Hubo show, pero no hubo boxeo. Salió previsiblemente malo el simulacro de pelea entre el expentacampeón mundial Floyd Mayweather y el youtuber Logan Paul. Poco de bueno podía aguardarse de la topada entre un crack que abandonó por unos días su plácido vida de ostentoso multimillonario para llevarse 50 millones de dólares de bolsa (más una tajada importante de las ventas del pay per view) y un fenómeno de las redes sociales, referente de un público veinteañero y adolescente al que se quiere incorporar al mercado pugilístico. Como no hubo fallo oficial, no hubo vencedor ni vencido. Si lo hubiera habido, Mayweather se habría anotado una victoria clara pero sin lustre.
Doce mil espectadores pagaron su entrada en el Hard Rock Stadium de Miami y millones oblaron su abono para ver por televisión los 24 minutos pactados de acción (ocho rounds de tres minutos). El combate no fue una farsa, en todo caso resultó malo. En desventaja de edad (44 años contra 26) y de peso (Paul llevaba 15,600 kilos de diferencia, 70,300 contra 85,900), Mayweather se tomó dos rounds para tantear a su rival. Del tercero en adelante, se puso en acción, pero, tal como lo hacía en sus mejores tiempos de campeón, sin asumir más riesgos que los estrictamente necesarios para ganar. Sin las piernas ágiles de sus mejores tiempos, pero con una cintura muy flexible, hizo pasar de largo los voleos ampulosos del youtuber y lo contragolpeó muy bien por adentro y por afuera.
Era imposible que lo noqueara por la diferencia de peso y porque Mayweather nunca tuvo una pegada explosiva, sino justa. Nunca conmovió a Paul, pero le pegó mucho. El youtuber terminó ofreciendo una imagen pobre, agotado luego del tercer round y amarrando en exceso para evitar ser golpeado aún mas. Su triunfo fue haber llegado en pie hasta el final ante un fenómeno del boxeo y cobrado 18 millones de dólares por ello. Su mayor atracción no reside en su estilo, torpe y desmañado, ni en su calidad sino en su abrumadora influencia en las redes sociales (más de 63 millones de seguidores entre Youtube, Facebook, Instagram y Twitter), que le asegurará nuevos shows como el de anoche.
"El es fuerte, rudo y mejor de lo que yo creía que era. Yo ya no tengo 20 años, pero me divertí", dijo Mayweather sobre el ring y casi sin agitación. "Es una de las noches más grandes de mi vida, que nadie me diga que algo es imposible. Estuve sobre el ring con uno de los grandes boxeadores de todos los tiempos", reconoció Paul al cabo de una noche en la que el negocio del boxeo montó un show para sumar a un público nuevo y desacostumbrado a consumirlo. Pero no ganó prestigio. Tampoco era la idea, sólo hacer dinero. Algo que el excampeón Mayweather y el youtuber Paul conocen de sobra.