El Gobierno de Estados Unidos decidió comprar 500 millones de dosis al laboratorio Pfizer para donarlos a países que no pueden acceder a las vacunas contra el coronavirus. El camino que eligió para distribuirlas es a través del mecanismo Covax, respaldado por la Organización Mundial de la Salud. La entrega se haría en dos etapas, con 200 millones antes de fin de año y 300 a largo de 2021.
Más allá del enfoque que se le dio a la noticia en los principales medios, resaltando que las dosis son de Pfizer y que la Argentina no las recibirá, en este caso la marca de las vacunas no tiene nada que ver con los países elegidos para enviarlas.
Covax divide en dos categorías a los países participantes: los “autofinanciados” y los “financiados”. Los primeros pagan por las vacunas que recibirán y los segundos se benefician con la ayuda del Compromiso Anticipado del Mercado (CAM) que les financia la participación.
Los que reciben la ayuda son 92 países, y serán justamente ellos el punto de destino de las vacunas donadas por Estados Unidos.
Bolivia es el único país sudamericano que integra esa lista, y se le suman Nicaragua, Honduras, Haití y El Salvador entre los latinoamericanos.
Los países que pagan sus vacunas
En general, los países autofinanciados, incluida la Argentina, sustentaron sus planes de vacunación con acuerdos bilaterales directos con cada uno de los laboratorios productores. Una apuesta que resultó conveniente si se observa cómo avanza la inmunización en cada uno de esos países y el bajísimo cumplimiento de Covax con las cantidades comprometidas.
En este punto conviene recordar que la baja efectividad del mecanismo multilateral fue producto de la falta de entrega por parte de los productores de vacunas, que no cumplieron tampoco con sus compromisos bilaterales con las únicas excepciones de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.
Para asegurarse ese privilegio, Estados Unidos prohibió no solo la exportación de vacunas contra la Covid-19, sino también la de todos los insumos necesarios para producirlas en otros países, lo que provocó retrasos en todo el mundo, como el que sufrió el envasado en México del producto de AstraZeneca fabricado en Argentina.
La llegada de Joe Biden a la presidencia modificó mínimamente el escenario, pero el avance de la vacunación en Estados Unidos empieza a dejar disponible parte de su capacidad de producción. Por ello el nuevo presidente decidió empezar a competir con Rusia y China en el mercado de los países pobre y medianos, abandonados hasta ahora por las empresas norteamericanas.
La lista completa de los 92 países beneficiados
De bajos ingresos: Afganistán, Benín, Burkina Faso, Burundi, República Centroafricana, Chad, República Democrática del Congo, Eritrea, Etiopía, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Haití, Corea del Norte, Liberia, Madagascar, Malawi, Mali, Mozambique, Nepal, Níger, Ruanda, Sierra Leona, Somalia, Sudán del Sur, Siria, Tadjikistán, Tanzania, Togo, Uganda y Yemen.
De ingresos medio-bajos: Angola, Argelia, Bangladesh, Bután, Bolivia, Cabo Verde, Camboya, Camerún, Comoras, Congo, Costa de Marfil, Djibouti, Egipto, El Salvador, Ghana, Honduras, la India, Indonesia, Kenya, Kiribati, Kirguistán, Laos, Lesoto, Mauritania, Micronesia, Moldavia, Mongolia, Marruecos, Myanmar, Nicaragua, Nigeria, Paquistán, Papúa Nueva Guinea, Filipinas, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Islas Salomón, Sri Lanka, Sudán, Suazilandia, Timor Oriental, Túnez, Ucrania, Uzbekistán, Vanuatu, Vietnam, Cisjordania y Franja de Gaza, Zambia y Zimbabwe.
Otros países elegidos por la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial (AIF): Dominica, Fiji, Granada, Guyana, Kosovo, Maldivas, Islas Marshall, Samoa, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Tonga, Tuvalu.