Los estudiantes de las escuelas con régimen de verano de Salta cierran sus ciclos lectivos, después de haber regresado a la presencialidad el 25 de enero de este año. El primero en concluir el ciclo lectivo 2020-2021 fue el nivel inicial y la semana próxima lo harán los niveles primario y secundario. Los maestros aseguraron que, a pesar de la pandemia, tuvieron un balance positivo en la enseñanza, aún cuando el proceso de vacunación no está concluido.
En el territorio provincial funcionan actualmente 19 escuelas con esta modalidad de dictado, ubicadas en los departamentos Los Andes, La Poma y San Carlos. Su ciclo lectivo comienza a fines de agosto y concluye a principios de junio del año próximo. Las clases se dictan en este período para aprovechar las estaciones más cálidas, debido a las bajas temperaturas que se registran en la zona entre junio y agosto y que alcanzan mínimas bajo cero.
Estas fueron las primeras instituciones educativas del país en volver a las clases presenciales bajo las nuevas condiciones impuestas por la pandemia. En ese sentido, la docente, Sonia Nina, que se desempeña en el departamento de Los Andes, contó a Salta/12 que empezaron las clases tratando de cumplir con los protocolos, pero eso no fue posible en la totalidad de las instituciones.
Salta/12 informó que al comenzar las clases había edificios con refacciones incompletas y un atraso en el pago de las partidas de comedores escolares. A ello se sumó que durante dos meses la totalidad de los docentes asistió a los establecimientos sin estar vacunados, dado que recién el 4 de marzo comenzó formalmente en la provincia la campaña de vacunación contra la covid-19.
Nina dijo que hace tres meses, en la Puna salteña hubo un pico de contagios de covid-19, lo que derivó en que varios maestros debieron cumplir aislamiento. Sin embargo, celebró que en la zona no hubo ningún deceso entre los integrantes de la comunidad educativa. Los contagiados "se recuperaron bien y hoy en día en la Puna no hay casos positivos por lo menos hace tres días", contó.
En el lugar sólo los docentes de nivel inicial y primario se mantienen fijos en sus respectivos establecimientos, mientras que los secundarios y maestros de educación física deben moverse entre los colegios, separados por grandes distancias y con caminos de difícil acceso.
Tomando como ejemplo sólo el departamento Los Andes, Nina explicó que son diferentes las itinerancias. De San Antonio a Tolar Grande son 220 kilómetros, pero si se va a Salar de Pocitos, son unos 100 kilómetros. Hacia Santa Rosa De los Pastos Grandes la distancia es de 90 kilómetros y hasta Olacapato, de 60 kilómetros.
En el caso de la Poma Norte, si se va a Pizcuno, Cerro Negro, Esquina de Guardia, la distancia aproximada va 45 a 50 kilómetros. Por eso muchos docentes "se quedan allí un mes; otros, menos tiempo (15 días). Y ellos tienen que pagar el transporte entre $3000 y $4000 pesos solo de ida y después de nuevo al volver", relató.
Nina aseguró que la prioridad es poder trabajar, pero la cuestión es "llegar de un lado a otro", en medio de un contexto de crisis sanitaria. También destacó que la gran mayoría de los docentes son de la Capital salteña y de la provincia de Jujuy. "Sabemos que tenemos que cuidarnos, como todos los departamentos, pero es impresionante también la cantidad de casos que siguen subiendo", precisó.
"Hace un mes hay suficientes vacunas"
En cuanto a la vacunación, Nina afirmó que la todos los maestros tienen la primera dosis y varios ya se están aplicando la segunda. Sfirmó que los trabajadores del programa de Asistencia para Proyectos Comunitarios (APC), "están yendo a los parajes para (aplicar) la segunda dosis". Además, sostuvo que desde "hace un mes hay suficientes vacunas en la zona".
