La fuerte suba del precio de las materias primas es presentada como un nuevo viento de cola para la economía argentina. El alza de los precios de la soja y el maíz están detrás de la mejora del saldo comercial que permite generar cierta estabilidad en el mercado de cambios. El ingreso de capitales especulativos y la mejora del mercado de acciones son síntomas de que los inversores esperan que se consolide la reactivación favorecida por el contexto internacional. 

Si bien el alza de las materias primas está detrás de la suba del precio interno de los alimentos que empuja la inflación hacia arriba y el poder de compra de la población hacia abajo, ese efecto distributivo regresivo no parece conmover a un mercado que valora más el saldo de divisas que la mesa de los argentinos. Aún así, el espaldarazo externo debe considerarse transitorio y hay que prepararse para su reversión en un plazo no demasiado extenso.

Por un lado, la suba del precio internacional de las materias primas está impulsada por dos cuestiones coyunturales. Por un lado, la recuperación de stocks de China que durará hasta que las autoridades de ese país decidan que se ha logrado ese objetivo. Por el otro, los movimientos de fondos financieros que ante la baja tasa de interés de los bonos estadounidenses y la crisis de la economía real producto de la pandemia, se volcaron a comprar futuros de materias primas. 

Un hecho similar se había producido en el marco de la crisis de 2008 generando un boom de precios que se pinchó a poco andar. Al respecto, la reciente suba de la inflación en Estados Unidos puede traer cambios en su política financiera. Si la Fed (la banca central estadounidense decide subir las tasas, muchos fondos venderán sus futuros de materias primas para pasarse a títulos del Tesoro, provocando una baja brusca en sus precios.

En cuanto al ingreso de capitales especulativos y el alza de la bolsa se vinculan con la expectativa de que el Gobierno pise el dólar hasta las elecciones para intentar contener la inflación y consolidar la reactivación de la economía. De esa manera, es previsible que acercándose el momento electoral muchos de quienes decidieron ingresar divisas para hacer inversiones locales tomen el camino inverso para prevenirse de una futura devaluación. Expectativa que puede amplificarse si es acompañada de un retroceso de los precios internacionales de las materias primas. De manera tal, que las tensiones cambiarias tendrían un pronto retorno.

Si el análisis presentado es correcto, la actual coyuntura debe ser tomada como una calma transitoria antes de que retorne la tormenta que viene azotando la economía argentina en los últimos años. Si se a utiliza para generar una reactivación de corto plazo basada en la recuperación del consumo en sectores altamente intensivos en insumos importados (electrónica, automotores, línea blanca) es probable que el barco se hunda al primer sacudón cambiario que anuncie el regreso de la tormenta.

@AndresAsiain