La teoría ortodoxa postula la idea de que, aunque no excluyente, la inflación se debe fundamentalmente a la emisión monetaria para atender el déficit fiscal.
Siendo que ya no solo la literatura económica, sino innumerables evidencias empíricas, como los últimos dos años de Argentina, demuestran que la inflación no cede aun cuando el ritmo de emisión se reduzca.
Por ese motivo, en los últimos tiempos, economistas ortodoxos han señalado que para contabilizar la emisión monetaria local no solamente debe incluirse la monetización del déficit fiscal, sino también el monto en pesos que suman las Letras de Liquidez del Banco Central. Esto es, el denominada déficit cuasifiscal.
Puntualmente, para el caso argentino, en los cinco meses del año la emisión monetaria fue de 190 mil millones de pesos. Pero también se están ejecutando 100 mil millones de pesos en intereses mensuales sólo por las Letras de Liquidez (Leliq), que amplifica la emisión propiamente dicha.
Así, de acuerdo a la teoría neoliberal, es necesario sumar ambos ítems para registrar la real emisión monetaria. Es por eso que concluyen, algunos de los voceros del poder económico, que la economía argentina está en riesgo de hiperinflación.
El problema de este análisis es que falla en un aspecto increíblemente básico de su ciclo contable. Esto es así porque toman la cuasiemisión monetaria como parte de la emisión, pero omiten tomar los activos financieros del Banco Central a la hora de calcular el déficit cuasifiscal. Es decir, dan cuenta de un pasivo en Letras que supera los 3 billones de pesos, pero no toman en cuenta los activos en reservas y en títulos, que sumados exceden ampliamente ese monto.
Por esa razón el resultado del Banco Central es positivo. En otras palabras, el costo de las Letras está cubierto. En cifras, el Patrimonio Neto del Banco Central al 30 de diciembre de 2020 ascendía a 1377 millones de pesos elevándose a 1570 millones de pesos al cierre del 30 de abril de 2021.
Así la idea de comparar la actualidad con un escenario pre hiperinflacionario no tiene rigor técnico, más aun teniendo en cuenta que la emisión monetaria de 1989 creció en 6000 por ciento interanual, muy por encima del 62 por ciento de la última medición interanual correspondiente a 2020.
Además, en aquel momento la compensación a los bancos por el financiamiento se realizaba por encajes remunerados, que producían crecientes emisiones de dinero para compensarlos financieramente en forma permanente. En la actualidad, el Banco Central entrega Letras de Liquidez retirando circulante.
En resumen, las compensaciones de la década del '80 producían emisión monetaria. Las Letras de la actualidad producen contracción monetaria.
Por cierto, el riesgo de que se espiralice la inflación no está ausente en medio de una pandemia que hace imprevisible el corto plazo y con una grieta política que corroe las instituciones. Sin embargo, esa posibilidad no tiene hoy sustento técnico.
* Magíster en Economía (Flacso).
** Doctor en Economía (UNLAM).