Sin embargo, hay casos como el municipio de Tolar Grande, donde tres maestros de la primaria no recibieron ninguna dosis porque recientemente fueron contagiados de la covid-19. Les recomendaron no aplicarse las inoculaciones hasta que pase el período de inmunización de al menos 3 meses, según relató el docente Elvio Díaz, director de la escuela 4622 Manuela Martínez de Tineo, quien forma parte de ese grupo. A esa escuela asisten 46 niños desde inicial al séptimo grado.
La cantidad de maestros en cada institución es de acuerdo a la demanda existente. Por ejemplo, en la escuela N° 4.332 de Salar de Pocitos sólo hay un docente y un directivo, mientras que en la escuela albergue 4.565 Padre Antonio Mallea, en la localidad de Santa Rosa de los Pastos Grandes, hay tres docentes y el directivo.
Al final, poca asistencia
Si bien sólo restan unos días para finalizar las clases de este ciclo lectivo, las escuelas con régimen de verano también tuvieron poca asistencia después del retorno a la presencialidad que se anunció este último lunes. "Hay algunos grados donde van pocos niños porque los mismos padres los tienen en sus casas" y piden la virtualidad.
Pero esta decisión está enmcarcada en el contexto laboral del lugar. Muchos niños y niñas son hijos de trabajadores mineros y hace menos de dos semanas se reiteraron casos de grupos de trabajadores que tenían que hacer aislamiento ante posibles casos de coronavirus. "En la Puna tenemos que tener presente eso porque la mayoría de las familias trabajan en las minas", explicó Nina.
La docente, que dicta clases en la escuela hogar de San Antonio de los Cobres, que tiene un régimen común, dijo que algunos docentes del municipio trabajaron la virtualidad en esta vuelta. Por eso, reiteró el pedido al Comité Operativo de Emergencia de la provincia (COE) para que se permita la modalidad virtual hasta que terminen las vacaciones de invierno.
El pedido se basa no solo en las prevenciones para evitar futuros contagios, sino también en las bajas temperaturas que se dan en esa zona. Por lo menos hace un mes que niños, ordenanzas y docentes deben movilizarse a las escuelas con temperaturas mínimas bajo cero de -8° en el mejor de los casos.
"Las inclemencias del tiempo son desfavorables porque a la mañana hace mucho frío y eso no nos favorece", agregó Nina, aunque recordó que en realidad todo el año "en la Puna hace frío". En verano las temperaturas pueden ir de los 12° a los 20°, con noches muy frías.
Balance positivo
La maestra Nina recordó que por la virtualidad obligatoria que mantuvieron desde septiembre -cuando se inicia el ciclo- hasta enero, perdieron el contacto con algunos alumnos y que al verse las caras "se notó que había que reveer varios temas y actividades".
Cuando volvieron a las clases presenciales en la zona también se aplicó la bimodalidad. El director Díaz contó que tuvieron que implementar el sistema de burbujas porque no podía brindar la presencialidad al 100% todos los días por la falta de espacio físico. Dijo que "se trabajó dentro de todo bien" y con los protocolos establecidos.
En su caso, los fondos para los insumos de bioseguridad fueron enviados en tiempo y forma. Además de que la totalidad de los niños (46) contaban con conectividad, aunque la respuesta no era la misma cuando se daba el trabajo desde las casas.
Eso pudo manifestarse en el acompañamiento familiar que vieron las autoridades y que se debía a dos principales razones: los padres trabajaban o los dispositivos tecnológicos no eran suficientes en las familias. Aún así, Díaz expresó que el balance en relación a la enseñanza es positivo.
En tanto, Nina indicó que "se logró una buena nivelación" porque "no es que se bajó de nivel por la pandemia", sino lo contrario. Aseguró que en el recuento de los maestros "se ve un buen resultado porque los niños cumplieron los objetivos".
Con vistas al inicio del próximo ciclo, la docente afirmó que "sería bueno que el gobierno nos deje dar las clases en la virtualidad en las escuelas con régimen común", así para el regreso de las escuelas con régimen de verano, la presencialidad puede ser mantenida.