Desde Roma
Contribuir con la propia sangre para que a través de un estudio se pueda llegar a saber, después de más de 40 años, si tu familiar; tal vez tu hermano, tu marido, tu hijo o tu nieto, están entre los 600 desaparecidos cuyos restos se encuentran todavía sin nombre en la sede del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) no es una tarea fácil de abordar desde el punto de vista afectivo. Pero técnicamente es sencilla. Basta un pinchazo en un dedo y algunas gotas de sangre que colocadas en una tarjeta especial son enviadas en valija diplomática a Argentina, a la sede de EAAF que hará el estudio de la sangre. No se sabe cuándo se conocerán los resultados porque la pandemia podría retrasarlos.
Este miércoles 2 de junio, en Italia se celebró una de las fiestas más importante del país, el Día de la República --que recuerda el reférendum de 1946 que hizo que el país pasara de una monarquía a una república democrática-- y en Sicilia se realizó la primera extracción de sangre de un italiano que vivió en Argentina y cuyo hermano está aún desaparecido. Ésta primera extracción se hizo en el contexto de la campaña internacional lanzada por la cancillería argentina hace dos meses para tratar de darle nombre a los restos de 600 desaparecidos que están en Antropología Forense y todavía son anónimos.
En Italia, la campaña se ha difundido a través de unos programas en la RAI , diarios italianos y europeos y afiches del consulado. Porque son los consulados argentinos en los distintos países los que se encargan de proporcionar información a los familiares y al equipo que hace la extracción de sangre que luego es enviada a Argentina.
Y a Sicilia, para entregarle el material necesario y presenciar la extracción de sangre del familiar interesado, en este caso Paolo Privitera, viajó la cónsul argentina en Roma, Ana Tito. “Realizamos aquí en Sicilia la primera extracción en Italia de muestra sanguínea a un familiar de un desaparecido italiano en búsqueda de conocer si uno de los 600 cuerpos en custodia del EAAF pertenece a su hermano mayor" contó la cónsul a PáginaI12 . "Esto tiene una gran significado porque demuestra en campo el compromiso real del Estado argentino con las políticas de Memoria ,Verdad y Justicia", siguió. "Hoy, a través de mi persona, el Estado argentino llega en búsqueda de verdad", dijo la cónsul. "Muy cerca, reside el represor Carlos Malatto, quien huyó del alcance de nuestra Justicia utilizando su doble ciudadanía”, agregó.
El teniente coronel Malatto, en efecto, miembro del RIM 22 (Regimiento de Infantería de Montaña) de San Juan, está acusado de torturas y homicidios. Llegó a Italia en 2011 escapando de la justicia argentina y no pudo ser procesado en un primer momento por su ciudadanía italiana y por que el delito de tortura no figuraba entonces en el código italiano. Luego las cosas cambiaron y mientras la justicia italiana todavía discute si procesarlo, vive en una residencia lujosa en Sicilia.
Son unos 65 los italianos desaparecidos en Argentina sobre los cuales nada se ha sabido. “Con prácticas como éstas buscamos contribuir a que las familias de las víctimas del terrorismo de Estado cierren parte de su historia --continuó la cónsul-- . La verdad es siempre mejor que la incertidumbre. Las víctimas merecen que sus restos recuperen su identidad y vuelvan al seno familiar. Al mismo tiempo, con este procedimiento cultivamos con hechos la memoria colectiva de nuestra sociedad para que nunca olvidemos donde puede llevarnos la violencia y el autoritarismo. Necesitamos que esta campaña se difunda a nivel internacional para que las familias de desaparecidos extranjeros se acerquen a nosotros. Existen muchas personas en Italia a las que podemos ayudar a dar la debida sepultura a sus seres queridas”.
La cónsul destacó por otra parte que en este caso, excepcionalmente, se hizo pública la identidad del familiar del desaparecido “porque fue él mismo quien nos propuso hacer pública esta práctica a fin de que otros familiares de desaparecidos italianos conozcan esta iniciativa y se acerquen a los consulados argentinos en Italia para imitarlo. Agradecemos enormemente su compromiso con esta campaña pero al mismo tiempo deseamos que quede claro que garantizamos confidencialidad absoluta a todos los familiares de desaparecidos italianos que se acerquen a nosotros”. Tito subrayó además que de ahora en más, el familiar tendrá relación directa con Antropología Forense, para hacerle preguntas o pedir información, sin la mediación del consulado.
