Acercar el radioteatro a los centennials. Esa es la ambiciosa tarea que se propone Aire Radioteatro, la primera plataforma argentina y federal creada para escuchar ficciones online (aireradioteatro.com/), con una programación pensada para todo tipo de público (adulto, adolescente e infantil) y temáticas ajustadas a la idiosincrasia local.

“Este proyecto parte de un deseo y de una necesidad urgentes”, sostiene Antonella Piersanti, fundadora de la iniciativa y apasionada del género radioteatral desde que a los 11 años vivió su primera experiencia en radio. Es que en ese terreno se conjugan las dos profesiones que desarrolla: locutora y actriz. Y la plataforma que lanzó recientemente aparece, tal como define, como una “oportunidad laboral” para sus colegas artistas.

Fue en 2020 que Piersanti comenzó a pensar este medio que se presenta como “una nueva forma de hacer radioteatro”. “Para quienes hacemos teatro, el año pasado no se movía nada en materia laboral. En ese momento, me presenté a concursos y subsidios pero no gané ninguno y eso terminó siendo un límite que me expandió. Entonces, ahí reubiqué mis fuerzas desde un lugar autogestivo para generar una posibilidad de trabajo”.

No obstante, la idea se gestó mucho antes. Porque en 2016, Piersanti comenzó a dictar clases de radioteatro en ISER y llegó a armar un proyecto federal con el que viajó a Córdoba, su provincia natal. Más tarde, en 2019, empezó a armar elencos con parte de sus alumnos y a convocar a distintos autores y autoras con la intención de recorrer radios y promover la ficción sonora, pero el comienzo de la pandemia truncó esos planes. “En abril de 2020 pensé qué iba a hacer con toda esa energía y esas ganas de oxigenar el género. Y de esa manera, creé esta plataforma, que es el resultado de muchos años de estudios, crisis y trabajos hechos, y en esta posibilidad de generar laburo no estuve sola sino que me acompañaron Agostina Garrappa, Pablo Lancone, Luciano Saiz, Miguel Kot, Mauro Escobar y Muta Multimedia”.

La programación, hasta el momento, cuenta con tres títulos: La Storni, de Carla Mitre y Gabriel Devoto (sobre fragmentos de poesías, textos y anécdotas de Alfonsina Storni); La muerte del príncipe azul, de Luciano Saiz (una versión actual de La Cenicienta, con perspectiva de género) y Mate de Luna, de Miguel Kot (una propuesta para los más chiquitos). Los tickets, de costo accesible, se adquieren en la misma página, y la compra garantiza que la escucha se pueda hacer en cualquier momento, sin fecha límite.

Las obras disponibles fueron especialmente grabadas para la plataforma y en los próximos meses se sumarán más novedades. Y elencos y autores de todo el país que quieran participar pueden escribir a: [email protected]. El objetivo, según cuenta la locutora, es nuclear autores y autoras nuevas que ofrezcan historias contemporáneas y atractivas para las generaciones más jóvenes. “Yo trabajé con obras clásicas, pero la idea es poder hablar de otras cosas. ¿Cómo hacemos para incluir a los centennials como oyentes de radioteatro? Eso se logra con nuevas temáticas”.

El radioteatro vive, sin dudas, una etapa de resurgimiento, producto de las restricciones y la imposibilidad de realizar espectáculos en vivo. “Esta es una buena revancha para el sonido. La pandemia trajo como nueva tendencia volver a eso y descansar de la imagen. La quietud puso en movimiento a la voz. Cuando yo tenía 25 años, muchos me preguntaban: '¿Qué hacés dando clases de radioteatro?´, porque siempre se asoció a algo de otra época y en ese momento había pocos cursos. Hoy agradezco haber confiado en este género y mi sueño es que deje de ser algo que está encriptado en el recuerdo”.

El futuro de la actividad, en plena expansión, es incierto, pero Piersanti anhela que la ficción sonora sea algo que llegue para quedarse. “Me gustaría que esto no sea algo que se hace porque estamos encerrados. Tengo ganas de laburar en esto y profesionalizar el radioteatro. Y creo que esto recién empieza. En algo estamos despertando, porque el país nunca produjo tantos podcasts como este año. Y Argentores nunca avanzó tanto en derechos de autorías sobre ese formato como lo están logrando ahora. El sonido democratiza, porque cualquier persona puede armar y distribuir sus propios podcasts si tiene algo para decir. La voz es el sonido humano y tenemos que conocerla mucho más”.