Argentina se embarcará en un nuevo sueño a partir de este viernes cuando la Selección Mayor femenina haga su debut en la Americup frente a República Dominicana (desde las 16.10). El combinado nacional compartirá el Grupo B junto al local Puerto Rico, Estados Unidos y Venezuela con el objetivo de hacer historia en un certamen en el que registra tres subcampeonatos. Pero, más allá del desenlace de su aventura boricua, el básquet femenino atraviesa una transformación.
El proceso, que comenzó con la decisión de destinar todas las Escuelas Deportivas Argentinas al Femenino, evolucionó a partir de la contratación de Gregorio Martínez como entrenador. El multicampeón con Unión Florida, quien dirigirá a la Selección en esta Americup, no es sólo un DT sino también uno de los cerebros detrás de la reestructuración de todos los estamentos de una disciplina en franco ascenso.
Las 12 convocadas para disputar la Americup son consecuencia de un ciclo de entrenamientos que comenzó el 26 de abril. Después de 40 días de intenso trabajo, con concentraciones en el Cenard y Sunchales, Martínez anunció la nómina definitiva. Melisa Gretter, Camila Suárez, Macarena Rosset, Agustina García, Julieta Alé, Andrea Boquete, Julieta Mungo, Victoria Llorente, Sol Castro, Agostina Burani, Diana Cabrera y Victoria Gauna fueron las elegidas para viajar a Puerto Rico buscando un nuevo muy buen resultado en el Femenino, como aquel subcampeonato en la Americup 2017 disputada en Buenos Aires, el oro en el Sudamericano 2018 –tras 70 años- o el bronce en el FIBA Américas de Edmonton 2015. Y, sobre todo, buscando avanzar hacia el gran sueño, París 2024, y así lograr que la Selección Mayor llegue a un Juego Olímpico por primera vez.
Las representantes nacionales están acompañadas por un cuerpo técnico y un staff de elite mundial. Si bien a Puerto Rico viajarán 11 representantes, la rama cuenta hoy con un grupo de 26 expert@s entre equipo técnico, personal médico y administrativos que acompañan el día a día de las jugadoras y resultan fundamentales para su evolución. El equipo de trabajo está conformado por Martínez como entrenador en jefe, nueve asistentes, tres preparadores físicos, dos médicos, seis kinesiólogos, un nutricionista, tres utileros y Karina Rodríguez, tal vez la mejor jugadora de la historia, como Directora del Femenino.
Gretter, como nueva capitana de la Mayor, habló sobre la importancia de la estructura. “Tenemos la chance de contar con más gente que nos ayuda seguir progresando como jugadoras. Si queremos mejorar la parte del dribbling, tenemos a una persona específica que no puede ayudar en ese aspecto. También está bueno que agreguen la parte femenina dentro del cuerpo técnico, en este caso Sandra Pavón y Rocío Pérez, nos están ayudando muchísimo, nos sentimos acompañadas y podemos hablar de otras cosas con alguien de nuestro mismo sexo que nos pueden llegar a entender desde otra parte. Está bueno que se haya dado un paso tan grande en el femenino”, analizó la base de Estudiantes de Madrid.
Pavón, asistente técnica de Martínez y exjugadora de la Selección, profundizó en el impacto positivo del actual cuerpo técnico. “Desde mi experiencia como jugadora al presente es el cambio más significativo. Tener una estructura mayor y contar con un staff más amplio en todas las áreas nos beneficia mucho. Se le da mayor especificidad al entrenamiento y ayuda a las jugadoras, ya que se encuentran controladas y asistidas en todas las áreas”, explicó quien también –como todo el cuerpo técnico- ha sido parte del extenso período de entrenamiento de la Sub 19, que fue la primera Selección de la Confederación Argentina de Básquet (CAB) en volver a entrenar durante la pandemia y estuvo 90 días practicando en el Cenard pese a la suspensión de torneos.
Récord de embajadoras
El 15 de abril una noticia conmocionó al país: Florencia Chagas fue escogida por Indiana Fever con el séptimo pick de la tercera ronda del Draft de la WNBA y se convirtió en la primera jugadora argentina en ser seleccionada para participar de la liga más afamada del mundo. Aunque la joven de 19 años posteriormente anunció que no participará de la campaña 2021 ni disputará la Americup como consecuencia de una lesión, su elección sintetiza la consideración del básquet argentino a nivel internacional.
“El mundo está reconociendo el talento argentino. Tenemos cada vez más jugadoras en el exterior, en las primeras ligas. Y es un gran salto tener varias en las universidades de Estados Unidos. Pero a lo que apuntamos es a la masificación del deporte. No tengo dudas del salto de calidad que podemos dar y así crecer en el ránking mundial de FIBA. Debemos intentar estar entre las 15 mejores selecciones”, analizó la emblemática Karina Rodríguez.
Chagas es apenas uno de los ejemplos, el más resonante por su aterrizaje norteamericano, de una legión argentina que avanza tras las fronteras nacionales: 60 compatriotas estaban diseminadas alrededor del mundo en enero de 2021, una cifra resonante que representó la segunda campaña con más jugadoras en competiciones fuera de la Argentina. Italia, España, Uruguay, Canadá, Gales, Colombia, Suecia, Brasil e incluso la NCAA (el campeonato universitario de EE.UU. que alimenta a la WNBA) tuvieron protagonistas argentinas.
