Desde Lima
Las elecciones de la segunda vuelta para elegir un nuevo jefe de Estado entre el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori se desarrollan en calma. Hubo algunos incidentes. Ambos candidatos abrieron el día con el tradicional desayuno electoral. Castillo lo hizo en el patio de su casa en la norteña región andina de Cajamarca. Keiko se desplazó de su vivienda en una exclusiva zona de Lima al distrito popular de San Juan de Lurigancho, el más grande la capital del país, donde se armó una mesa al aire libre para desayunar ante la prensa, como un último acto público antes de ir a sufragar. Los dos estuvieron acompañados de sus familias. Coincidieron en agradecer el apoyo recibido y en pedir a la población que vaya a votar.
“Que por encima de todo gane el Perú”, dijo Castillo. En su último mensaje antes de ir a votar habló de “compartir lo que tenemos, si no compartimos poco habremos hecho como seres humanos”. Miembro de una familia muy religiosa, antes del desayuno dieron gracias a Dios.
Por su parte, Keiko, en medio de versiones sin evidencias de un posible fraude que han venido propalando medios que apoyan su candidatura, aseguró que respetará el resultado. “No sabemos cuál será el resultado, pero sea cual sea, primero ratificar nuestro compromiso de respetar la voluntad popular”.
Lo dos candidatos votaron rodeados de simpatizantes. Castillo lo hizo primero, al mediodía, en su natal poblado de Tacabamba, en la provincia de Chota, en Cajamarca. Llegó caminando, flanqueado por una multitud, mientras desde los balcones de la estrecha calle recibía los aplausos de los vecinos. Antes de votar, visitó la casa de sus padres.
“Saludo al país por esta fiesta democrática. Espero que el día de hoy, más allá de la fiesta política, los peruanos podamos entender que si no nos unimos no podremos sacar al país de esta crisis”, señaló el candidato, luego de sufragar. Tenía previsto viajar a Lima para recibir los resultados, pero suspendió su viaje porque dijo que se quedaría con sus padres que estaban delicados de salud. “Mi familia es lo primero”, dijo.
Keiko votó en un colegio de un barrio residencial de Lima. Una de las zonas acomodadas donde tiene amplio respaldo. En su territorio, fue recibida y despedidas con aplausos. Llegó en una camioneta. Fue una entrada y salida tumultuosa y desordenada. “Gracias a los que nos han apoyado”, dijo.
El incidente más grave se produjo cuando fue a votar la candidata a la vicepresidencia en la fórmula de Castillo, Dina Boluarte. Lo hizo en un barrio de clase media de Lima. Para la candidata de la izquierda que recibe importante respaldo en el interior del país y en las zonas populares, pero amplio rechazo en los barrios residenciales de la capital, fue como entrar en territorio enemigo. Fue abucheada e insultada. Estaba custodiada por la policía, lo que evitó que se vaya más allá de la agresión verbal. Mientras le gritaban de todo, la candidata levantaba los brazos. Una lamentable muestra del nivel de intolerancia al que han llegado ciertos sectores en esta campaña.
Hubo una confusa denuncia contra un personero de Perú Libre, el partido que postula a Castillo, de tener en su poder actas marcadas con votos a favor de su candidato. Serían 87 votos. El partido y el acusado negaron los cargos.
La división del país quedó marcada en los locales de votación, según su ubicación. En una mesa de sufragio en el residencial barrio de Miraflores, los votantes con los que pudo conversar PáginaI12 votaban cerradamente por Keiko. Hubo algunas excepciones, que expresaban su voto por Castillo en voz baja. “Si aquí me escuchan que voto por Catillo me linchan. El ambiente está muy tenso en el país”, señaló Jorge, un estudiante de arte. “Tenemos que votar por Keiko para evitar que llegue el comunismo y el chavismo”, indicó Gianina, abogada. “No me gusta Keiko, para nada, pero no nos queda otra que votar por ella para que no ganen los comunistas”, opinó Eduardo, un ingeniero que trabaja en una constructora. En esa línea siguieron otras opiniones.
En los barrios populares las opiniones cambian. “Voto por Castillo para que las cosas cambien, hay mucho abuso en el país, los sueldos son miserables”, señaló Jesús, empleado en una tienda. “Aquí la clase obrera está con Castillo”, aseguró Víctor, obrero de construcción. “Yo voto por Keiko porque Castillo no me da ninguna garantía, con muchos terroristas está”, comentó César, vendedor de diarios.