La muerte de la docente Celeste De los Ríos (42), ocurrida el fin de semana anterior en las altas montañas de Iruya, puso en relieve las dificultades para el ejercicio de la docencia en "zonas desfavorables", como se las denomina desde las carteras educativas. Sin dudas, el pleno acceso a la educación pública y gratuita en determinados lugares del país sigue siendo materia pendiente por la gran diversidad geográfica que tiene.
De allí surge la urgencia de pensar el ejercicio del derecho a la educación, pero considerando los diferentes lugares y los tiempos, a veces diferentes a los diseños burocráticos estandarizados que se imponen en la enseñanza argentina.
Salta/12 dialogó con dos ex directores, Alejo Acuña y Guillermo Lunda, quienes ejercieron la docencia desde los inicios de la década de los ´90 hasta pasada la primera década de los 2000.
La necesidad del trabajo
Acuña es oriundo del departamento de Metán, al sur de Salta y tras haber dictado clases en distintos lugares caracterizados por ser "zonas desfavorables", es decir de difícil acceso, llegó a Iruya, al noroeste de la provincia, en 1993. "No tenía posibilidad laboral porque era interino, me quedé sin cargo en Rivadavia y ante una vacante reciente en Iruya, decidí tomarla porque tenía que ganar unos pesos más".
No sólo ejerció la docencia, sino que por casi 24 años fue director de la escuela Nº4236 "Fray Bartolome de las Casas" de Sala Esculla, una de las comunidades del Pueblo Kolla ubicada en la zona de la precordillera y a 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar (msnm). Cuando llegó al departamento, "no conocía nada de la zona montañosa" y la persona que lo llevó sólo le dijo: "por ahí tenés que ir vos".
Acuña se río al recordarlo porque el camino indicado era "una peña cortada impresionante", que son paredones de piedra moldeada a pico, de varios cientos de metros de alto. Del pueblo iruyano tenía que ir a Sala Esculla, casi una 9 horas de caminata, pero para su suerte los lugareños lo fueron a buscar. Sin embargo cuando llegó ya tenía ganas de volverse porque se encontró con una escuela "rancho", que eran dos ambientes de adobe, donde una iba a ser su pieza y la otra el aula.
Para 1993, tenía que dar clases a siete alumnos de la primaria. "Era chiquita por ese entonces, pero ahora se está volviendo a lo mismo", dijo en referencia a la cantidad de estudiantes. Para él se debe a que se trata de una de las zonas más "aisladas" y "olvidadas" del departamento, por lo que los jóvenes emigran, quedando solamente abuelos y nietos.
Cuando estaba por cumplir tres meses en la zona, el maestro aún no se animaba a salir solo, pero un día aprovechó que una persona del lugar se iba a ir a Pueblo Viejo, otra comunidad a 3.400 msnm y decidió salir. "No me quería llevar porque me decía que era un compromiso para él, yo lo seguí, lo perdí en el camino y me fui siguiendo su huella", relató. A partir de ese momento empezó a salir todos los fin de semanas.
En tanto, Guillermo Lunda nació en el departamento iruyano y trabajó desde 1997 en las comunidades de Pueblo Viejo, Tres Modos y Matancillas de San Antonio, siendo esta última comunidad el lugar dónde se jubilaría. Para ser docente tuvo que trasladarse a la capital de Salta porque en ese entonces no había ni educación secundaria en la zona. "Lo hice por trabajo", señaló.
El maestro dijo que en esos lugares se dan ráfagas de vientos muy fuertes, suponiendo que ese fue el motivo por el cual la maestra De los Ríos perdió el equilibrió y se cayó a un costado del camino. Indicó que cuando suceden estas situaciones "no podés ponerte en pie". "Tenés que tirarte al piso y esperar, después cuando para, corrés lo más rápido que podés aunque sean 10 metros y tenés que volver a tirarte porque volvió el viento", describió. "Así cado 5 o 10 metros a más de 4.500 msnm", agregó.
Al ser consultado de por qué salía cuando ya se avistaban las tempestades respondió porque "tenía que hacer cosas". "Los tiempos del Ministerio (de Educación de Salta) son acotados y si te demorás en salir, perdés un día de hacer trámites. Cuando uno debe salir, sale", subrayó. En eso, recordó que sí le tocaron "temporales fuertes", donde se sumaba el viento helado que sentía al transitar los caminos: "te morís de frío", aseguró.
