“Para mí es un avance muy importante, me siento dignificada, tener un trabajo digno para mí es lo mejor”, dice Karen Onzari, una de las dos personas trans que hoy comenzarán a trabajar en la Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán, en un hecho histórico en los 80 años de historia de Fabricaciones Militares. “Feliz de la vida, feliz, feliz, feliz”, es la primera respuesta de Giuliana Lescano, la otra trabajadora que se incorporará a confeccionar chalecos de protección para las fuerzas de Seguridad. Los dos ingresos dispuestos por el Ministerio de Defensa que conduce Agustín Rossi empiezan a cumplir el cupo laboral trans dispuesto el año pasado por el presidente Alberto Fernández, a través del decreto 721. Estas dos trabajadoras no ingresarán solas a la Fábrica del cordón industrial rosarino, lo harán junto a 22 trabajadores que se reincorporan luego de haber sido despedidos durante el gobierno de Mauricio Macri.
“Imagínate, significa mucho, mucho, mucho porque es la posibilidad que todas las trans, todas, estamos esperando. No creo que no haya nadie en el colectivo trans que no quiera la oportunidad de demostrar que podemos hacer otra cosa, y que estamos capacitadas para aprender lo que sea necesario, sólo hace falta que nos den esto que nos están dado ahora”, expresa Giuliana con la voz alborotada por la inminencia de su ingreso laboral. A sus 47 años, prima el agradecimiento. “Estoy tan agradecida de demostrar que somos capaces de ingresar al mercado laboral para tener una vida más digna con todo lo que eso significa, tener una obra social, un trabajo remunerado que jamás tuvimos, aguinaldo, vacaciones, todas esas cosas que fueron impensadas, si bien buscadas, porque toda nuestra vida estuvimos buscando la oportunidad, llevando currículums, caminando la calle, tratando de capacitarnos, algunas, las que podemos, pero nunca había sonado el teléfono. La frase que te dicen siempre, esperá el llamado y nunca llega el llamado”. Giuliana nació en Santa Fe, pero ahora vive en Rosario. Comenzó su transición a los 32 años, cuando llevaba siete trabajando en relación de dependencia en un restaurante. Apenas dejó de ser varón, la despidieron.
Karen tiene 45 años, ella sí nació en Rosario y a los 16 se fue de su casa. “A pesar de que la vida de nosotras no fue tan maravillosa, nunca me di por vencida y jamás bajé los brazos, continué con mis estudios, me fui perfeccionando yo misma para no terminar solamente siendo una trabajadora sexual o una persona adicta. Entonces, fui por ese camino, porque yo sabía que un día la vida me iba a premiar”, dice emocionada, mientras cuenta que ya pasó a tercer año de la escuela secundaria, que está estudiando ahora. Su identidad de género le trajo “problemas familiares al principio”. “Básicamente mi papá es de la época antigua, que en la casa era varón-varón, mujer-mujer. Le costó pero me terminó aceptando. Mamá siempre me aceptó, pero papá no, por el qué dirán de la familia”.
“A los 16 años me fui de mi casa, y no me quedó otra que terminar conociendo lo que es el trabajo sexual de la noche”, dice Karen, sobre la vulneración social que vive la mayoría de las personas trans, cuya expectativa de vida araña apenas los 35 años.
“Conocí tanto Brigadas como Moralidad Pública, la seccional. Lamentablemente vivía muy acorralada por la represión policial, recuerda de la aquella época en que, con los Códigos de Faltas provinciales vigentes, la prostitución era perseguida, y había penas de prisión.
¿Cómo llegó a la posibilidad de ingresar a trabajar a la Fábrica Militar de Fray Luis Beltrán? Conoce de confección de ropa industrial, trabajó en un taller, aunque nunca con un trabajo registrado. “Tengo conocimiento en lo que es corte, lo que es repasar, coser, entonces, me preguntaron en ATE Rosario qué era lo mío, yo les dije: hice esto, lo del taller, también les dije que sé de peluquería, sé un montón de cosas, pero lo que más me gusta es esto. Entonces, salió esta propuesta que podría estar dentro de la Fábrica Militar, donde se arman los chalecos y para mí fue algo nuevo”, relata.
En Fabricaciones Militares en todo el país trabajan 1162 personas, de las cuales 995 son varones y 167 mujeres. Desde hoy se suman además 2 personas trans. En el sector de confección de chalecos, donde ingresarán Karen y Giuliana son mayoría de mujeres. En Fray Luis Beltrán, sobre 289 trabajdores, 48 son mujeres.
ATE Rosario es el sindicato conducido por Lorena Almirón que gestionó el ingreso de Karen. “Desde nuestras políticas gremiales impulsamos la justicia social y la equidad desde hace siglos, y sobre todo cuando asume Lorena como secretaria general, a través de un piso como es la igualdad sindical. Una de las bases es la diversidad sexual y trabajar profundamente sobre estas políticas, lograr que el cupo laboral trans se dé hoy en un lugar histórico como Fábrica Militar nos pone muy felices y nos desafía a seguir trabajando”, subrayó Liliana Leyes, secretaria de Organización de ATE Rosario.
La decisión política del Ministerio de Defensa se enmarca en una política de “modernización”, según explicó el director de Fabricaciones Militares, Iván Durigón. El 4 de marzo pasado, se creó la Secretaría de Género del área, a cargo de Gina Chiavarino. A partir de esta decisión, también habrá supervisoras mujeres, otra conquista inédita. “Esto es histórico. Justo estaba reunida con una de las trabajadoras que va a ingresar, y yo le decía que no sé si dimensionaba lo que significa el ingreso de dos personas trans, sobre todo porque Fabricaciones Militares tiene una trascendencia de lo militar y de hombres. Hay un 86 por ciento de hombres y un 14 de mujeres, entonces darle cumplimiento al cupo laboral trans es histórico”, se entusiasma Chiavarino, que hizo un trabajo de hormiga para lograr esta inclusión.
Karen ya sabe que será tratada como “una más” porque cuando hizo los exámenes preocupacionales, se encontró con otros ingresantes, y supo que habría camaradería. “Esto se da en un proceso de reincorporación de trabajadores y de ingreso de más personas, porque se tuvo que ampliar la planta de personal por la producción”, sumó Chiavarino, quien aseguró que no le ponen límites numéricos a la inclusión de personas travestis y trans.
En ese sentido, Durigón hizo hincapié en la modernización de esta institución, próxima a cumplir 80 años. En ese objetivo enmarca la creación de la Secretaría de Género. “Tenemos la posibilidad de estar trabajando bajo una figura legal que nos permite modernizar la fábrica y teniendo en cuenta la visión que tiene el ministro Rossi, así como quienes estamos a cargo de la Fábrica Militar, esto nos permite avanzar. Venimos de la militancia de Norma López (concejala de Rosario y referente feminista). Entonces, tenemos clara la importancia de las políticas de inclusión. Tenemos la posibilidad de generar ingresos en la Fábrica de Fray Luis Beltrán porque la producción de chalecos para el personal de seguridad ha avanzado mucho, hemos logrado instalarnos en el mercado y nos parece que lo importante es reincorporar trabajadores y también incorporar a personas trans”, subrayó.