Tras una escala temporal en las afueras de la ciudad suroeste china de Kunming, la manada de elefantes silvestres, que ya recorrió 500 kilómetros y tiene en vilo al mundo, reanudó este martes su viaje hacia el norte del país asiático.
Fotografías de drones tomadas el lunes por la brigada provincial de incendios forestales mostraban a los 15 miembros de la manada de elefantes durmiendo en medio de un bosque en el distrito de Jinning, que fue afectado por fuertes lluvias y tormentas eléctricas. Sin embargo, esta martes volvieron a marchar, lo que provocó una nueva ronda de vigilancia por parte de las autoridades, según informó la emisora estatal CCTV.
En medio de los temores de que los elefantes puedan invadir asentamientos humanos, los equipos de rastreo trabajan las 24 horas del día para monitorear sus movimientos, con un despliegue de 410 personas y 120 vehículos. También pusieron en funcionamiento 14 drones para rastrear y escoltar a la manada y garantizar la seguridad de los animales.
Chen Fei, director del Centro de Investigación de Elefantes Asiáticos de la Administración Estatal de Silvicultura y Pastizales, dijo que estaban observando "de cerca a los animales, para ver si reanudan su trayectoria hacia el norte y poder evacuar aldeas si fuera necesario".
Además, las autoridades locales proporcionaron más de dos toneladas de comida y evacuaron las calles para facilitar el paso de los animales y evitar que entren en zonas densamente pobladas.
Éxodo desde zona protegida
La manada, que comenzó su viaje hacia el norte hace más de un año, ya recorrió unos 500 kilómetros desde su hogar, una zona designada de protección de elefantes en Xishuangbanna, cerca de la frontera de China con Myanmar, hasta llegar a Kunming, la capital provincial de Yunnan, el miércoles por la noche.
El espacio disponible para la última comunidad de elefantes nativos que queda en China se redujo gradualmente a lo largo de los años, con los bosques tropicales de Xishuangbanna reemplazados por plantaciones de plátano, té o caucho o utilizados para plantar materias primas lucrativas para la medicina tradicional china.
No está claro qué llevó a la manada a dirigirse hacia el norte, pero los esfuerzos de conservación en Yunnan durante la última década duplicaron el número de elefantes, lo que pone la tierra y los recursos bajo una presión cada vez mayor.
Gracias a esta protección mejorada, la población de elefantes salvajes en la provincia ha aumentado a unos 300, frente a los 193 de la década de 1980.