“La existencia de las fotografías fue lo que permitió que la película también existiera”. Ramón Lluís Bande, nacido en Gijón, Asturias, hace 49 años, define de manera clara el origen de su nuevo documental. Su particular título, Vaca mugiendo entre ruinas, remite a un dibujo destacado durante la secuencia de títulos, símbolo del estado de la cosas en su región natal en tiempos de la Guerra Civil Española. Un período que ya estaba presente en su largometraje previo, Cantares de una revolución, con el cual terminó conformando un díptico cinematográfico, acompañado a su vez por el libro Cuaderno de la guerra, suerte de “guion extendido” publicado hace algunos meses. Escritor, dramaturgo, músico y cineasta, Bande siempre se consideró “un escritor que hacía cine, un escritor que también escribía de otra manera, con imágenes y sonidos. Pero ya en los últimos años creo que se invirtió la balanza: ahora me considero un cineasta que escribe. El espacio central lo ocupa la reflexión cinematográfica y eso contamina los otros ámbitos”. Vaca mugiendo entre ruinas es parte esencial de Espanoramas, el encuentro anual con el cine español que este año se está desarrollando de manera virtual y absolutamente gratuita. Un retrato documental no tradicional que parte de una serie de fotografías de Constantino Suárez –todas ellas tomadas en el periodo que va de 1934 a 1937 en la zona de Asturias, en particular la ciudad de Gijón y alrededores– para reconstruir la breve e intensa historia del Consejo Interprovincial de Asturias y León, principal foco de resistencia republicana al acoso de los nacionalistas. “Me parecía que esas imágenes de Suárez eran la mejor manera de acercarse a un momento de la historia que está obturado, que nos han robado”, continúa el realizador en comunicación exclusiva con Radar. “El interés por esa era, y por la figura de Belarmino Tomás, presidente del Consejo, ya estaba en mi película anterior. Ambas tienen un origen en común: la revolución de 1934 y la guerra de 1936-37”.
Lejos del documental didáctico a los que la televisión nos tiene demasiado acostumbrados, Vaca mugiendo… no ofrece una narración explicativa convencional. La voz de Nacho Vegas –cantautor asturiano con quien Bande mantiene una rica relación artística desde los tiempos de El fulgor (2002), que registraba el proceso creativo de una de sus canciones– se escucha a lo largo de todo el metraje, pero las palabras pertenecen estrictamente a textos de la época: telegramas del Consejo al gobierno central en Madrid, desgrabaciones de los discursos en los diversos mitines, relatos periodísiticos, entre otros escritos oficiales. “Belarmino Tomás fue una figura capital del siglo XX en España, porque además de estar presente en esos dos eventos centrales de los años 30 había participado en la crisis del 17 y formado parte de la dirección de la primera mina socializada en el estado español. Lo que más llama la atención cuando comienzas a sumergirte en su figura es el olvido. La transición democrática no se reconectó con él sino que cultivó adrede una amnesia política. Pero lo que más me importa, más allá de la recuperación del pasado, es qué puede decirnos la ausencia de esas historias en nuestro presente político. Por eso es importante generar dispositivos cinematográficos que sean capaces de activar esa memoria, una memoria conflictiva e incómoda”. No es casual entonces que la película comience y termine con dos planos rodados en tiempos recientes, prólogo y epílogo contemporáneos para una historia pretérita. En pantalla, las imágenes de los soldados republicanos construyendo pequeñas fortificaciones o posando para la cámara en las tricheras se entrecruzan con desfiles en el centro de Gijón y las reuniones políticas en el principal teatro de la ciudad. Mientras tanto, el collage de relatos que pueden escucharse en la banda sonora van construyendo la historia de una resistencia que, más allá de estar condenada al fracaso, no bajó los brazos hasta último momento. Para el realizador, “las fotografías cuentan algo que ocurrió realmente, pero les falta un contexto. Una misma imagen puede significar muchas cosas, por eso era importante que los textos cumplieran la función de relatar los sucesos. Creo que contando la historia de esa derrota se destaca la historia de la resistencia, de cómo esa gente entendió que la identidad estaba en la lucha y que la libertad era una contingencia, que podía suceder o no. Lo importante era la capacidad de luchar y no rendirse”.
Además del relato central de esa fortaleza militar y civil, Vaca mugiendo… se desvía momentáneamente hacia caminos paralelos que, sin embargo, forman parte del mismo tejido histórico. Una de las más significativas es la de los así llamados Niños de Rusia, huérfanos de todo el país enviados hacia la Unión Soviética durante los últimos dos años de guerra, de los cuales cerca de un millar eran oriundos de la región de Asturias. En cuanto al relato general, más allá de la conocida caída de Gijón el 21 de octubre de 1937, Bande confirma que “no existen libros sobre ese período histórico en nuestra región. Si bien todas las evidencias están allí, nadie las había compilado, por eso me parecía importante utilizar los textos oficiales, porque era una manera de contar esa historia como la hubieran contado ellos. Recuperar ese momento histórico a partir de sus propias vivencias”. Además de las magníficas fotografías de Suárez, Bande entrecruza detalles de varias pinturas del artista plástico gijonés Nicanor Piñole, entre otras la imagen de una mujer (la madre del pintor) escuchando angustiada por la radio las noticias de la llegada de los fascistas. “Era el momento que nos tocaba a los asturianos en ese momento: comenzar a escuchar lo que dictaban otros”. En ese momento la voz de Nacho Vegas es reemplazada por la de una locutora con fuerte acento italiano, narrando con voz victoriosa la derrota del Frente Norte y el final de la resistencia. “Ese audio está tomado de un noticiario producido por Luce, una película propagandística de la productora de Mussolini que registra la entrada de los fascistas en Gijón el 21 de octubre. A partir de ese momento sólo se escuchan esas voces, que mayoritariamente dicen mentiras”. Para el final, la película se reserva la imagen de una calle central de Gijón hoy en día, un plano que, para el realizador, “es un poco un exorcismo: luego de contar esa historia que muchos asturianos y gijoneses desconocen, quería que el espectador local ya no pudiera pasar por la puerta de ese edificio de la misma manera, porque es una caja de resonancia de la Historia”.
La 7° edición de Espanoramas, integrada por 13 largometrajes, continúa hasta el 13 de junio y es totalmente gratuita. Puede accederse a la programación y links para ver los films en http://www.cceba.org.ar/cine/espanoramas-2021
Vaca mugiendo entre ruinas estará disponible durante 48 horas a partir del viernes 11 a las 18 horas.