En el marco de los seis años del primer #NiUnaMenos, el Colectivo de Comunicadoras Feministas de Salta, dio a conocer un video donde se relatan diez historias de violencia laboral, que incluyen hechos de acoso, abuso y violencias. Bajo la consigna de Te lo contamos nosotras, porque muchas compañeras no pueden, buscaron visibilizar lo que ocurre en los medios de la provincia del norte argentino. 

Sin embargo, el camino que transitaron las mujeres para llegar a ese producto final, convertido en pieza audiovisual, trajo consigo el recuerdo de historias que incluso se creían olvidadas. 

Todo comenzó un día ante del #NiUnaMenos, cuando la realizadora audiovisual y fotógrafa Florencia Bustamante propuso que el colectivo pueda manifestarse, en esa fecha tan importante y simbólica para revindicar derechos y pedir el cumplimiento efectivos de las leyes en favor de las mujeres y el Colectivo LGBTIQ+.

De ahí que decidieron relatar hechos de hostigamiento laboral, como expresiones de la violencia de género extendida. De a poco las comunicadoras comenzaron a contar sus propias vivencias y a medida que avanzaban los relatos otras se animaban y sumaban las experiencias. En algunos relatos se describía escenas claras de abuso sexual simple o las dificultades para ocupar cargos de jerarquía siendo mujer. 

Poner la voz con fuerza y sanar

El video de un poco de más de cuatro minutos relató diez situaciones a través de la voz de periodistas que se ofrecieron a hacerlo, con el fin de preservar las identidades de las víctimas. Sin embargo, elegir qué contar o qué tipo de violencia contar, también significó un momento movilizante porque estaba la certeza de saber quién lo sufrió.

Silvia Noviasky, quien fue una de las mujeres en estar presente en el video, dijo que todo el proceso vivido previo a ese 3 de junio fue "bastante movilizante" porque lo que contaban sus compañeras eran efectivamente delitos, que iban del acoso sexual hasta el grado de abuso sexual simple porque "a algunas compañeras las tocaron".

A pesar de ello, sintió que se generó un círculo de confianza entre las comunicadoras, llevando a que algunas se animen a contarlo en ese grupo de WhatsApp y no en otros ámbitos quizás por miedo al juicio. "Fue sanador y movilizante", aseguró Noviasky.

Además indicó que todo lo revivido llevó a entender lo "vulnerables que estamos", pero que sirvió para demostrar que no están solas, sino que se acompañan constantemente. Por eso dijo que dando a conocer estas situaciones, existe la posibilidad de poner el tema sobre la mesa para que sus pares varones "lo piensen dos veces" al momento de violentarlas porque en la actualidad "hay cosas que no se permiten más".

Para Marisa Vázquez, hacer el video le generó un "efecto extraño". Por un lado estaba la "furia absoluta" de saber que todas las violencias que sufren las mujeres estaban en el relato de sus compañeras y por el otro, estaba la posibilidad de sanar y dejar de lado el miedo y el dolor que se pudo sentir en aquel momento.

Aseguró que lo importante fue generar esa sensación, pero "no sólo de sanar sola sino que sanar con otras mujeres con las que nos unimos", precisó. El colectivo de Comunicadoras Feministras nació a fines del 2019, con una intervención que realizaron en el monumento Martín Miguel de Güemes, bajo la consigna de Mirá como nos ponemos.

Vázquez también se vio maravillada al redescubrir "la increíble fuerza que tenemos las mujeres". "Una fuerza que es individual y que nos permite seguir adelante a pesar de todo el dolor que nos provocaron", subrayó ante Salta/12.

La periodista Natalia Nieto también sostuvo que todo lo vivido fue movilizante porque revivió "situaciones nefastas de machismo en ámbitos laborales y supe de historias que me indignaron, me entristecieron y fortalecieron mi certeza de que las mujeres en red, nos abrazamos". Señaló que las vivencias personales son intransferibles, pero la angustia y alerta que generan todas las situaciones narradas, se repitieron en cada una que participó.

Contó que fueron muchas las historias que quedaron fuera de la selección, pero que describían historias de persecución a mujeres embarazadas, techo de cristal, desprecio y minimización del trabajo femenino o burlas o chistes que no son tales. Ante ello, Nieto citó a la Organización Internacional del Trabajo, y recordó que los Estados "están obligados a garantizar la seguridad de las mujeres que ejercen el periodismo, a tomar en cuenta los múltiples y específicos riesgos que enfrentan".

Para ello, la periodista dijo que es necesario que se comprenda cómo operan las desigualdades de género y las prácticas sexistas en el fenómeno de la violencia contra periodistas. Y con ello favorecer la definición de medidas de prevención, protección y procuración de justicia adecuadas.

En esa línea, subrayó que la tarea de las trabajadoras de prensa, "no debe estar condicionado por la falta de perspectiva de género de lxs responsables e integrantes de equipos privados o estatales"; porque existen legislaciones y tratados internacionales que protegen, tanto a todas las mujeres y como a las disidencias que en otros ámbitos laborales, padecen situaciones similares.

El abuso de poder se consolida

El reclamo se hizo sentir con fuerza el 3 de junio, con comunicado mediante, y se recordó que "los hombres que ostentan poder y lo ejercen sobre las mujeres en sus trabajos nunca reciben una condena". Según datos de la Oficina Nacional de Asesoramiento sobre Violencia Laboral, el 65% de las denuncias corresponden a las mujeres y sólo el 30% a los varones.

Además, más del 10% de las denuncias son por acoso sexual, mientras que las denuncias hechas por hombres de este tipo no alcanzan el 1%. Y el 89% de las denuncias que realizan las mujeres son por acoso psicológico, que tiene una enorme repercusión en la salud física y mental. A esos porcentajes, deben sumarse todos aquellos casos no denunciados o no reconocidos y las disidencias que no son contempladas.

A ello se agrega que no puede dejarse de lado la influencia que tiene la coyuntura económica en estas situaciones, que es más hostil para las mujeres. "Sobrevivir o renunciar no es una opción cuando la mujer está al frente de una familia", declararon.

Por ello, aseguraron que "frente a esta desesperación por factores que exceden las acciones de cambio propias, la extorsión se fortalece y el abuso de poder se consolida". Exigieron que es urgente la sensibilización social para poner la lupa en la desigualdad estructural y donde la cadena de violencias, tiene como último eslabón, el femicidio.