“Basta de heterocis patriarcado”. La leyenda, en aerosol negro, queda plasmada este 3J en uno de los laterales de la Plaza Grigera, la más importante de Lomas de Zamora. Allí, frente a la catedral y la Municipalidad, se realiza la única manifestación de la zona sur del conurbano bonaerense a seis años de la primera marcha de Ni Una Menos. Las organizaciones de la región eligieron este distrito como punto de encuentro por una razón: el Concejo Deliberante aprobó a fines de abril una ordenanza que establecía el 25 de marzo como el “Día del Niño por Nacer”. Fue efímera. En un hecho insólito, en menos de quince días se derogó.
La ordenanza
"En Ni Una Menos en el territorio históricamente lo que hacemos es ir para capital, pero en este caso no podemos acercarnos. Decidimos quedarnos en el municipio de Lomas porque hace unos días se votó por unanimidad el Día del Niño por Nacer", explica a Página/12 Anamá Cardozo, militante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito. "Sabemos que una norma municipal no avasalla o entorpece la ley nacional de Interrupción Voluntaria del Embarazo, pero lo que sí sucede en el sentido común es que se pueden agarrar de esa pata para entorpecer las interrupciones voluntarias".
Las organizaciones se manifestaron en las puertas del Palacio Municipal, tuvieron reuniones con representantes del legislativo local (del Frente de Todos, que había votado a favor), presentaron un petitorio y lograron la anulación de la ordenanza. "Queríamos quedarnos afuera del Concejo hasta que se diera de baja. La Policía hizo un escándalo, puso dos cordones, nos maltrató y ninguneó", cuenta la joven. Pese a la derogación, las feministas de la zona tienen que estar "superatentas" porque "los antiderechos están organizados en el territorio" y pretenden que en otros municipios surjan iniciativas similares. Incluso se movilizaron cuando se derogó la ordenanza.
En rigor, hay un decreto nacional surgido en el menemismo, aún vigente, que establece el 25 de marzo como el Día del Niño por Nacer, en correspondencia con la festividad cristiana del día de la anunciación de la Virgen María de su embarazo de Jesús. La norma aprobada el 28 de abril adhería a Lomas a ese decreto. De acuerdo a los medios locales, la iniciativa había sido presentada por el concejal de la Coalición Cívica Jorge Villalba, del interbloque de Juntos por el Cambio. "Con el aval del secretario de Salud", aclara Cardozo. La derogación fue "con polémica y en silencio", según el portal local Inforegión. La diócesis de Lomas manifestó "desconcierto" y atribuyó la marcha atrás a la "presión de ciertos grupos políticos e ideológicos". La situación dio lugar a amenazas por parte de los antiderechos, como la que sufrió una integrante del espacio Cultura del Sur: un hombre le dejó una nota que decía "Los placeres violentos tienen finales violentos" e incluía un dibujo de dos armas de fuego y un símbolo del cristianismo.
Asamblea y manifestación
Los hombres que en una esquina venden garrapiñadas y las personas que hacen fila para el cajero sobre la avenida Hipólito Yrigoyen miran con sorpresa el avance de cientos de mujeres que alrededor de las 13 cortan ambos carriles de la calle. La escena sólo deja indiferentes a les que almuerzan guiso en las puertas de la iglesia.
Las manifestantes llevan cartulinas con reclamos ("basta de precarizar", "cupo laboral trans", "¿qué pasó con Anahí Benítez?", "ni una presa más por abortar"), fotos de mujeres asesinadas, banderas. Cantan, bailan, tocan bombos y redoblantes. Pertenecen a movimientos sociales que cuentan con áreas de género y a agrupaciones feministas que confluyen en el armado del Encuentro Regional de Mujeres, Lesbianas, Bisexuales, Trans, Asexuales, Intersex y no Binaries de zona sur, que se realiza hace seis años y ganó potencia hace tres.
Antes del corte de calle se arma una inmensa ronda bajo el sol en el centro de la plaza. Una asamblea de alrededor de 300 personas en la que referentes de los distintos grupos van sumándose a una lista de oradores y en la que se define la acción con la que se coronará la jornada. “Hemos traído aerosol y mucha furia”, advierte hacia el final de la reunión una de las jóvenes. La Municipalidad está custodiada por ocho policías. Un hombre vende a cien pesos pañuelos verdes, violetas, naranjas y con los colores de la bandera del arco iris.
Se ven banderas del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR-Votamos Luchar) --espacios que aportan el mayor número de concurrentes--, Isadora, el Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social, entre otras. El MTR extiende una bandera con el retrato de Blanca García, una de sus integrantes, asesinada el año pasado. Una que porta el FPDS menciona a Ayelén Gutiérrez, joven de 20 años que participó de la toma de Guernica y fue víctima de un femicidio el 22 de mayo.
Las oradoras, megáfono en mano, recuerdan a estas y otras víctimas de la región (como Yésica Noguera, asesinada en 2017, y Diana Colman, desaparecida hace seis años), piden por la aparición con vida de Tehuel ("trans, del conurbano y pobre"), cuestionan al Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, reclaman más presupuesto en políticas de género. "Yo participé de una toma y ganamos la tierra. Las mujeres que escapan de la violencia tienen que tener dónde estar", expresa una integrante de Las Rojas que recuerda a Ayelén.
La crisis económica generada por la pandemia y su impacto en los barrios también aparece en los testimonios. "Somos las mujeres las que salimos a luchar, las que estamos en las ollas, en los comedores, las promotoras de salud y género. Hoy en día, en la pandemia, estamos acorraladas. Hay mucha necesidad y violencia. El Gobierno no se hace cargo; el abandono es total", manifiesta una mujer del Espacio de Salud Popular Alina Sánchez, de Longchamps. A su turno, una representante de la Consejería Pre y Post Aborto Kimelú denuncia que "faltan recursos" para la implementación "real" de la interrupción voluntaria del embarazo en varios distritos.
Claudia Rivera, del MTR-Votamos Luchar, sostiene que el Programa Acompañar, del Ministerio de las Mujeres, que otorga apoyo económico por seis meses y acompañamiento a víctimas de violencia de género es insuficiente. "Su cumplimiento queda en manos de los municipios. Las mujeres que vivimos violencia --a mí me pasó-- no nos vamos de nuestros hogares porque no tenemos adónde ir y llevar a nuestros hijos. Pedimos más refugios, más hogares. En algunos, además, sólo podemos estar dos semanas", explica.
El concejal Villalba "dice que va a volver a luchar la ordenanza". Ella, que todos los días ve cómo se engrosa la fila del comedor en el que comienza a amasar el pan a las 4 de la mañana, reclama: "Que vayan a los barrios. Ahí hay muchos niños. Que los ayuden".