En la política de las empresas, como en la política partidaria, el armado de las listas de candidatos es la señal más clara de cómo se intentará configurar el manejo del poder. Eso se percibe en la conformación de las segundas y terceras líneas que acompañarán al nuevo presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja. Confirmando la dinámica de las negociaciones y los lobbys previos, Techint pisó fuerte, pulseó y puso a varios lugartenientes de Paolo Rocca en mandos de influencia, con la idea de tener una entidad más combativa. Pero la rama más negociadora, identificada con la conducción anterior, la de Miguel Acevedo, con las pymes del interior e industriales nacionales, se metió en el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva con la idea de no ceder el modelo fabril.
“Nosotros no somos la Sociedad Rural, acá hay gente que piensa diferente y lo va a decir y sostener. Vamos a ver, cuándo empiece a rodar la pelota, qué modelo de UIA quieren tener”, dijo un alto dirigente a Página I12. El paralelo está fresco y reviste importancia: hace unas horas, Daniel Pelegrina perdió la SRA a manos de Nicolás Pino, un matarife apoyado por Luis Miguel Etchevehere. Un rato después de los comicios, el ex ministro de Mauricio Macri no disimuló el tono de la nueva entidad, eliminó la disidencia, se sacó una foto con el ex presidente y la colgó en Twitter con mensajes directos al Gobierno Nacional en pleno conflicto por la carne.
El armado en UIA -aunque muy volcado a Techint, con pocos cambios de fondo y escasa inclusión de género- plantea algo más de disputa a futuro si se lo observa en detalle. Una semana antes de la elección, que será el 8 de junio, se filtró el lunes por la noche una lista casi cerrada de candidatos. Allí se ve que Luis Betnaza, alfil de Rocca, mantiene la vicepresidencia primera. Y David Uriburu, ex secretario, será el vice octavo. En el medio estarán Eduardo Nougues (Ledesma), como vice segundo; y el vice tercero será Adrián Kaufmann (Arcor), una cúpula de socios de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). Desde ahí y hacia abajo, aparece algo de aire negociador: el santafecino pyme Guillermo Moretti es el cuarto vice y el presidente saliente, Miguel Acevedo (AGD), quedó quinto. Ambos dos en la línea abierta al debate político.
Completan a los quieren evitar la radicalización el líder de la UIA de Catamarca, Luis Tendlarz, de una empresa textil que suele exportar fuerte, junto a Carlos Garrera, de los metalúrgicos de ADIMRA y el juguetero nacional Matías Furio, un dirigente joven con perspectiva. Miguel Rodríguez, de Sinteplast, será el secretario, un cargo estratégico porque es la firma. Todos ellos están en la línea de una UIA de mirada amplia, pyme y federal. La tesorería, en tanto, quedó para Martín Rappalini, titular de la UIPBA, y Silvio Zurzolo, de ADIBA, será el protesorero, ambos son bonaerenses. Por último, Isaías Drajer de la Federación de Industrias Farmoquímicas será el prosecretario.
Para llegar a ese armado, Techint resignó a Uriburu a un lugar relevante pero menos importante de la pretensión inicial de ser vice, y jugó fuerte con algunos vetos directos. Como el ingreso del “Vasco” José Ignacio De Mendiguren, un hombre de historia y fuerte predicamento en las bases fabriles, a cargos altos. Algo similar ocurrió con el cupo femenino. Carolina Castro quedó en su lugar de prosecretaria primera, y la salteña Paula Bibini, como segunda. Para muchos en UIA, ambas merecían lugares en el Comité.
El precio de una unidad con fórceps
Desde el inicio del recambio de autoridades, se disputó quién debía ser el presidente. Los grandes apoyaron a Funes, el resto a Rodríguez, de Sinteplast. Con grandes diferencias, se concedió el mandato al líder de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), en un acuerdo de unidad que ya preveía tormentas.
Visto en nombres, la cúpula de la UIA es la cúpula de la AEA y de las empresas de alimentos, justo en pleno tironeo por los precios con el Gobierno, y con un presidente como Funes, que es de la misma industria. La nómina también confirma que Techint quería el poder, pero una cosa es la representación pública y el lobby y otra la territorialidad.
La Junta Directiva de la UIA es un organismo que tiene 70 miembros de todo el país y cuenta con el beneficio de lo heterogéneo. Allí están las pymes, pero también De Mendiguren, José Luis Cintolo, de ADIMRA, Walter Andreozi, de FISFE, Pedro Reyna, de los Madereros; el histórico textil Jorge Sorabilla y Miguel Zonnaras, de la Federación de Industrias Alimenticias. También en la nómina aparecen como vocales el cafetero Martín Cabrales, el puntano Diego Leal y Agustina Schcolnik, de la Federación del Papel, una de las mujeres que logró ingresar.
Muchos de los antes mencionados responden a una lógica que graficó hace unos días el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro: “Nos dejamos intermediar mucho”, refirió respecto a la relación con los empresarios, en una entrevista con C5N. Habló del ruido que genera en la relación con el poder la intervención de las gerencias de firmas, que distorsionan mensajes e ideas. La Junta de la UIA es la antítesis de ese sistema, y apuestan en esa línea para enderezar el esquema de poder. En el fondo, la guerra es por el modelo, que va incluso bastante más allá que la cuestión ideológica.