“Córdoba no entra en polémica ni hace política con la pandemia”, dijo Juan Schiaretti, y en su afirmación estuvo la mismísima clave de lo que sí ha sido su (des)gestión de la pandemia en esta provincia que lleva más de dos semanas con cifras de contagios que superan los 5 mil registrados por día.
Con los hospitales y equipos de salud colapsados, el Hospital de Niños con sectores habilitados para atender chicos con Covid, su “Córdoba no para”, se estrelló contra el desmadre sanitario que mantiene sitiados por multitudes cada vez más jóvenes los lugares de testeo y las guardias de los centros de salud.
El médico infectólogo Hugo Roland, ex director del Hospital Rawson y el Fundador del Programa VIH-Sida de la provincia de Córdoba, admitió ante Página/12 estar “muy indignado” porque las medidas son extremadamente tardías”.
-¿Cuánto antes estima que debieron haber sido?
-Desde el principio. Acá hubo flexibilización contante. Desde junio-julio de 2020 funcionaban los bares; y encima Córdoba salió a la palestra con los encuentros familiares. Y así se fueron dando los focos. Y siguieron en esa flexibilización siempre. En el verano fue un escándalo. Y ahora estamos asistiendo la máxima tasa de infectados por 100 mil habitantes por semana de todo el país. ¡Vamos en primer lugar! Acá la discusión no ha sido técnica. No hubo voluntad de discutir técnicamente. Es más: hasta se incorporaron elementos metafísicos como que es un “pecado que los chicos no vayan a la escuela”, tal como lo dijo el Ministro de Educación (Walter Grahovac).
Esto es espantoso. No sé cómo van lo van a parar. En el mes de mayo tuvimos un aumento del 100 por ciento de internaciones. El personal más que colapsado está extenuado, está muy mal. Están reventados. Su trabajo aumentó también en ese porcentaje y más, un 110 por ciento por lo que ya había. Las internaciones Covid no paran.
-Hasta en el Hospital de Niños...
-Sí. Y ellos afirman que los niños tienen menos posibilidad de infectarse. Todo por el contrario: desde la presencialidad asistimos a la infección de personas con edad temprana.
-¿Los colegios en modo presencial no debieron haber funcionado?
-Con esta tasa de infectados por cada 100 mil habitantes por semana, que da unos 1.400 en Córdoba, ningún país medianamente serio continuó con la presencialidad en las escuelas. Alemania cierra las clases presenciales cuando la tasa de incidencia cada 7 días es mayor a 165 casos cada 100 mil. Eso es técnico, no político. Y si uno no habla, no actúa, es una también una posición política. La inacción es una posición política. Mire, si hay un incendio en un edificio, no se puede esperar a que haya reunión de consorcio para apagarlo. Se llama a los bomberos y punto. Lo del consenso que dijo Schiaretti en su discurso, en este caso es un disparate. El bombero es él, y no puede tirar las responsabilidades a otros”.
Hugo Roland estuvo a cargo del Hospital Rawson durante más de dos décadas, 13 de ellas como su director, y es uno de los máximos referentes en infectología de Córdoba. Su tono de voz es firme. Recuerda casi con fastidio los dichos del Ministro de Salud Diego Cardozo cuando “dijo que no van a aumentar los contagios porque los chiquitos vayan a la escuela; y a la par decía que el sistema de salud estaba agotado, pero que tenemos espaldas porque tenemos camas. Todo esto se pudo haber evitado. Y ellos lo saben. Prefirieron no parar y así estamos”.
