Ni las penurias económicas ni calidad artística de las obras. Lo que se discute sobre la última edición –virtual- del Salón del Cómic de Barcelona es el destinatario de su Gran Premio, el más importante de España. Es que Antonio Martín no es autor de historietas. Tampoco es un ajeno al mundillo de los tebeos hispánoamericanos, pues es divulgador y editor. En ese rubro fue parte esencial para la aparición de Cómics Forum, un subsello de Planeta D’Agostini, que abasteció al mercado hispanoparlante de las viñetas de Marvel, desde 1982 en adelante. Tras la decisión del jurado, los autores montaron en cólera y lanzaron un comunicado repudiando el Premio, al que ya suscribieron más de 200 dibujantes y guionistas españoles y de otras nacionalidades.
En el comunicado, los artistas destacan que es la primera vez en 32 ediciones que se rompe con el criterio habitual de premiar autores por su trayectoria. Una sutileza en las bases del premio, que hablan de “en reconocimiento a la trayectoria profesional de un autor o autora español/a con un mínimo de 25 años de trabajo publicado”, pero no dicen que deba ser autor “de” historietas, habilita a Martín al premio de 2500 euros. La cifra, más bien magra, deja claro que la lucha es simbólica para los autores, que recuerdan que hace dos décadas el editor enjuició a un humorista por tratarlo de “nazi y pederasta” en un chiste.
Además, los autores levantan la apuesta en su comunicado y amenazan al Salón: “nos veremos obligados a retirar nuestro nombre de futuras nominaciones a unos premios que quedan desprestigiados y a evitar futuras colaboraciones con un Salón que no nos tiene en cuenta”. Entre los firmantes hay figuras de renombre como Albert Monteys, David Rubín, Hernán Migoya, Javier Olivares, Juanjo Sáez, Mauro Entrialgo, Paco Roca, Pepo Pérez, Santiago García o los argentinos Mr. Ed y Soledad Otero.
Aunque en el texto reconocen que Martín se “ha distinguido en el campo de la edición y la divulgación”, objetan que “la decisión del jurado se entiende como un desaire hacia quienes han pasado incontables horas de su vida en su mesa de trabajo para que los cómics puedan existir”. Del otro lado, el jurado integrado por notables como Antonio Altarriba (historietista) o Álvaro Pons (crítico y docente), sí consideró las horas sobre la mesa de edición o el teclado de Antonio Martín. Altarriba defendió la decisión. En declaraciones a El Periódico, el historietista sostuvo que “Antonio Martín no es un extraterreste en el mundo del cómic sino uno de los mejores investigadores del medio (...), como autor me han enseñado muchas cosas y descubierto muchas obras. Su trabajo no es algo parasitario sino que tiene fundamentos creativos y estimulantes. Si el cómic ha llegado donde está es también por esa labor de divulgación”.
Ante la polémica, al cierre de esta edición el Salón del Cómic de Barcelona todavía guardaba silencio. Por lo bajo reconocían estar pensando en reincorporar una categoría de los premios caída en desuso, justamente la que premia a divulgadores. En lo declarativo aún no tomaron partido. Hace seis meses la organización (el FICOMIC) rogaba por ayudas gubernamentales para poder realizar sus próximas ediciones. Ahora suma este conflicto con los autores y, a la vez, la necesidad de respaldar a su jurado, al que además dieron luz verde para premiar a Martín. Una decisión que ahora les espesa la tinta.
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