Patricia Santos Torres tenía 51 años y era enfermera del Hospital de niños Ricardo Gutiérrez. Era asmática, alérgica, tenía diabetes e hipertensión. Falleció el domingo por covid, tras haber estado internada un mes y medio en el Sanatorio Méndez. Es la tercera trabajadora de ese hospital que fallece por esta enfermedad. Sus compañeros y compañeras denunciaron que hacía meses que estaba pidiendo una licencia por su condición de riesgo, y porque tenía indicación de no vacunarse por ser alérgica, pero que no llegaron a aceptársela en el largo trámite burocrático antes de contagiarse.  

El lunes los compañeros de Patricia organizaron un homenaje en el mástil del hospital. El ambiente fue cargado de tristeza, también tenso. Muchos estaban quebrados, no podían hablar. Hizo uso de la palabra un directivo médico, luego un representante del gremio Sutecba. Fue entonces cuando la enfermera Elena Amarilla pidió también tomar el micrófono: "Hacemos responsable al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a la dirección médica, a la subgerencia de enfermería y al gremio Sutecba, que nos precariza y está en complicidad con el Gobierno y las autoridades del hospital", denunció.

"Me dio bronca tanta hipocresía, más el dolor por despedirla, y me salió así. Es una muerte que se podría haber evitado, porque las autoridades del hospital sabían que era personal de riesgo y que no tenía ninguna dosis de las vacunas, por indicación de su neumonólogo. Sin embargo, la dejaron que trabaje en esas condiciones", dijo Amarilla a Página/12. "Ella a pesar de ser de riesgo, el año pasado no se tomó licencia, decía que tenía que estar donde hacía falta. Pero este año, cuando vio que estábamos empezando a morir como moscas, decidió pedirla. El trámite es tan largo y burocrático, que pasaron los meses y se enfermó. Siento mucho dolor porque tendrían que haberla ayudado a resguardarse, no dejar que pase el tiempo con ella expuesta", analiza.  

"Patricia era enfermera militar, y tenía un sentido del deber que la hizo insistir en trabajar a pesar de todo el año pasado. Yo creo que no dimensionó. En enero, después de que falleció el doctor (Carlos) Legarreta (jefe de Traumatología Pediátrica), nos afectó mucho. Presentó todo para pedir su licencia, pero no llegó", lamenta María, quien compartió guardias y charlas con ella. "Era una divina como compañera, siempre con una sonrisa, muy comprometida con el trabajo con los niños, con los familiares, una profesional que hacía todo bien", la describe. 

"No es que Patricia le restaba importancia a la covid. Ella había tramitado la licencia pero la seguía esperando, te ponen muchas trabas, mientras tanto seguía yendo a trabajar, no le quedaba otra. Yo ahora tengo mucho miedo porque estoy en la misma", dice la enfermera Natalia Ojeda. Cuenta que tiene un nódulo en el pulmón derecho, fibrosis mitral y aórtica, epoc, hipertensión y diabetes. Le habían dado una licencia pero, tras la primera dosis de la vacuna, se la cortaron el 17 de abril. "Tenemos una colega del Santojanni que murió a los 34 años, con las dos dosis de Sputnik. Estamos igual en riesgo. Tuve que hacer un amparo, pero tampoco me responden", denuncia. 

Las autoridades del hospital no emitieron ningún comunicado sobre esta muerte, tampoco respondieron a las consultas de Página/12. Los enfermeros y enfermeras del Gutiérrez suman por estos días a sus reclamos históricos --no ser contemplados como profesionales de la salud, salarios bajos, falta de descanso-- la suspensión de las "burbujas" que les permitían cortar un día laboral, para disminuir el riesgo de contagio y sumar un descanso en medio de la exigencia de la pandemia.