Una película de animación para adultos (al menos, no para niños) con talentos vocales de primer nivel, un salvaje thriller llegado de tierras australianas y un film de la India que no forma parte del firmamento bollywoodense completaron la lista de veinte largometrajes que integran la Competencia Internacional del 19° Bafici, que se acerca a sus últimos días de agitada vida. Para el momento de publicación de estas líneas, el jurado integrado por la crítica estadounidense Amy Nicholson y los realizadores Denis Côté, Andrea Testa, Nicolas Wackerbarth y Julio Hernández Cordón –de Canadá, Argentina, Alemania y los EE.UU., respectivamente– habrán discutido, deliberado y otorgado los correspondientes premios según su criterio, galardones que serán anunciados en conferencia de prensa hoy, cerca del mediodía. Llega así a su final una sección que recorrió las más diversas latitudes del planeta y que ofreció dos decenas de relatos que viajaron desde la más estricta realidad hasta los confines de la fantasía más afiebrada.
Newton no puede definirse como un típico exponente del cine industrial indio, pero tampoco forma parte de esa línea autoral que muchos siguen relacionando con la figura del gran Satyajit Ray. En otras palabras, el segundo largometraje de Amit. V. Masurkar –nacido en la gran urbe de Mumbai– no se entrega a los placeres de los números musicales o el romance como método y norte, pero tampoco pretende abandonar una narración atractiva para el gran público, aunque para ello deba acostarse confortablemente encima de una mullida capa de lugares comunes. Esa indecisión, seguramente buscada desde la escritura del guion, hace que la historia transite una amable familiaridad que no reserva prácticamente ninguna sorpresa. El protagonista, quien en algún momento del pasado decidió cambiar su nombre por el del famoso físico y matemático, parece ser una especie en extinción: voluntario para los comicios electorales con un futuro asegurado como empleado público, el muchacho tiene una ética de acero y una incorruptibilidad a prueba de zonas de confort.
Que su debut como presidente de mesa (o su equivalente en aquellos parajes) sea en una zona bastante complicada en el centro geográfico de la India –alejadísima, selvática y manejada en parte por una guerrilla comunista– termina resultando el punto de partida para una comedia con elementos de sátira donde, durante una parte del metraje, todos parecen tener algo de razón. Es una verdadera pena que Newton deje de lado esa posibilidad para construir en Newton una suerte de héroe a la manera de Frank Capra, aunque sin las dosis de oscuridad que solían envolver a los personajes de sus películas ni la acidez en la descripción de la corrupción de las instituciones. El catálogo afirma que el idioma que hablan los personajes es el “indio”, pero algunos de los mejores pasajes se relacionan con la incomunicación entre aquellos que utilizan el masivo hindi y el regional gondi, apenas dos de los lenguajes que pueden escucharse en un país con 22 idiomas oficiales y centenares de dialectos.
Ópera prima del historietista y animador estadounidense Dash Shaw (tiene en su haber algún cortometraje previo y una serie web), My Entire High School Sinking Into the Sea parte de una premisa literalmente fiel a su título: más temprano que tarde, el edificio de una escuela secundaria se hundirá en el mar con cientos de estudiantes, docentes y empleados a bordo. Puede sonar a disparate, pero una de las facilidades con las que cuenta el cine de animación es precisamente el poder crear universos ligera o remotamente similares al nuestro sin el lastre del realismo impuesto por el registro de cosas y seres concretos y –valga la redundancia– reales. En el fondo, esta aventura de apenas 75 minutos de duración mezcla las aguas del film de high school con las del cine catástrofe, ofreciendo el recuerdo constante de La aventura del Poseidón o Infierno en la torre, con su grupo de humanos atrapados en una peligrosísima estructura al borde del colapso. Antes del desastre, claro está, la presentación de los protagonistas, un trío de nerds responsables del diario de la escuela, y su choque tanto con las autoridades y las “celebridades” estudiantiles como entre ellos mismos.
Que los pisos del edificio impliquen físicamente un ascenso en la estructura social (debajo los freshmen, seguidos por los juniors y los seniors) es apenas uno de los detalles paródicos de una película que subvierte unos cuantos clichés del género con buen sentido del ritmo y unos diálogos ingeniosos y veloces, transmitidos por las voces de Jason Schwartzman, Lena Dunham y Susan Sarandon, entre otras figuras de renombre. El diseño de los dibujos y la animación misma están en las antípodas del hiperrealismo imperante, optando por un trazo sencillo e incluso grosero, aunque en muchas ocasiones Shaw cambia radicalmente de estilo, pasando de la imitación de una estética de comic a la abstracción psicodélica. Una más que interesante adición a esta Competencia, que ofreció así la posibilidad de apreciar en pantalla grande un tipo de animación que usualmente nunca llega a conocerse comercialmente en nuestro país.
El último de los films presentados en competencia ofreció una muestra destilada del cine de género, confirmando nuevamente que los australianos se toman muy en serio eso de llevar hasta el límite aquellos relatos que Hollywood ha recorrido en infinidad de ocasiones. Killing Ground comienza con la llegada de una joven pareja de vacaciones a un bosque alejado –con su playa, lago y lugar para acampar– mientras, en paralelo, entrelaza una serie de flashbacks que narran la mala fortuna sufrida por una familia tipo apenas unos días antes, en ese mismo lugar. Un ambiente agreste, dos villanos de manual, varios personajes en peligro: con esos elementos básicos, que en un primer momento recuerdan a El miedo está en nosotros, el realizador Damien Power crea una versión minimalista del thriller de supervivencia, con altas dosis de suspenso muy bien cocinado y una tendencia al sadismo que el mismo film se ocupa de atemperar con cierto recato visual, en particular a la hora de poner en pantalla los detalles más brutales del relato. Si bien no hay nada demasiado novedoso en Killing Ground (film no recomendable para padres de hijos pequeños), su regreso a fojas cero de un género excesivamente transitado vuelve a confirmar los placeres casi físicos que pueden proveer el miedo y la catarsis cinematográficas.
* Newton se exhibe mañana a las 20.15 en Village Caballito 7.
* My Entire High School Sinking Into the Sea va mañana a las 15.45 y 23 en Village Caballito 7.
* Killing Ground se exhibe mañana a las 20 en Village Recoleta 6.