Desde Lima
Perú pasó a ser el país del mundo con la mayor cifra de muertes por coronavirus en relación a la cantidad de población. Y el quinto en número de fallecidos, después de Estados Unidos, Brasil, India y México, todos con bastante mayor población. Esto después que una comisión gubernamental que estudió los fallecimientos ocurridos desde el inicio de la pandemia detectó un importante subregistro y actualizó la cifra de muertes, que han pasado de las 69 mil que eran reconocidas oficialmente a 184 mil, lo que eleva la tasa de mortalidad a 551 por cada 100 mil habitantes, la más alta del mundo. El año pasado, en los primeros meses de la pandemia, el país ya había ocupado el primer puesto en esa lista de letalidad por la pandemia. Luego fue bajando en ese nefasto ranking, y ahora, con esta actualización de la cantidad de muertes, vuelve a ese indeseado primer lugar.
El ministro de Salud, Oscar Ugarte, señaló que no hubo un ocultamiento de información, sino problemas para registrar todas las muertes por el colapso de los servicios de salud y que, por otro lado, hasta ahora se registraba oficialmente como fallecidos por covid solamente a quienes tenían una prueba de laboratorio que certifique la enfermedad y esta comisión ha incorporado también a quienes no tienen una prueba de laboratorio, pero han tenido síntomas de la enfermedad antes de morir, o un estudio radiológico que haya detectado deterioro en los pulmones, o tuvieron relación cercana de convivencia con alguien también fallecido en esos mismos días por coronavirus.
Muertes confirmadas sólo con prueba de laboratorio
“Internacionalmente, el criterio en casi todos los países, con muy pocas excepciones, como Bélgica, para determinar una muerte por covid es un caso confirmado con prueba de laboratorio. Registrar solamente las muertes confirmadas con prueba de laboratorio produce un importante subregistro, que en Perú, por la poca capacidad para hacer pruebas, era mayor que en otros países. Este subregistro es lo que el país ha corregido al incorporar otros criterios para registrar una muerte por covid. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que en el mundo hay entre dos a tres veces más muertos por coronavirus que los registrados oficialmente, es decir a nivel mundial tenemos no tres millones de muertes por esta causa, sino entre seis y nueve millones. El resultado de esta comisión al actualizar las cifras de fallecidos es compatible con esto que dice la OMS”, le señaló a PáginaI12 el exministro de Salud, Víctor Zamora.
Zamora, médico especialista en salud pública que fue ministro entre marzo y julio de 2020, durante la primera ola de la pandemia, aclara que a pesar de esta corrección de las cifras todavía habría un subregistro, pero que éste ahora no debe ser de más del diez por ciento de la cifra total de muertes.
El pasado mes de abril ha sido el peor momento de toda la pandemia, con más de diez mil contagios y más de cuatrocientas muertes oficiales diarias en el pico de la segunda ola. Ahora se sabe que esas muertes en realidad bordearon las mil por día. Desde hace unas semanas, esta segunda ola ha comenzado a ceder. En las últimas 24 horas hubo 3.384 nuevos casos y 238 fallecidos.
Perú fue el primer país de la región en poner una cuarentena general, en marzo de 2020, que fue una de las más largas y drásticas del mundo, pero una economía con un 70 por ciento de informalidad y precariedad laboral, muchos que viven del día a día, poca ayuda pública para que esa población pueda aguantar una cuarentena sin ingresos, pésimos servicios públicos desfinanciados por treinta años de neoliberalismo y un Estado debilitado e ineficiente, le abrió importantes grietas a la cuarentena.
Hospitales colapsados, personas llorando por atención médica, muchos muriendo sin recibirla, familiares de enfermos suplicando por una cama de cuidados intensivos o por oxígeno, negocios privados lucrando con la muerte y elevando los precios del escaso oxígeno, de los medicamentos y de la atención médica, personas desesperadas por esos precios para muchos impagables haciendo colectas públicas o vendiendo lo poco que tenían para intentar salvarle la vida a algún familiar, han sido escenas dramáticas comunes en el país en este tiempo de pandemia. La nueva alta cifra de fallecimientos, y la noticia de ser el país con la mayor mortalidad del mundo, cae sobre todo ese drama.
“Condiciones de vida precarias han generado un altísimo contagio y un sistema de salud deficiente, en abandono, que tiene una de las inversiones más bajas en la región, han dado como resultado esta alta mortalidad”, afirma el exministro Zamora.
A días del ballottage
Este desembalse de las cifras de las muertes por la pandemia llega a pocos días de las elecciones presidenciales de este domingo. El candidato de la izquierda, Pedro Castillo, responsabiliza por esta alta mortalidad a un problema estructural de abandono de una salud pública que ya antes de la pandemia mostraba sus serias deficiencias y su incapacidad de atender a la población que no puede pagar por una salud privada, y ha anunciado que su gobierno priorizaría la inversión en salud. Ha dicho que la salud debe ser un derecho y no, como ahora, un servicio con el Estado en un rol subsidiario de lo privado.
Por su parte, la derechista Keiko Fujimori elude ver los problemas estructurales y ha culpado de esta alta mortalidad a “la ineficiencia de los últimos gobiernos”. Pero olvida decir que en la dictadura de su padre, Alberto Fujimori (1990-2000), que impuso el modelo neoliberal vigente hasta ahora, se desfinanció la salud púbica, un proceso que ha continuado, lo que en esta pandemia ha pasado una alta factura.