El éxodo, fundamental también para el crecimiento personal de los prospectos, se complementa con una estructura interna cada vez más fuerte. En medio de la pandemia que estropeó planes alrededor del mundo, el básquet vernáculo fue capaz de celebrar con éxito una Liga Nacional de 12 equipos que consagró a Berazategui como campeón y ya programa su nueva edición para agosto, con más instituciones. Además, puso en marcha el Torneo Federal con 25 clubes participantes. La consolidación de ambos certámenes y la ebullición constante en los y las hinchas es fundamental para afianzar una competición que permita formar, forjar y pulir a las jóvenes captadas por los procesos de detección de talento que se extienden en el territorio nacional.
El cambio, desde las bases
Amén de los nombres propios, la creación de las Escuelas Deportivas, con el apoyo de la Secretaría de la Nación y bajo la dirección de Carlos Gómez, es el primer eslabón del proyecto de despegue del básquet argentino para masificar la actividad en niñas entre 11 y 13 años. Las EDA, distribuidas en 19 provincias y con más de 50 personas empleadas, tiene como plan una captación inicial de talentos jóvenes. No sorprendió, claro, que la dirigencia haya destinado todas a la rama femenina. “Avanzaremos hacia un crecimiento real y sostenido del básquet femenino”, delineó Fabián Borro, presidente de la CAB, entre sus principales mandamientos desde que asumió.
Pero la gema del proyecto de la estrategia global para el despegue del básquet argentino es el Proyecto Nacional Formativo (PNF), una iniciativa que apunta a detectar, reclutar y desarrollar a las jóvenes con mayor proyección del país. El PNF 2028 comenzó en enero con 102 jugadoras seleccionadas bajo dos criterios bien definidos: el 70% es escogido por su estatura -deben medir 1,80 metro o más, buscando levantar el promedio de las selecciones nacionales, siempre por debajo de los principales países- y todas deben tener entre 13 y 17 años, con un cupo garantizado para cada franja etaria independientemente de su talla.
“Si bien las EDA son muy importantes así como lo que está pasando con la Mayor, con la Sub 19 y con todos los que están trabajando, creo que el proyecto más importante del básquet femenino es el PNF. Ese es el que más estamos valorando a futuro, tanto desde el cuerpo como desde la dirigencia. El PNF marca claramente la importancia y el cambio de paradigma en la CAB respecto al básquet femenino”, analizó el DT Gregorio Martínez.
El proceso ya cuenta con 150 chicas, un primer paso significativo para una iniciativa que empieza a plasmar buenas sensaciones según Martínez: “Empezamos un programa de desarrollo que esperamos permita ampliar la base. Las 150 chicas entrenando marcan a las claras que hay un proyecto de futuro, y ese proyecto es el más importante que tiene la CAB respecto al básquet femenino, más allá de lo que se ve a simple vista”.
Martínez, supervisor del PNF junto a sus asistentes Sebastián Silva y Sandra Pavón, explicó la misión de este programa: “La idea es que las chicas se conviertan en atletas a partir de los 14 años, no a los 20. Que sepan cuáles son los hábitos que se necesitan para ese objetivo, que se sientan motivadas y acompañadas durante ese camino, y darles las herramientas necesarias para eso. Necesitamos que esas jugadoras se entrenen, como mínimo, 12 horas semanales para que, complementando los trabajos de los clubes, tengan hábitos de atletas”.
Más allá de los resultados inmediatos de la Selección Mayor y del cambio de concepto del básquet argentino a nivel internacional, el PNF representa la piedra basal para el futuro de una rama femenina cuyo plan comparte los lineamientos de aquella iniciativa de León Najnudel que culminó en la creación de la Liga Nacional. “Esto no lo voy a ver yo, pero es lo más importante que podemos hacer por el básquet argentino. Sentimos que estas cosas son las que pueden cambiar la historia. Estamos en un momento bisagra, en el que debemos ir por un básquet femenino grande, con una competencia interna que mejore y, sobre todo, con más chicas jugando nuestro deporte, la gran asignatura pendiente”, evaluó Martínez.
La reestructuración integral representa un cambio de paradigma que ya está en marcha, una revolución imparable. “Estamos avanzando hacia un crecimiento real y sostenido del básquet femenino, buscando más recursos, armando un equipo de trabajo cada vez más grande y mejor capacitado, interrelacionando distintas áreas de la CAB, otorgando las mejores condiciones posibles, con la decisión de que las EDA potencien la formación juvenil y ahora con este plan que nos permitirá masificar, crecer y competir de forma sostenida. Estamos poniendo en funcionamiento proyectos de aplicación inmediata para lograr que haya más jugadoras, pero también más entrenadoras, kinesiólogas, juezas y dirigentes. Esto es sólo el comienzo”, precisó Borro.
Mientras la Selección protagoniza el certamen continental en Puerto Rico, las próximas generaciones se forjan en un trabajo invisible que inevitablemente dará sus frutos con la mujer en el centro de la escena.