El pensamiento económico de Manuel Belgrano fue poco seguido cuando no tergiversado. Desde la corriente hegemónica u oficial se lo considera como un seguidor del pensamiento fisiócrata y del liberalismo de Adam Smith, entre otros autores europeos de la época. En realidad abordó una gran variedad de problemas económicos que la historia oficial oculta, ya que la prédica de protección de la industria nacional de Belgrano no es coincidente con las clases dominantes que siempre soñaron con la Argentina “granero del mundo” o “supermercado del mundo” en su última versión
En su doctrina económica identifica a la agricultura como fuente de generación de riquezas, pero el destino de ésta no debía ser exportar materias primas sin agregarles valor. La economía debía basarse en un desarrollo armónico y éste requería de la interacción de los tres ejes estratégicos clave Agricultura-Industria-Comercio, en el que existe una secuencia lógica que respeta el proceso de extracción de recursos de la naturaleza, su transformación agregando valor mediante el trabajo y su posterior comercialización.
Sostenía que la articulación de este trinomio genera la riqueza y felicidad de los países, dando un rol protagónico a la industria: “Ni la agricultura ni el comercio serían, casi en ningún caso, suficientes para establecer la felicidad de un pueblo si no entrase a su socorro la oficiosa industria”, sostenía.
Estas ideas eran un desafío a los intereses de Inglaterra, cuya estrategia de crecimiento de basó en periferias exportadoras de materias primas y una Gran Bretaña industrial exportadora hegemonizando el planeta. También eran un desafío a los comerciantes Buenos Aires que gozaban de un rentismo muy cómodo en esa situación y por lo tanto eran aliados de la corona británica.
Proteccionismo
Belgrano presenta una posición proteccionista proponiendo evitar la importación de mercancías:
* “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño es conseguir, no sólo el darles nueva forma, sino en atraer las del Extranjero, para ejecutar lo mismo y después vendérselas”.
* “La importación de mercancías que impide el consumo de las del país, o que perjudican al progreso de sus manufacturas y de su cultivo lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación”.
La industria debía ser alentada y guiada por el gobierno. Él sostenía que estaba en “la cuna” para la cual había que hacer política industrial. Dice: “(...) tomar otras medidas para llevarlas por la senda recta y no dejarlas caminar al antojo y capricho, sin principio ni regla fija”. Creía conveniente la intervención del Estado en la economía.
Un elemento a destacar es la diferenciación que marca Belgrano respecto a la teoría del comercio internacional de David Ricardo, que en consonancia con el interés de la Corona Británica publica sus Principios de Economía Política y Tributación, con el cual se pretendió sumar a los países según una división internacional del trabajo basada en el libre comercio: aquel país que tenía supremacía industrial mejoraría su potencial, mientras que el resto de los países quedarían condenados a ser proveedores de materias primas.
Es interesante ya que la tesis de Belgrano se publica en 1810 y la principal obra de Ricardo es de 1817. Esta discusión es un cabal ejemplo de que las teorías económicas muchas veces no son razonamientos puros sino que tienen que ver con la defensa de intereses. Desde el abordaje teórico puede decirse que mientras Ricardo analizaba la producción a intercambiar en base a horas de trabajo humano, Belgrano veía estos intercambios desde en bases a la circulación monetaria entre países, sus tipos de cambio, tasas de interés y como afectaba esta última en el nivel de actividad.
Cuando dos países comercian, el país que vende tiene una entrada de dinero que repercute que en la tasa de interés, la cual termina determinando el nivel de actividad del país. Desde este razonamiento, un país que tiene una posición superavitaria del comercio exterior tendrá más dinero y su tasa de interés descenderá, lo que favorece la inversión productiva. En cambio, un país que tiene déficit en los intercambios comerciales tendrá menos dinero y su tasa de interés subirá, desalentando de esa forma la inversión productiva. Se generaba así un inventivo a que los países más desarrollados aumenten sus niveles de desarrollo mientras los países más pobres perpetuaban su situación.
Pionero
Belgrano rechazaba la idea de que el Estado tomara deuda externa y lo hizo con estas palabras textuales: “El grueso interés del dinero convida a los extranjeros a hacer pasar el suyo para venir a ser acreedores del Estado. No nos detengamos sobre la preocupación pueril, que mira la arribada de este dinero como una ventaja: ya se ha referido algo tratando de la circulación del dinero. Los rivales de un pueblo no tienen medio más cierto de arruinar su comercio, que el tomar interés en sus deudas públicas”.
Fue el pionero en considerar al trabajo como principal generador de valor y como actividad que dignifica al ser humano. En ese marco identificó algunos inconvenientes que conspiraban contra el buen desempeño de los agricultores: bajo salario, precariedad de la vivienda, falta de instrumentos adecuados, pero el principal de ellos era la carencia de propiedad de las tierras, ya que ese era “el mal de donde provenían todas las infelicidades y miserias”.
La falta de propiedad de la tierra por parte de quien la trabajaba era uno de los principales desincentivos a la productividad, generaba la aversión a toda labor, porque el que no podía considerar suya la tierra que trabajaba y estaba expuesto a perder lo que tenía, no contaba con ningún aliciente.
En este sentido, es de los primeros en proponer una verdadera reforma agraria basada en la expropiación de las tierras en desuso para entregarlas a los agricultores sin tierra. Consideraba clave motivar con premios y buenos salarios a los trabajadores y, a la vez, capacitarlos en el quehacer rural. Veía al gaucho como trabajador y como consumidor al mismo tiempo, anticipando la importancia del consumo como dinamizador de la demanda, teoría luego desarrollada por Keynes.
Desarrollo
Belgrano consideraba a la educación como un elemento central para el desarrollo tanto económico como social. Entendía clave a la educación en la formación para el trabajo y es pionero en proponer que la educación sea pública, gratuita, obligatoria y para mujeres y varones.
Pudo crear escuelas de dibujo técnico, matemática y de náutica, y propuso la creación de otras, entre ellas la de agricultura. Había tomado clara conciencia de la importancia de fomentar la educación y capacitar al pueblo para que aprenda ciencias, técnicas, arte y oficios y puedan aplicarlos al desarrollo nacional.
Las bases del ideario de Belgrano son la defensa de la industria nacional, la educación pública y gratuita para mujeres y hombres en igualdad de condiciones y vinculada el sistema productivo y la generación de empleo, la centralidad del trabajo como creador de valor, la crítica al librecambio y al endeudamiento, un conjunto de valores que lo convierten en un revolucionario para la época, que soñaba con un país próspero, justo y soberano.
* Docente de la Universidad Nacional de Quilmes y de la UBA.