Para Lunda el "papelerío" que pide la cartera educativa no tiene en cuenta el contexto geográfico en donde están las escuelas. Además que los considera "muy burocráticos" y que no terminan llegando a nada concreto, como es el caso de las planificaciones y su puesta en marcha. Contó que muchas veces les rechazaron informes por detalles mínimos, como no anotar bien un kilo de harina que debía rendir del comedor escolar.
El camino que no fue
La gran mayoría de los caminos montañosos que deben ser transitados son de herradura, más conocidos como mulares, ya que la única forma de llegar es a pie y a mula. Para Acuña la posibilidad de hacer caminos carreteras es cierta. "Uno ve imágenes de caminos en otros lugares y es totalmente posible aquí", relató.
Dijo que desde el paraje de Sala Esculla hasta el Abra (punto más alto) es un camino "bastante plano". "Entonces no haría tanto avanzar en la altura, sino que se complicaría en la bajada porque hay más pendientes", aseguró. Desde el Abra hasta el pueblo de Iruya tenés que descender de 4.500 metros a 3.000 en línea recta.
Por el 2014 y siendo director presentó un proyecto para lograr ese camino (de Esculla al Abra) ya que había conseguido fondos para pagarle a los eventuales trabajadores que participarían en la construcción.
Tras un acuerdo de palabra con el intendente de ese entonces, Cándido Cruz, se decidieron a arrancar con el proyecto pero fue inmediatamente parado por una de las comunidades del lugar que "no nos dejaba avanzar porque no le pedimos permiso". "Es verdad y le pedí las disculpas correspondientes al referente kolla porque a mí se me pasó y traté de explicarle", rememoró. Le respondieron que "no tenía que ser así" y la iniciativa se fue disolviendo, y desembocó en un punto muerto.
El impulso de lograr ese camino se dio por otra tragedia que sacudió al lugar, ya que en el 2007 falleció el agente sanitario en el puesto de la zona. "Se murió sólo y pidiendo auxilio", recordó. El trabajador realizó el llamado por la radio VHF, pero no estaban funcionando bien y dejó de intentarlo porque se descompensó.
Al no tener nuevas noticias, las personas que habían recibido ese primer llamado decidieron acudir al lugar, es decir caminar por horas, pero era tarde. "Si hubiéramos tenido el camino, eso no habría pasado", destacó.
Acuña se jubiló en 2017 y los fondos que había conseguido en ese momento para la ruta fueron donados a la escuela de Esculla. Además logró que se instalara internet y un teléfono. "Todo es satelital y mejoramos en comunicación porque nos quedábamos cortos cuando había emergencias", aseguró.
Caminos productivos
Para Acuña, hacer un camino carretera también serviría para la comercialización de los productos de los productores del lugar, ya que tienen una tierra fertil para la siembra en cantidad. Sin embargo, si quieren distribuirla en otros lugares, la demora que tienen en caminar lleva a que los productos lleguen en mal estado. Para el docente que se active la venta de la producción llevaría a que los jóvenes no tengan que salir del pueblo a buscar trabajo "por dos mangos", como en las cosechas, por ejemplo.
Por eso Acuña pidió el compromiso de las actuales autoridades provinciales y municipales para "darle solución al tema de los caminos en todas las comunidades". Ya que el difícil acceso no se da sólo en Esculla sino que en la mayoría de los lugares montañosos y de las yungas, otra zona del lugar.
Actualmente las personas que deben ser trasladadas de urgencia, son llevadas en andarillas, es decir, las colocan en una camilla de cañas y la mueven entre más de 8 personas. "Ese trabajo con las inclemencias del tiempo, resulta una odisea", aseguró.
"Los caminos representan más calidad de vida humana y generan condiciones dignas para las personas, y eso es importante", agregó Acuña.
Para Lunda, la construcción de los caminos es algo factible de hacer. Subrayando que su realización implica que se consulte a las comunidades para lograr que exista una mayor comunicación en su planificación. Recientemente supo que la idea de los caminos carreteras se están retomando para Sala Esculla, y que de hacerse, también podría conectarse con la comunidad de Los Alisos, en una misma obra. "Se acercarían los caminos", precisó.