La producción de libros registró en el primer trimestre una caída de 25 por ciento en relación al mismo período del año anterior, cuando los números del sector ya venían siendo flojos. En tanto, entre enero y marzo cayeron las novedades editoriales un 5 por ciento frente al primer trimestre de 2016. La baja general del consumo junto al recorte de los planes de cuotas sin interés explican la caída. “El impacto es fuerte como en cualquier industria creativa. Las editoriales están sufriendo”, explicó a este diario Diana Segovia, gerenta de la Cámara Argentina del Libro. En peor situación están las empresas gráficas, ya que el año pasado se liberó la importación de libros. Ante este panorama, las empresas de toda la cadena del libro reclamaron al Gobierno algún tipo de respuesta. Hasta ahora la única respuesta que recibieron de parte de la Secretaría de Comercio fue la posibilidad de vender en tres cuotas sin interés durante la vigencia de la feria del libro.
La situación del sector dominó la inauguración de la 43º Feria del Libro e incluso motivó un cruce entre Martín Gremmelspacher, presidente de la Fundación El Libro, integrada por las cámaras editoriales, y el ministro de Cultura, Pablo Avelluto. “El sector está en uno de sus momentos más delicados y recibiría un tiro de gracia de concretarse un proyecto oficial que busca gravar al libro argentino con un IVA del 19 por ciento”, planteó Gremmelspacher. “Conmigo no, Martín”, le respondió Avelluto, parafraseando a Beatriz Sarlo. “No hay ningún tiro de gracia. Este no es el peor momento de la industria editorial. Hemos pasado dictaduras e hiperinflaciones. Yo vi cómo en las crisis de los últimos veinte años el sector se las ingenió para salir adelante”, agregó el funcionario. Luego Gremmelspacher aclaró que “no fue la intención discutir con Avelluto”.
El año pasado se editaron en el país 62,6 millones de libros, una baja de 25 por ciento en relación a los 83,5 millones de 2015. El registro de 2016 representa el valor más bajo de la serie desde 2010, cuando fueron editados 60,1 millones de libros. El siguiente valor más bajo aparece en 2005, con 58,9 millones. Los datos fueron elaborados por la Agencia Argentina de ISBN y recopilados por la Cámara del Libro. Por el lado de las novedades, el año pasado la caída fue de 5 por ciento hasta los 27.700 títulos. Las autoridades de la entidad aseguran que en primer trimestre la tendencia de caída de producción del año pasado se mantuvo sin cambios y se profundizó la baja en las novedades editoriales. Además, en 2016 la cantidad de empresas editoriales que actúan en el mercado nacional se redujo de 341 a 208, un 18 por ciento.
“También en el caso de las ventas fue un trimestre difícil para las editoriales. El libro se considera que es un bien no indispensable, algo que quizás uno deja de comprar cuando tiene menos dinero. La baja de las ventas de las librerías es del 20 al 25 por ciento”, agregó Segovia.
El comercio exterior de libros es otro dato relevante para evaluar la situación del sector. El año pasado, las importaciones se ubicaron en 78,5 millones de dólares, un avance del 94,7 por ciento frente a 2015. El incremento adquiere especial gravedad en un contexto de reducción del mercado interno. Este tema afecta a las empresas del sector gráfico.
“Hay una grave crisis, con 2500 puestos de trabajo que se van a perder si esto no cambia”, dijo a este diario Juan Carlos Sacco, presidente de la Federación de Industrias Gráficas. El sector tuvo un fuerte impulso a partir de 2011, cuando las importaciones comenzaron a bajar en forma persistente. En ese momento, el Gobierno anterior comenzó a regular celosamente las importaciones. La compra de libros impresos en el extranjero se redujo desde los 117,3 millones de dólares en 2011 hasta 40,3 millones en 2015. El año pasado, el Gobierno de Mauricio Macri desreguló las importaciones. “Hasta 2010, sobre 100 millones de dólares que se vendían en libros, se importaban 80 millones y 20 millones se imprimían acá. Esa relación se invirtió desde ese momento, pero el año pasado volvimos a quedar abajo de los importados. Somos competitivos pero el importado no paga IVA y nosotros sí. Además, la importación de libro cuenta con arancel externo del cero por ciento. Los empresarios que apostaron e hicieron inversiones están mal”, agregó Sacco, quien destacó como positivo el plan de tres cuotas sin interés. “Subió mucho el precio del papel, también la tinta y la luz. Nosotros pagábamos 27 mil pesos por mes en enero/febrero de 2016 y la factura actual es de 180 mil pesos por mes, a pesar de que nos bajó el trabajo. Están cerrando talleres chicos, de 15 a 20 trabajadores y el promedio de capacidad ociosa es de 40 por ciento. Creemos que este año vamos a tener fuertes conflictos laborales en el sector”, señaló a PáginaI12 Eduardo Montes, trabajador de Cooperativa Gráfica Patricios.