Toda injusticia social se resuelve desde la organización y la política, sabemos de la premisa que señala “que no se ve lo que no se comprende”, de esta manera, en un mundo moldeado con formas, normas y modos de hacer patriarcales y violencias naturalizadas, el día a día de mujeres queda velado, oculto. Así es como un elemento ordenador de las relaciones más elementales de nuestra sociedad falla enormemente y sólo lo abraza el silencio.
El deber de la cuota alimentaria es incumplido en una inmensa mayoría de los casos. El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) publicó un informe en el mes de octubre --acompañando oportunamente la efeméride del Dia de la Madre-- sobre la situación de las madres y personas que maternan en nuestro país. Esta radiografía nos permitió tener un primer indicador certero de lo que sucede con las cuotas alimentarias: sólo una de cada cuatro mujeres que no convive con el padre de sus hijxs cuenta con los ingresos de la cuota.
Imaginemos que esa cifra de pronto nos pega en la cara, que de todas formas lo hace pero lo atribuimos a otros factores. Les comparto lo que sucedió en Chile porque como todos los grandes fenómenos, éste también atraviesa fronteras. El año pasado, en medio de la situación pandémica y estudiando distintas estrategias para afrontarlas, en el país vecino se resuelve que toda persona a la que se le adeuda cuota alimentaria podía solicitar la retención del 10% del fondo de pensión del deudor. ¿Qué sucedió? Una avalancha de solicitudes, colas kilométricas, colapsos de la plataforma virtual. Más de 260 mil mujeres solicitaron la retención en la primera instancia.
¿Qué magnitud tiene en nuestro país esa proporción que publicó el CIPPEC? Calculamos que aproximadamente dos millones y medio de mujeres. Y sus hijos e hijas. Esa magnitud. Pero esos son números, seguimos sin ver.
El incumplimiento de la cuota alimentaria es en primer lugar una falta, una violación a un derecho esencial de los niños, niñas y adolescentes. Ahora bien, quien responde y cubre esa falta es la persona que queda a cargo. Casi en el 90% de los casos, la madre.
Los números de esas madres son otros, números de la semana, del día a día. De lo que entra y lo que se va. ¡Y de lo rápido que se va lo que tantó costó lograr! La mujer que no cuenta con cuota alimentaria cubre multiplicando sus tareas y trabajos. Suma dos, tres trabajos, y toma la changas que salgan. Hace malabares para hacer todo eso y además ocuparse de la casa y de los cuidados. Ir a buscar y volver y así. Y que no les falte nada e incluso aspirar a dar lo que consideramos mejor.
No me interesa romantizar este rol, sino correr un poco el velo que lo oculta por lo habitualizado. Las mujeres cuando no contamos con la cuota alimentaria nos empobrecemos. Se empobrece ese hogar entero. Quedamos más expuestas a la precarización laboral. Priorizamos el ingreso o la flexibilidad. Pedimos favores, préstamos. Nos endeudamos.
El reclamo del cumplimiento de la cuota alimentaria no debiera ser de voces aisladas, del ámbito privado. Esa situación también nos expone a vivir situaciones de agresión y violencia física. ¿Cuántas discusiones se dan por este motivo?
El reclamo es complejo también a través del sistema judicial, es largo y costoso. Es expulsivo.
Cuando hablamos del incumplimiento de la cuota alimentaria hablamos de una injusticia social y como tal se revierte con organización y desde la política, es por eso que debemos modificar la legislación actual, existe un proyecto de Ley de la diputada nacional Cristina Alvarez Rodríguez del Bloque del Frente de Todos con media sanción que busca para eliminar la prohibición de actualización de las cuotas alimentarias. Así, las madres, en representación de sus hijos, podrán pedir a la justicia que establezca una pauta de actualización cuando fija la cuota alimentaria, Con esta iniciativa se busca asegurar el cumplimiento efectivo de los derechos de niños, niñas y adolescentes asegurando su manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, vivienda asistencia por partes iguales.
También tenemos experiencias en el ámbito de las política publicas como la normativa vigente en Quilmes de mano de la primera intendenta mujer de ese municipio Mayra Mendoza, quien dispuso que aquellos que adeuden cuota alimentaria y figuren en el Registro de Deudores Alimentarios Morosos, no podrán tener acceso a determinados trámites, como la licenciá de conducir o ser proveedores del Estado. Existen mecanismos y ejemplos de caminos a seguir que permiten que los derechos de los niños y niñas sean ejercidos siendo su efectivo cumplimiento un compromiso del Estado y de la sociedad y no que dependa del esfuerzo de una sola persona. Será Justicia.
Mariana Gras es referente del partido Identidad.