 decidimos darle un mes al gobierno, pero tampoco contestaron”, agregó Wayar. Y destacó que el principal interés de reabrir las fronteras es el económico, debido al fluido comercio que hay entre sus pueblos, “y la integración regional, que siempre estuvo presente y todos tenemos familia del otro lado”.

Aunque aclaró que no es un pedido para liberar el paso, sino para que se les de “un trato preferencial” para que solo pasen quienes puedan demostrar que habitan allí. Un pedido muy parecido al que la Dirección Nacional de Migraciones argentina se encuentra tramitando con las autoridades bolivianas para la circulación de los habitantes de Los Toldos.

Corte en Pocitos.

El líder del Comité Cívico zonal boliviano aseguró que ese no era el único pedido que realizaron, y que se tomó en conjunto con los demás comités, instituciones y organizaciones sociales de los pueblos de frontera, “a través de un voto resolutivo de las fronteras del sur”. 

En la convocatoria a la reunión, a la que invitaron también al presidente de Bolivia, Luis Arce; al ministro de Relaciones Exteriores, a los ministros de Salud, Educación, Obras Públicas, Economía y Aduana, solicitaban conversar sobre la reactivación económica fronteriza, la construcción de caminos e infraestructura para la zona, como un nuevo puente internacional, vacunas, y mejoramiento de sus sistemas de salud.

Wayar aseguró que hasta no obtener una respuesta y poder mantener una reunión con las autoridades nacionales “los únicos que pasarán son las ambulancias y los transportes que llevan oxígeno para los hospitales”.