“Hasta el año 2015 en Santa Cruz había de 12 a 14 equipos perforadores trabajando, ahora va a quedar uno solo”. Tras el paro de 24 horas de los trabajadores petroleros santacruceños a mediados de esta semana, reclamando que YPF desistiera de dar de baja definitivamente siete equipos de perforación (seis de ellos en Santa Cruz), la operadora de mayoría estatal confirmó su decisión. “Este es el resultado de la política nacional para el sector. Fue disminuyendo el precio sostén y colocó a la provincia en el estado actual, en el que prácticamente no hay ningún campo petrolero trabajando y amenaza con dejar sin trabajo a unos 800 operarios, sin posibilidad de reinsertarse en la economía local”, destacó Jaime Alvarez, titular del Instituto de Energía de Santa Cruz (IESC), en diálogo con PáginaI12. La definición que abre esta nota, respecto de la reducción de equipos perforadores en operación, también le pertenece.
El precio internacional del crudo, tras alcanzar un pico de 145 dólares en julio de 2008, se corrigió a la baja y se estabilizó en torno a los 100 dólares el barril entre 2011 y 2014. Pero a partir de mediados de ese año (el 31 de julio el WTI cotizaba a 98,17 dólares), entró en un tobogán descontrolado que redujo en casi un 60 por ciento su precio en menos de seis meses (alrededor de 44 dólares en enero de 2015). Su repunte no lo llevó mucho más allá de los 50 dólares actuales.
Para contrarrestar esta política errática, el gobierno nacional le había impuesto en 2013/14 un precio sostén al crudo producido internamente (se lo pasó a denominar “barril criollo”), que le garantizaba al operador de cada yacimiento un precio en torno a los 65 dólares por barril extraído, alentando así la continuidad de la producción. Entre 2012 y 2015, Argentina revirtió la curva descendente en la producción y perforación de pozos, coincidiendo con la post recuperación de YPF para el Estado y el cambio en la política nacional petrolera.
Esta política se mantuvo hasta diciembre de 2015, manteniendo el precio del barril criollo entre 60 y 70 dólares (de acuerdo a la cuenca y los costos atribuidos a cada una). Pero, desde el inicio de su gestión, el nuevo ministro de Energía, Juan José Aranguren, dejó en claro que su intención era acoplar el precio local al valor internacional y dejar de lado todo precio subsidiado o sostén.
“El barril criollo ya quedó prácticamente al precio internacional, en una franja de 50 a 55 dólares según la cuenca, y con una evolución dependiente del precio internacional”, explicó Alvarez a este diario. “En los yacimientos más maduros (más edad desde que iniciaron su producción), si los costos por barril son mayores porque el rendimiento es menor, ponerlos en producción o no va a depender del precio internacional”, señaló. La meta del autoabastecimiento quedó así enterrada.
“Esta es la política definida a nivel nacional, que privilegia las inversiones en Vaca Muerta (Neuquén) y deja a la deriva los yacimientos tradicionales, que van disminuyendo la producción. Ya comenzaron a declinar, la mira de los operadores va a estar enfocada en Vaca Muerta, donde logran un precio diferencial otorgado a Neuquén, y a provincias como Santa Cruz sólo la considerarían si se firma un acuerdo de flexibilización laboral como el que acordó (Guillermo) Pereyra (sindicato petrolero neuquino) con el gobernador (Omar Gutiérrez) y las petroleras”, apuntó.
En el marco de las luchas de esta semana, el gremio petrolero de Santa Cruz, que encabeza Claudio Vidal, advirtió que no firmaría ninguna entrega de condiciones de trabajo. Pero el argumento se le diluye bajo la presión de la desafectación de equipos de perforación y producción. El gobierno de Santa Cruz, liderado por Alicia Kirchner, también se ve empujado a entrar en un cono de sombras. Sin cobro de regalías, la paralización de la actividad provocaría en lo inmediato la pérdida de 800 empleos (entre directos y otros de servicios), que “no tendrían donde insertarse en la provincia”, señaló el experto del IESC.
De la paralización paulatina de los 12 a 14 equipos de perforación que operaban en la provincia hasta 2015, sólo volvería a ponerse en marcha uno, según las proyecciones del ingeniero Jaime Alvarez y conforme a las condiciones actuales. “Declina la producción de petróleo y la poca actividad que queda se va volcando al gas, que es más rentable. Si no hay perforaciones, los que siguen trabajando son los pozos maduros y con una extracción declinante. Esto explica la actual caída de la producción de petróleo, por lo cual aumenta la importación de crudo para las refinerías. Pero es probable que la caída también pase a los combustibles, por baja en la carga de petróleo para procesar, y haya necesidad de importar para abastecer el mercado interno”, advirtió.
Las cifras de marzo corroboran las previsiones del titular del Instituto de Energía provincial. Según el Indec, el volumen de petróleo procesado cayó este año entre 4,2 (comparando marzo contra igual mes del año pasado) y 4,4 por ciento (tomando el total del trimestre). Según la consultora de confianza del Ministerio de Hacienda, FIEL, la caída en la producción de combustible alcanza al 5 por ciento.