A Cristian Palacios, cantor criollo, no le molesta que le digan “la voz romántica del tango”. Al contrario, pasa por alto todos los estigmas y contradicciones que existen sobre el término, y se sale con la suya. “Por un lado soy un romántico en los ideales, y por otro, siempre me gustaron las canciones de amor… Podríamos decir que esa frase es una síntesis de las dos cosas”, resuelve él y a otra cosa. Lo que cuenta, en verdad, es que este sábado presentará Tango –su disco nominado al Gardel como mejor álbum en el rubro— vía streaming, en el marco del Festival Solidario “Por el agua”, cuyo fin es apoyar la construcción de pozos de agua potable en las comunidades wichi de Salta, Chaco y Formosa. “Siempre estuve atento a causas urgentes”, señala él, “En este caso, me sumé porque conozco la realidad de nuestros hermanos… Mi papá nació en Formosa. Y, claro, el tango ayuda porque siempre habló de realidades sociales”.
La patriada de Palacios será a través de un concierto de 2 por 4 clásico, incluido un paseo íntimo por piezas de su admirado Carlos Gardel, más alguna sorpresa “extragénero”, motivada por el origen cordobés del cantor. “El disco fue grabado en vivo sin ningún artilugio, bien sanguíneo, y hecho con mucho amor, porque me lleva a la emoción de recordar eso que escuchaba de niño y adolescente”.
--Se nota el vínculo. Hay que ponerle lisa y llanamente Tango a un disco. ¿Cómo te arriesgaste a ser tan explícito desde el título?
--En verdad quería ponerle un subtítulo, y un título, y mientras pensaba nombres, Pablo Sanz, responsable del arte del disco, me dijo: "basta para mí… Vos sos eso, sos tango". Entonces hice un silencio y le dije "tenés razón".
Palacios es tango. En parte porque lo canta hace cuatro décadas; en parte porque sus faros son –además de Gardel— el Goyeneche de todas las épocas, Rubén Juárez y Jorge Falcón; y en parte, también, porque refrenda lo dicho al apropiarse de piezas como “Cuando estemos viejos” y “El corazón mirando al sur”, el primero puesto que siempre tuvo un cariño especial por la gente mayor, y el de Eladia Blázquez, porque la ama. Tampoco es menor en este sentido el posgrado en “Historia social y política del tango argentino”, que Palacios hizo en Flacso, con Gustavo Varela como profesor. “La verdad es que Gustavo sabe muchísimo de tango, de su evolución, de su contexto político y social. Fue muy bueno hacerlo”, dice.
--¿En qué aspectos la cuestión académica te impulsó a comprometerte más con el género?
--En entender que a lo largo de su historia el tango fue vilipendiado, ensalzado, perseguido, abrazado y enamorado. El posgrado, además, me permitió conocer mucho más el ADN argentino, y eso se traslada sin dudas a la interpretación musical.