Del Córdoba no para, al Covid consensuado
Con su típico flequillo peinado para un costado, Schiaretti arrancó su primer discurso luego de la operación de un quiste renal, haciendo hincapié en “la pandemia que azota el mundo, también a nuestra Patria y también a nuestra Córdoba”, globalizando lo que antes consideraba casi ajeno a su territorio. “Ningún Covid parará a Córdoba”, se cansó de repetir durante meses el gobernador que, cuando admitió que “hay un 80 por ciento de camas críticas”, afirmó que “nuestros científicos, nuestros equipos de salud nos dicen que ese era el límite y que estamos atravesando el pico de Covid, así que con intendentes y jefes comunales, que son unos 427”, se decidió “por consenso” implementar medidas desde el lunes 7 de junio al viernes 18 de junio inclusive.
“Esta voluntad de consensuar, de hablar nos ha caracterizado”, dijo socializando las responsabilidades de una acción de gobierno que ha necesitado de más de 5 mil contagios diarios para adherir al último Decreto Nacional; que no hizo controles de ningún tipo desde que comenzó el año, incluída la temporada de verano; que abrió los colegios e insistió con que “la présencialidad (sic) es una prioridad para nosotros”, en boca de su vice Manuel Calvo, y ahora pide “la colaboración de la gente” y que “se anoten para vacunarse, especialmente los jóvenes que son los que más se mueven”.
Consciente de la contradicción de su propio hilo discursivo, se atajó: “No es echar culpas o responsabilidades sobre nadie”, y pasó hacia lo inobjetable: la necesidad de vacunación de todos a partir de los 18 años.
“Nosotros no hacemos política con la pandemia. Hacemos lo que dicen nuestros científicos y nuestros sanitaristas” cerró poco después de insistir con el contrafacto cordobesista que estrenó desde que las vacunas comenzaron a llegar a la Argentina: “Si nosotros pudiéramos comprar, seguramente llegarían más vacunas”.
Tras él, su ministro de Salud, Diego Cardozo, siguió en la misma línea de endilgar responsabilidades fuera del gobierno: “Este pico (de contagios) va a depender de si respetamos los controles, que nos acompañen y ayuden”, para después enumerar las medidas restrictivas que se asemejan a la llamada Primera Fase: restricción de circular entre las 20 y las 6 de la mañana; clases virtuales, shoppings cerrados, bares y restaurantes hasta las 19 horas y con mesas para cuatro comensales y al aire libre; no atravesar las fronteras departamentales; guarderías y jardines de infantes cerrados y transporte sólo para trabajadores esenciales. Todo un recule en chancletas, como se dice en Córdoba, pero demasiado tarde. La cifra de contagios registrada pocas horas después fue de 5.357: la más elevada en el país y el mundo por cantidad de habitantes.
Para el médico emergentólogo y magister en Bioética, Carlos "Pecas" Soriano, "lo que más preocupa es la persistencia en el error. Más cuando esa persistencia se traduce en muertes evitables. Cuando tiene en manos la vida, la salud y hasta la muerte de la gente. Con el doctor Oscar Atienza (magister en Salud Pública) les advertimos, se lo dijimos de mil maneras. Con documentos, uno de ellos el 28 de enero; con citas científicas, con estadísticas y cifras mundiales que así lo avalaban, les advertimos que esto iba a pasar. No sólo no fuimos escuchados. Hasta fuimos denostados y silenciados por un sector de la prensa. Desgraciadamente nosotros vemos con tristeza tuvimos razón. Esta es de las pocas situaciones en las que uno preferiría haberse equivocado. No tener razón. Esto que pasa es la crónica de un desastre anunciado. Lo dijimos, lo adelantamos y no fuimos escuchados".
Según Soriano, "Ahora el gobernador dice que nos quiere cuidar, y hace poco un funcionario de Grahovac, el doctor Carlos Paz, les sugería a los chicos y a las maestras de los colegios, llevar frazadas y hacer "pausas activas áulicas", una especie de "batalla del calentamiento" para que los chicos no se congelaran en las aulas abiertas de la presencialidad. Mire, yo creo que desde el Schiaretti para abajo, su gobierno les tendría que pedir perdón a los cordobeses. Las muertes evitables son eso: evitables".