El 1º de junio de 1987, con una democracia frágil y miles de represores con su impunidad garantizada por el punto final y la obediencia debida, Abuelas de Plaza de Mayo logró un hito para la ciencia argentina: la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que sistematizaría las muestras de sangre para auxiliar a la justicia en la identificación de sus nietxs apropiados durante la dictadura. 34 años después, con 130 jóvenxs que ya recobraron su identidad y mientras el Estado y científicos argentinos investigan la posibilidad de poder identificar bisnietxs con el material de los grupos familiares disponibles en el archivo del BNDG, funcionarios y nietxs recuperados resaltaron el rol del organismo en la búsqueda de verdad y justicia.
El 20 de febrero de 1986 una delegación de Abuelas integrada por María Isabel Chorobik de Mariani, Estela Carlotto y Rosa Roisinblit fue recibida por el presidente Raúl Alfonsín y el subsecretario de Derechos Humanos, Eduardo Rabossi. “El Presidente conoce nuestra lucha desarrollada durante los últimos nueve años para localizar a nuestros nietos, lo que se ha conseguido en 38 casos. Pero una vez encontrados, casi siempre transcurren años en indecisiones judiciales, trabas, incompetencias y lentos trámites”, decía el escrito que presentaron. “Se trata de la vida de niños que fueron atrozmente privados de sus derechos, y el transcurrir del tiempo en una criatura esclavizada no debe tener el mismo tiempo que el de un expediente común”, reclamaban.
–-¿Cómo que no hemos hecho nada? Hemos creado la CONADEP, hemos juzgado y encarcelado a las juntas militares –se puso a la defensiva Alfonsín, en referencia a la condena a Videla, Massera & Cía.
–-Es cierto, ¿pero hay algún chico que haya sido encontrado por el trabajo del gobierno o con la ayuda concreta del gobierno –replicaron las Abuelas, según la reconstrucción del diálogo que hizo Juan Martín Ramos Padilla en la biografía de “Chicha” Mariani.
El presidente escuchó entonces varios pedidos. Uno era la presentación de un proyecto de ley que diera validez legal a los análisis genéticos que se realizaban en el Hospital Durand y estableciera la creación del BNDG. Con el visto bueno de Alfonsín, Abuelas junto con organismos del Estado y el Servicio de Inmunología del Durand se abocaron a la redacción del proyecto, que se aprobó por unanimidad en mayo de 1987.
La ley 23.511 se promulgó el 1º de junio y creó un organismo autónomo y autárquico con “un archivo sistemático de material genético y muestras biológicas de familiares de personas que han sido secuestradas y desaparecidas durante la dictadura militar”. Especificó que los servicios serían gratuitos para familiares de desaparecidos, dispuso que los tribunales realizaran el estudio de marcadores genéticos de todo niñx con filiación dudosa, estableció los pasos a seguir para quienes vivieran en el exterior y determinó que la negativa a someterse a la prueba sería considerada señal de complicidad. Dispuso también que la Ciudad de Buenos Aires pagaría el equipamiento y el personal científico, y el Ministerio de Acción Social de Nación los reactivos químicos necesarios para los análisis. Le ley se reglamentó en 1989 y el banco nunca dejó de sumar muestras de sangre de familiares.
Con los años surgiría un nuevo desafío, que llega al presente: “la identificación de les hijes de esos niños y niñas robadas que hoy son adultos: les bisnietes”, búsqueda que “implica el desarrollo de nuevas herramientas estadísticas para la identificación”, informó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación al recordar el aniversario. “El trabajo de restitución de los nietos abre un espacio histórico en donde la ciencia se redime y recupera su función primordial al servicio de la humanidad. Hoy en día hay ya dos generaciones que desconocen su identidad de origen. Los nietos y los bisnietos aún no recuperados de nuestras Abuelas. A ellos seguimos debiéndoles una respuesta”, afirmó la doctora Mariana Herrera Piñero, directora del BNDG, que firmó un convenio con la Universidad Nacional de José C. Paz para analizar la capacidad de identificar bisnietes con el material genético disponible.
“La búsqueda de las Abuelas en trabajo conjunto con la ciencia argentina ha logrado la restitución de 130 nietas y nietos, pero aún falta mucho camino por recorrer”, recordó Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia y Tecnología.
“Hace 34 años el Gobierno Nacional promulgaba la Ley de creación del BNDG, ejemplo en el mundo de la ciencia aplicada a los derechos humanos y a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. ¡Por más abrazos!”, escribió Herrera Piñero.
El BNDG difundió un video en el que la nieta restituida Victoria Montenegro cuenta su propia experiencia y explica la importancia de la ciencia para “reparar una herida enorme en nuestra historia, en nuestra sociedad”. Le legisladora porteña del Frente de Todos advierte también que “muchas veces me pasa que en una charla se me acerca una joven y me dice que ella quiere saber pero su mamá no quiere saber nada. Por eso, ese es el desafío que tenemos con las generaciones más jóvenes: la verdad”.