Danza elegante de la época de Rosas tomada en Santiago del Estero al arpista ciego Domingo Aguirre”. Así se lee en los subtítulos de El federal, una obra recopilada por Manuel Gómez Carrillo. Si bien dentro de la tradición musical escrita de herencia europea resulta problemático definir las pertinencias del término “música argentina”, en ese subtítulo se cifra uno de sus caminos posibles: la circulación de piezas, ida y vuelta a través del tiempo, entre la “elegancia” de la incipiente burguesía y sus salones y la intuición de musiqueros como Aguirre, que entre otras cosas integró la orquesta criolla con la que Andrés Chazarreta comenzó, en las primeras décadas del siglo XX, a revelar parte de lo que había hecho propio en sus recolecciones, Santiago del Estero adentro.
El federal, y la travesía que representa, son el inicio de Solo obligado, el reciente trabajo que el violinista Sebastián Masci dedica a un repertorio de música argentina de distintas épocas. Desde ahí, remonta una atractiva línea de tiempo. Como una especie de Chazarreta de anaqueles poco frecuentados, rescata y graba obras para violín solo de Luis Gianneo, Eduardo Alemann, Elena Larionow, Guillermo Zalcman y Sergio Parroti. La misma inquietud se refleja en Caminos argentinos, el trabajo de Marina Calzado Linage Trío que incluye obras de Carlos Guastavino, Astor Piazzolla, Claudia Montero, Guillo Espel, Juan Carlos Figueiras, Jorge Mockert y Esteban Insinger.
Si Masci en Solo obligado –título que testimonia el rigor de estos tiempos de pandemia– recurre a un repertorio original para violín solo, la particularidad de la combinación de instrumentos del trío integrado por Marina Calzado Linage en vibrafón y marimba, Darío Ingignoli en piano y Ezequiel Calzado Linage en percusión, exige tácticas distintas. Caminos argentinos presenta, en gran parte, obras que son el resultado de la transcripción. Acaso en los pliegues de esa tarea de traducción de sonoridades se revela otra arista posible para encuadrar una tradición musical argentina.
Solo obligado es una producción independiente y se puede escuchar en las plataformas digitales o, gratis, en https://sebastianmascimusi.wixsite.com/nuevoalbum, donde además hay útil información sobre los compositores y el intérprete. Tras el inicio con la pieza recopilada por Gómez Carillo, Masci aborda Tres piezas para violín de Luis Gianneo – “Preludio”, “Danza” y “Canción”–, una obra compuestas en 1963 que combina estrategias seriales y garbo neoclásico. Con un lenguaje más despojado y sensibilidad polifónica, también son Tres piezas –articuladas en “Preludio”, “Diálogo” y “Giga”–, las de Eduardo Alemann. Las Siete micropiezas, de Elena Larionow, que además de ser la primera mujer que asumió una cátedra de composición en el Conservatorio Nacional fue una finísima artesana de la música de cámara, constituyen un gran momento del trabajo de Masci.
Otro grato momento es la Suite para violín solo op.107 de Guillermo Zalcman, que a partir del desarrollo del mismo motivo en los distintos movimientos logra dar sentido cíclico una variedad expresiva atravesada por gestos nacionalistas. Con Capriccio nº26 Op.31 nº4, de Sergio Parotti, concluye el muestrario de un universo expresivo donde el violinista, integrante además de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y del prestigioso Cuarteto Gianneo, combina de manera sobresaliente sensibilidad y técnica.
Caminos argentinos acompaña la edición del primer número de la revista de Radio Nacional Clásica y se puede escuchar, gratis, en https://www.radionacional.com.ar/disco-inedito-caminos-argentinos. Con una interesante paleta de colores a disposición, Marina Calzado Linage Trío transita un repertorio paisajista, en general de formas claras, tonalidades extendidas con moderación y corrección melódica.
Los balanceos birrítmicos de “Viento Norte” –la cuarta de las Indianas para piano y cuatro voces mixtas de Carlos Gustavino–, y la inspirada “Zamba para escuchar tu silencio” de Guillo Espel, son un buen augurio para un repertorio que a partir de “Libertango” de Astor Piazzolla, con Pablo Mainetti en bandoneón, repliega sobre distintas formas del gesto ciudadano.
“Astitor”, de Fernando Lerman; “Rapsodia Porteña”, de Juan Carlos Figueiras; “Elegía”, de Claudia Montero, y los tres movimientos de Recorriendo el Barrio, de Vanesa Harbek, son muestras de regodeo individual sobre la epidermis de la tradición tanguera. Desde otro lugar, Luminiscencias Marinas, de Jorge Mockert, y dos números de Paisajes, de Ramiro Petina Goobar, se suman al panorama expresivo dominante. Extraña a la estética general, “Var 1018”, de Esteban Insinger, resulta lo más logrado del disco. Desde una sonoridad delicada, la obra de Insinger elabora una trama de líneas móviles que cuidadosamente se desplazan, creando ilusiones rítmicas que cuando terminan de configurarse ya son otra cosa. En el final, el otro Piazzolla del disco es “Escualo”, con la participación de Elena Buschbinder en violín, antes de “Cromática”, una entretenida chacarera extendida sobre una idea de Edgardo Herrera, en la que el gesto de la improvisación pone a prueba la fibra de la ejecución.
Con identidades propias, Solo obligado y Caminos argentinos comparten el gran mérito de proponer músicas argentinas, que con fortalezas y debilidades, articulan las líneas para completar ese mapa que se traza a medida que se recorre.