Nos sumamos a los festejos del flamante campeón de la Copa de la Liga, con ritmo de Los Palmeras cantamos: “Sabale, sabale, la culpa es de este pueblo sabalero /Sabale, sabale/ Que todo el mundo grite ¡dale negro!” y le rendimos el merecido homenaje recordando a aquellos grandes futbolistas que pasaron por este gran club santafesino al que Horacio Guarany amaba tanto como al vino.
Que se siga festejando Fuertes, que no pare el Aliendro para ese equipo Guerrero que cada Domínguez luchó con Vigo y con la Morant bien arriba para obtener la Copa y le dijo Bastía a los torneos ganados por clubes porteños.
¿Oyola? Hoy es Díaz de festejo, que se junte la familia sabalera, los Chicco y los grandes. Los abuelos y los Nieto, Los Casado y solteros, los Gordillo y los Delgado y entonces el mundo los Vera festejar. Olvídese de los años con Saldaño negativo, hágale Chiva Di Meola a aquellos momentos Grisales del Negro en los que Colón cayó al Pozo del descenso. Barra con una Escobar esa época. Quédese con esta Landa etapa en donde el Sabalero es Reynoso. Que venga la Barrado de pibes, pibas y Piovi que Colman las tribunas del Cementerio de los Elefantes, que salgan de sus Cuevas o sus Cabaña o su Castillo y de todos los rincones de los barrios Brigadier López, el Centenario, el Aramburu, el Candioti y El Pozo.
Silva el mejor vino de Meza que haya, si no tiene pida un buen Bianchi Blanco o un Jerez y brinde por los Goltz del Pulga Rodríguez, de Bernardi, de Gigliotti, de Moreno y Fabianesi, de Gambier, de Uliambre, del Loco González y de tantos que llevaron peligro Alario chica rival. Pérez también por aquellos que defendieron como un Mura los colores: los Marini, los Kuzemka, los Zimmermann, los Giovanni Hernández, los Burian y los Saralegui. Que la Llama del festejo continúe. Qué tal si se va a un Bareiro y se Comas una Carnevali al Asad y de postre un Curuchet de Coco Ameli y Chocolate Baley.
La campaña estuvo Balbuena. Esta institución Morelo se quitó la Espíndola del campeonato frustrado en Paraguay. Festeje. Enría. Encienda las Lussenhoff de todos los colores, que brillen más que Unali Lucero y grite Vivaldo Colón. Que se escuche hasta Romagnoli y hasta Saturno:
Ah eh eh ah, yo soy sabalero/
Ah eh eh ah, sabalero, sabalero…