“Cuando me enteré de esta campaña, quise hacer rápido el análisis --contó Paolo Privitera a Página 12-- . Lo hice y fue algo muy emocionante. Era el último lugar donde me faltaba buscar a mi hermano Salvatore. Esperemos que esto sirva como ejemplo para los otros familiares y la gente se anime a dar las muestras de sangre”. “Yo creo que si esto se difunde, mucha gente podría interesarse. Depende de la sensibilidad de los familiares. Yo hablé con mis primos en Mendoza, en Guaymallén. Y ellos también están disponibles para hacer lo necesario. Porque tener más muestras familiares, por ejemplo del lado materno, pueden ayudar a identificar más rápido al desaparecido”, añadió.
Los Privitera
Paolo Privitera y su familia llegaron a la Argentina desde Sicilia en 1955. “Yo tenía un año y mi hermano Salvatore, siete”, contó . Se fueron a vivir a Dorrego, uno de los departamentos de la capital mendocina. Salvatore estudió medicina en Córdoba y luego trabajó en el Hospital Rawson de esa ciudad. Militante de Montoneros, fue arrestado en 1974 acusado de haber participado en un asalto al cuartel de Bell Ville. En 1975, Paolo y su familia se fueron a vivir a Córdoba para poder así ir a visitar a Salvatore a la cárcel donde estaba. Pero después del golpe del 76 las cosas se pusieron muy mal. Le escribieron al abuelo que vivía en Sicilia, y él le mandó el pasaje a Paolo porque ellos no tenían como pagarlo. Eso fue en 1978. En Sicilia vivían sus primos y tíos, que eran militantes del Partido Comunista Italiano e hicieron presión para que el gobierno italiano se ocupara. En abril de 1979 dejaron en libertad a Salvatore por ser italiano. Vino a Italia. Estuvo poco tiempo en Sicilia. “La última vez que nos vimos fue en febrero del 1980. Después él se fue primero a España, luego a México y de ahí trató de entrar clandestinamente en Argentina”, contó Paolo. En octubre de 1980 Paolo recibió una llamada telefónica de una compañera de Salvatore que le dijo que habían agarrado a su hermano. Hicieron denuncias de todo tipo, incluso ante Naciones Unidas. Pero no se supo más nada.
Por su parte, Jorge Ithurburu, presidente de “24 de marzo”, una organización no gubernamental que se ocupa de derechos humanos y contribuye con los familiares que están haciendo juicios contra militares latinoamericanos en Italia, estuvo hoy también presente en Sicilia. “Estamos colaborando con el Equipo Argentino de Antropología Forense y estamos muy contentos por esta iniciativa de la cancillería argentina. Después de esta primera extracción de sangre en la campaña italiana seguirán otras. Tenemos nueve familiares inscriptos para hacer el análisis en distintos ciudades de Italia. Nuestro trabajo es localizar a los familiares y ponernos en contacto con el consulado. Para hacer esta campaña de localización de familiares necesitaríamos más ayudas de los municipios italianos y de los consulados italianos en Argentina porque muchas familias de desaparecidos están en parte en Italia y en parte en Argentina. No es solo un tema argentino. Es también italiano”, dijo Ithurburu a PáginaI12.
Tanto la cónsul Tito como Ithurburu recordaron cómo salieron a relucir los casos de desaparecidos italianos en Argentina. Hay que recordar “dos hechos significativos --dijo la cónsul-- Primero, la publicación en 1982 en la primera página del diario Corriere della Sera, de un listado de 297 italianos, de entre 17 y 29 años desaparecidos en Argentina desde 1976. Publicación realizada sólo pocos días después del descubrimiento --por parte del entonces incipiente EAAF-- del primer cementerio clandestino de víctimas del terrorismo de Estado. Segundo, la presentación de un habeas corpus colectivo que realizó el abogado del Consulado italiano en Buenos Aires el 7 de enero de 1983 por 45 ciudadanos nacidos en Italia y su denuncia de la desaparición de 617 italianos, según los datos recogidos en esos años por los consulados italianos en Argentina”.
Ithurburu aclaró que a los 45 italianos se agregaron otros 20 en estos años, gracias al Archivo Nacional de la Memoria, llegando a un total de 65 italianos sin localizar. Pero hay que decir que hay otros ciudadanos que no están en esa lista porque no son italianos sino argentinos, pero sus familiares viven en Italia y podrían plegarse también a esta campaña.