La edición 2020 de Espanoramas será recordada muy especialmente por los cineastas que fueron invitados a acompañar sus creaciones. Mientras se desarrollaban las últimas funciones y se acercaba la fecha de regreso, la posibilidad cierta de una cuarentena estricta en el país europeo se parecía cada vez más a una realidad. Corría la segunda semana del mes de marzo, y unos días más tarde comenzaba también en la Argentina el aislamiento obligatorio. Un año y tres meses después, el encuentro anual con el cine español contemporáneo –que se realiza de manera ininterrumpida en Buenos Aires desde hace siete años- tiene lugar necesariamente de manera no presencial. Los trece largometrajes que forman parte de esta 7° entrega podrán verse en todo el país, gratuitamente, a partir de mañana jueves y hasta el 13 de junio, previo acceso al sitio web www.espanoramas.com.ar Como siempre, la programación se propone como un espejo de la producción del país ibérico, con especial énfasis en el cine artísticamente más relevante y no tanto en las producciones que sumaron mayor cantidad de entradas en la taquilla.

Para Fran Gayo, curador de la muestra desde sus inicios, “dos ejes atraviesan de lado a lado esta edición tan particular de Espanoramas: la idea del cine como reformulación de la memoria y como lugar para el registro de lo íntimo, de lo familiar, de lo doméstico incluso”, según escribe en la presentación del catálogo online. Allí también destaca, casi como una declaración de principios, que “el programa de Espanoramas de este año intenta ser, como en anteriores ediciones, un reflejo de lo que consideramos más representativo del cine español durante este momento en el que las películas han luchado sin bajar la guardia por encontrar un público, y por encontrar también un medio a través del que seguir llegando a ese público”. Una de las puntas de lanza de esta edición, El año del descubrimiento, del realizador murciano Luis López Carrasco (ver entrevista aparte), reconstruye desde el presente una serie de eventos ocurridos en Cartagena en 1992 –el año de los Juegos Olímpicos y la Expo Sevilla, símbolos de modernidad y riqueza– que hoy parecen olvidados en la memoria colectiva. El film fue el gran ganador de la competencia internacional del último Festival de Mar del Plata y es un excelente ejemplo de la vitalidad y creatividad del documentalismo español.

A pesar de las enormes diferencias formales que los separan, algo similar puede afirmarse respecto de Vaca mugiendo entre ruinas, documental del gijonés Ramón Lluís Bande, quien vuelve a los años de la Guerra Civil luego del largometraje Cantares de una revolución, junto al cual conforma una suerte de díptico. Gracias a una nutrida serie de imágenes del fotógrafo Constantino Suárez, además del uso de textos oficiales de época –narrados por el músico Nacho Vegas–, Bande conjura la resistencia asturiana ante los embates nacionalistas, narrando la breve existencia en 1937 del Consejo Interprovincial de Asturias y León, presidido por una figura hoy olvidada, la de Belarmino Tomás. Lejos del documental didáctico tradicional, Vaca mugiendo… permite asistir a la Historia con mayúscula (y a algunas de sus historias particulares) a partir de los rostros anónimos de ciudadanos y soldados, además de aquellos otros que, con nombre y apellido, intentaron apoyar la causa republicana hasta el último momento.

Vaca mugiendo entre ruinas

Otro de los títulos destacados de la cosecha 2021 de Espanoramas, Las niñas –ópera prima en el largometraje de la realizadora Pilar Palomero– es un relato de crecimiento protagonizado por una catalana preadolescente descontenta con el mundo que la rodea. El año es nuevamente 1992 y la vida de Celia transcurre entre las clases en la escuela de monjas a la que asiste, las reuniones con compañeras y amigas –ámbito de primeros cigarrillos, escapadas a una discoteca y charlas sobre sexo– y la relación crecientemente tirante con su madre. Condimentada con canciones de Héroes del silencio, Niños del Brasil y el gran éxito bolichero de Chimo Bayo, la película de Palomero se llevó los galardones a Mejor Película y Mejor Dirección Novel en los últimos premios Goya. Los europeos, en tanto, podría entenderse como lo más parecido a un film mainstream en la programación del festival. Dirigida por Víctor García León y coprotagonizada por Juan Diego Botto, la película recupera el libro homónimo del célebre escritor y guionista Rafael Azcona, publicado en 1960, para intentar una suerte de La dolce vita ibicenca, el retrato agridulce de unas vacaciones que prometen libertades y deseos satisfechos, transformados en un romance tan intenso como fugaz.

Además de otros títulos como A media voz, de Heidi Hassan y Patricia Pérez Fernández –ganadora del premio al Mejor Documental en el prestigioso festival IDFA–, y Entre perro y lobo, de Irene Gutiérrez, rodada en Cuba con un cuarteto de veteranos de la Guerra de Angola, Espanoramas también ofrecerá el más reciente largometraje del gallego Eloy Enciso, Longa Noite, notable ejercicio formal que reconstruye la posguerra española a partir de textos literarios, reconvertidos en diálogos y monólogos de enorme potencia dramática e histórica. Finalmente, la ópera prima La última primavera es un ejemplo de ficción hiperrealista protagonizada por una familia de bajos recursos, habitantes de un “barrio de chabolas” en las afueras de Madrid, dirigida por la directora germano-española Isabel Lamberti. Conclusión: diversidad de idiomas, de acentos, de formas, de relatos, de ambiciones y logros artísticos.

* Espanoramas, 7° muestra de cine español, del 3 al 13 de junio. Podrá accederse a las películas en el sitio web www.espanoramas.com.ar , creando por única vez usuario y contraseña. Allí también puede consultarse la programación completa, días y horarios de los estrenos. Cada película estará disponible durante 48 horas.