El gobierno anunciará este martes una nueva canasta de 70 productos con precios congelados hasta fin de año ante el vencimiento del programa de Precios Máximos. Esta medida, que nace de acuerdos con la industria del consumo masivo, incluye alimentos, artículos de limpieza, perfumería y bebidas.
Desde el Gobierno reconocen que la intención es dejar atrás el programa de Precios Máximos pero eso dependerá del pacto que se define para la conformación de la nueva cesta de productos. En caso de que no haya un acuerdo, el programa anterior podría ser prorrogado como sucedió hace dos meses. Es decir, el futuro de los topes de precio a los productos de consumo masivo estará sujeto al acuerdo con las alimentarias.
El programa Precios Máximos, que se implementó a inicios de la pandemia de covid-19, funcionó como un mecanismo más de las políticas de la Secretaría de Comercio Interior, del Ministerio de Desarrollo Productivo, para contener aumentos en una canasta de productos pensada para diversos sectores sociales que, o bien habían perdido el empleo por cierres en la actividad, o bien estaban afectados por recortes salariales.
Una de las diferencias sustanciales con el programa anterior sería que el precio de los productos estará impreso en el propio paquete: eso aseguraría que el precio no registre modificaciones en la distribución y tampoco varíe entre grandes cadenas y almacenes, minimercados y comercios barriales de cercanía. Al ser un acuerdo que se realiza con la industria alimentaria, sus empresas se comprometerían a distribuir esos precios a los comercios convenidos.
Con ello, el Gobierno podría renovar el compromiso del sector privado en el control de los precios, que tuvo momentos de tensión en los últimos meses a pesar de la vigencia de Precios Máximos y de los controles por parte de la Secretaría de Comercio, a cargo de Paula Español. Una de las vías utilizadas por las empresas proveedoras para eludir ese acuerdo fue el lanzamiento de nuevos productos con mínimos cambios con respecto a los originales, pero que al tener otro código de barras podían escapar de la lupa oficial. Por ejemplo, la amplia variedad de leches que aparecieron en los últimos meses con precios mucho más altos que los anteriores.
En el actual escenario de preocupación por la suba de precios de alimentos por encima del índice general, Comercio Interior viene trabajando en una serie de medidas. Es claro que el problema pendiente de la inflación trae una enorme cantidad de problemas para la estabilidad macroeconómica. No es tema menor que algunas paritarias están cerrando en un aumento cercano al 40 por ciento, ya que ese porcentaje marca la expectativa inflacionaria de ciertos sectores productivos y sindicales. Resta saber si ese porcentaje servirá sólo para empatarle a la inflación o para restituir la pérdida de poder adquisitivo del salario que comenzó con el gobierno de Mauricio Macri.
La proyección oficial para la meta anual de inflación, que era de un 29 por ciento. De acuerdo con los economistas de la FIDE (Fundación de Investigaciones para el Desarrollo), "en mayo, a pesar de que se observan señales de desaceleración en los rubros más representativos de la canasta alimentaria, los aumentos de precios regulados le subirán el piso a la inflación mensual, que estimamos en torno al 3,5 por ciento".
En la tasa de inflación también han impactado los movimientos en los precios internacionales y del dólar. Respecto al sector externo, FIDE señaló que "la fase alcista de los precios internacionales supone un shock externo que está afectando el comportamiento de los precios internos, sin que todavía se hayan encontrado los mecanismos más idóneos para desacoplar esos comportamientos", aunque tales condiciones "impactan positivamente en el mercado de cambios, habilitando el fortalecimiento de reservas internacionales y anclando expectativas devaluatorias". Para agregar que "el Banco Central disponga de la capacidad para mantener la tranquilidad cambiaria resulta un componente clave de cualquier política antiinflacionaria". A la vez, FIDE señaló la necesidad de seguir con atención la dinámica de las importaciones a medida que se consolide el proceso de recuperación económica general.