El gobierno de Estados Unidos todavía no definió qué medidas adoptará con respecto a las millones de dosis de vacunas contra el coronavirus que tiene en stock y están a punto de vencerse.
Las vacunas que tienen una fecha de caducidad para las próximas semanas fueron producidas por las compañías farmacéuticas Pfizer y Moderna, aunque la gran mayoría son de Johnson & Johnson, según informó The Wall Street Journal.
El periódico estadounidense también señaló que la administración de Biden posee un margen de acción muy corto para tomar una decisión, por lo que es inevitable que numerosas dosis se terminen echando a perder.
En abril, el gobierno tuvo que suspender la campaña de vacunación de las dosis de Johnson & Johnson para evaluar un inusual riesgo de trombosis, lo que obligó a los distintos centros de salud a cancelar decenas de miles de turnos y a dejar las vacunas sin aplicar. En su lugar, ofrecieron las vacunas de Pfizer y Moderna.
Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se llegaron a aplicar alrededor del 50% de los 21,4 millones de dosis de Johnson & Johnson que fueron distribuidas a los centros de salud, al tiempo se aplicaron el 83% de las dosis de Moderna o de Pfizer.
Las dosis de Johnson & Johnson pueden permanecer refrigeradas durante tres meses; las de Pfizer vencen a los seis meses de su elaboración; y las de Moderna se pueden conservar congeladas hasta seis meses, y refrigeradas durante un mes.
Ante esta situación, el gobierno de Estados Unidos y las gestiones de los distintos estados están sufriendo varias dificultades para aplicar rápidamente las dosis que están por vencerse, así como también para exportarlas a tiempo a otros países.
Si bien los hospitales y departamentos de salud pública lanzaron promociones especiales para la aplicación de la Johnson & Johnson y también distribuyeron dosis a consultorios médicos, farmacias y otros estados, los efectos de estas medidas fueron limitados. Esto se debe, entre otras cuestiones, a que los demás estados también tienen dosis de Johnson & Johnson cerca de su vencimiento y a que se desaceleró la vacunación en general en todo el país.
En este sentido, la administración de Biden se enfrenta a “serios problemas legales y logísticos” porque tampoco existen suficientes estudios sobre la posibilidad de extender la vida útil de las vacunas, lo que luego implicaría la dificultad de recuperar y luego redistribuir las vacunas ya despachadas a los vacunatorios.
Estos mismos obstáculos aplican a la hora de pensar cómo exportar las dosis a los países que las necesiten, ya que existe la posibilidad de que no sean aplicadas a tiempo y que la aplicación de dosis vencidas genere riesgos en la salud.