Cada Nación se constituye en su identidad siempre híbrida y mestiza a partir de una poética consumada en una obra fundacional.
Lo griego no se entiende sin la Ilíada y la Odisea.
España ha sido mora y judía pero en su unificación siempre inestable fue determinante el Quijote.
En la Argentina el libro que organiza la trama identitaria es el Martín Fierro. Como el propio Borges lo indica en su eterno poema Los Gauchos, ellos habían olvidado de qué mares lejanos procedían sus antepasados y de quiénes fueron aquellos barcos. Pero sabían que no eran indios aunque la sangre india inflamara sus venas. Fierro mismo va a la frontera para encontrarse con ellos y para salvar a la cautiva blanca mata al indio que había antes destrozado con un cuchillo a su bebé.
Por otra parte nunca hubo una cultura prehispánica en Argentina, tal como se dio en los países latinoamericanos que recorrí de joven, hubiera sido imposible que tuvieran lugar Sor Juana o el Inca Garcilaso. El sincretismo entre España y las civilizaciones Inca o Azteca estuvo ausente.
El mismo Borges apunta que la denominada poesía gauchesca es un constructo literario, una ficción nunca hablada de esa forma en nuestros campos. Los Gauchos incluso en sus nombres Zoilo, Eusebio, y en los apellidos no digamos: Flores, Maidana, etc. revelan aquella procedencia ignota. Mestizos de un origen olvidado que procedía de los barcos y que no hablaban como deseaba Hernández en su obra magna.
Pero supongamos que se hizo una mala elección con Hernández y sea el Facundo el libro crucial (tesis de Borges), Facundo, mezcla de Tigre y mujer, Quiroga era muchas cosas pero no precisamente indio.
Siendo nieto de una India guaraní (mi padre formoseño hablaba correctamente el guaraní) no necesito que se me enrostre ahora la campaña del Desierto y el cruel genocidio realizado por los argentinos con los pueblos originarios. Pueblos infinitamente más vulnerables que el mundo Inca o Azteca.
Todas la naciones son hijas de las masacres y la sangre, solo discuto una encrucijada cultural. Nuestros líderes nacionales y populares no construyeron las identidades populares sobre las tradiciones indias, el propio General Perón firmaba con el seudónimo de Descartes, sus sentencias a veces se asemejaban al Martín Fierro y sus citas en la Comunidad Organizada desembocan en Spinoza.
Y el acento de Belgrano y San Martín (formados en la Academia española) ¿cuál era?
¿Y las piezas oratorias de la gran Eva no era un ejemplo meridiano de una gran retórica en castellano?
El mestizaje argentino híbrido y diverso es impensable sin los barcos.
Racismo sería anular esto escamoteando la historia. Nuestro amor por los pueblos originarios no es amar lo idéntico sino lo heterogéneo y el legado de una nación se realiza con eso.
Pero esto no cancela la lejanía, la excentricidad, la amalgama, el cruce y la mezcla constitutiva que llegó con los Barcos.